COLUMNISTAS
EL CONFUSO ESCENARIO POST KIRCHNER

Sólo faltaba la Banelco

De la confusión generalizada por la muerte del ex presidente se pasó a un escándalo que complica todas las internas partidarias.

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El terremoto político por la muerte de Néstor Kirchner continuó con escandalosos remezones que impactaron tan fuerte en el Gobierno como en la oposición. El hedor nauseabundo, que surgió de las sagradas bancas donde el pueblo delibera a través de sus representantes, contaminó a casi todos los bloques y aceleró el proceso de atomización que se estaba incubando hace tiempo. La sola reaparición de una palabra tan nefasta como “Banelco” y las fuertes sospechas de corrupción colocan en jaque a ciertos liderazgos y obligan a barajar y dar de nuevo respecto de posibles acuerdos electorales para 2011.

El Gobierno desnudó su metodología rudimentaria de toma y daca y billetera generosa y sus dos ministros más importantes quedaron bajo la lupa: Aníbal Fernández, como mariscal de la derrota parlamentaria y por haber sido aludido con nombre y apellido por Elisa Carrió, y Julio De Vido, como dueño de la caja. Ya se sabe que para que una coima se concrete siempre se necesitan dos partes, el que paga y el que cobra.

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El radicalismo, que fue acusado de realizar maniobras oscuras en su relación con el oficialismo (“la gran Jaroslavsky” o “el Pacto de Olivos II”), dinamitó para siempre su relación con Elisa Carrió como respuesta a sus “mentiras infames y difamatorias”, según calificó Ernesto Sanz.

La Coalición Cívica recibió fuego cruzado y quedó a las puertas de consolidar un camino de aislamiento y soledad electoral que, a lo sumo, puede aspirar a minar las posibilidades de triunfo de la fórmula socialdemócrata que hoy parece consolidarse: Alfonsín-Binner.

El macrismo también quedó en el centro de las miradas porque el propio Federico Pinedo puso en juego la jefatura de su bloque cuando reconoció que “hubo ausencias muy difíciles de explicar”. El pase de facturas puertas adentro de PRO fue de una ferocidad inédita y puede terminar con algunos portazos o borocoteadas en los próximos días.

El rompecabezas del Peronismo Federal quedó con sus fichas desparramadas porque también quedó envuelto en las sospechas del debate parlamentario por el presupuesto y porque la huida hacia adelante de Carlos Reutemann los dejó colgados del pincel.

La política perdió cohesión, tanto entre los que apoyan como entre los que critican al Gobierno, y eso abre las puertas para nuevos reagrupamientos alrededor de nombres que encarnen proyectos a un año vista.

La presidenta Cristina Fernández, desde Seúl, tomó nota de la estructuración del “kirchnerismo auténtico”. Así se ven los dirigentes de “La Corriente”. Con Jorge Taiana, Agustín Rossi y Daniel Filmus tienen tres caras digeribles para las clases medias menos peronistas y con el Movimiento Evita, de Emilio Pérsico, y el Frente Transversal, de Edgardo Depetri, se aseguran militancia territorial y poder de movilización. El regreso del ex canciller Jorge Taiana, después del enojoso cruce que tuvo con CFK, demuestra que está dispuesto a jugar en las ligas mayores, tal vez como vice de Daniel Scioli en 2011. Este conglomerado de conducción colegiada aspira a ser un pilar de la reelección de Cristina, pero su estrategia va mucho más allá de una candidatura. Se han impuesto como “misión” preservar de todo desvío liberal el legado ideológico de Néstor Kirchner. Apoyan a Hugo Moyano y a Scioli, pero no pondrían las manos en el fuego por ellos y mucho menos por los recién llegados al “campo popular”, como Amado Boudou. Temen que el camionero patee el tablero y acuse al Gobierno si la Justicia avanza (parece que lo está haciendo) en la investigación de la mafia de los medicamentos. Le llaman “síndrome Zanola”. Nadie envidia el presente carcelario del otrora poderoso jefe de los bancarios. En el caso de Scioli, La Corriente respeta la buena imagen que tiene, pero desconfía de sus convicciones doctrinarias. Saben que fue leal a Menem, Duhalde y Kirchner, pero que sus aspiraciones lo convierten en un potencial socio de “enemigos de derecha”, como Francisco de Narváez, Mauricio Macri o Carlos Reutemann. Por eso quieren custodiarlo de cerca y hacerle marca hombre a hombre. No es casual que Martín Sabbatella, aliado natural de La Corriente, haya dicho que Scioli está haciendo una mala gestión y que está “a la derecha de Mauricio Macri”.

La centroderecha, que tiene como referentes continentales a Sebastián Piñera (presidente de Chile), Alan García (de Perú) y Juan Manuel Santos (de Colombia), siente que es la que derrotó electoralmente a Néstor Kirchner en 2009 y puede repetir con Cristina en 2011. Por eso, Macri fue el primer político que pudo hablar un par de minutos con Carlos Reutemann y Francisco de Narváez, el que mas rápido salió a respaldar su alejamiento de lo que ellos definen como “un peronismo del pasado cuyo único motor era la confrontación con Kirchner”. Hay varias coincidencias objetivas entre los tres. Creen que su principal adversaria será Cristina, si decide encabezar la boleta, y que sus aliados están dentro del peronismo no K y entre el electorado independiente. Respetan la condición de piloto de tormentas que evidenció Eduardo Duhalde en 2001, pero no aceptan ir a la cola de su proyecto político. Lo ven como un aliado al que van a intentar convencer para que apoye un proceso de renovación. Es lo mismo que le pedirán a Felipe Solá o a los hermanos Rodríguez Saá. Una suerte de “unión pro peronista federal” que muestre dirigentes bien vistos en las encuestas y proponga planes superadores. Hablan de más gestión y eficiencia en el Estado, de no volver a las recetas neoliberales, sino a beber en cierto desarrollismo social y a bajar los decibeles de la crispación social desideologizando el discurso y rescatando la prudencia y el diálogo. Tienen un concepto marketinero en la cabeza: “No queremos ser opositores, sino propositores”.

Macri habló por teléfono con Reutemann desde el autódromo donde inauguró un centro médico de atención a los pilotos. Estaba acompañado por Jose Froilán González y Juan María Traverso y hasta coincidieron en pelear para que la Argentina recupere la fecha de Fórmula Uno que tuvo en su momento. Colaboradores de De Narváez dicen que Lole no dudaría a quién apoyar si los candidatos fueran Cristina, Alfonsín, Pino y Macri. Pero Reutemann quiere dejar pasar el verano con más silencio y observación todavía. Sólo está dispuesto a acompañar y no quiere liderar nada. Dice que ya dio todo en política. Tiene un ánimo de revancha comarcal: quiere derrotar al socialismo en Santa Fe y punto. No tiene un diagnóstico certero de cómo se va a comportar el Gobierno de ahora en más. Nadie lo tiene ahora, en medio de los escándalos.