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Tecnologías del yo

06-11-2021-logo-perfil
. | Cedoc Perfil

Es notable el escaso impacto que la noción de “tecnologías del yo”, acuñada por Michel Foucault, ha tenido entre las disciplinas asociadas con la puericultura y más, en general, con la infancia. Por supuesto, ese desdén se explica porque esa noción denuncia los obstaculos que las disciplinas (medicina, pedagogía, religión) ponen a la emancipación del self. Las tecnologías del yo “permiten a los individuos efectuar, por cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto número de operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos, conducta, o cualquier forma de ser, obteniendo así una transformación de sí mismos con el fin de alcanzar cierto estado de felicidad, pureza, sabiduría o inmortalidad”. 

Es verdad que Foucault no analiza sistemáticamente la infancia, pero su teoría da por supuesto que el proceso de formación del self está ya capturado desde el comienzo por las disciplinas: “El poder de los hombres sobre las mujeres, de los adultos sobre los niños, de una clase sobre otra, o de una burocracia sobre una población supone cierta forma de racionalidad, y no de violencia instrumental”.

Hoy vivimos una etapa de transformación radical de las tecnologías del yo porque prácticamente no hay vida que no esté puesta al servicio del registro (fotográfico y vieográfico). Una vida sin registro, parecería, es una vida que no merece ser vivida. La realidad ha sido reemplazada por el reality, con sus imperativos sobre el yo.

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Véase este pequeño drama del último episodio del reality de mi nieta de cuatro años (que me mandaron ayer). Ella está guardando un trípode y un control remoto en una bolsita de terciopelo negro y dice: “No me agarra el wifi tan rápido”. Su padre le pregunta, esperando desestabilizar el hilo de su pensamiento: “¿Y para qué querés agarrar el wifi?”. Mi nieta (de cuatro años) le contesta: “Para que la música sone”.

El padre, y nosotros con él, dice sencillamente “Ahá”.