Barack Obama, el senador por Illinois, hace campaña en el estado de Texas confiado en el buen momento que atraviesa. Si puede ganar las primarias que aquí se desarrollarán el próximo martes, será el que se quedará con la nominación del Partido Demócrata para la presidencia de Estados Unidos. La llave que puede abrir la victoria de Obama está en el voto latino de los ciudadanos de Texas.
El senador Obama ha tenido un gran febrero. Le ha ganado a la senadora Hillary Clinton de Nueva York en las últimas once primarias. Ha ganado las primarias en 23 estados y en la capital del país: Washington. Mientras que la ex primera dama ha ganado en diez estados, Obama tiene ahora la delantera en la suma de delegados que votarán por él en la Convención del Partido Demócrata en Denver, Colorado, en agosto.
Un triunfo en Texas será una segura nominación para Obama. Las autoridades demócratas podrán concluir que Obama será capaz de derrotar al candidato del Partido Republicano, el senador John McCain, en la elección presidencial de noviembre.
El proceso de nominación ha sido excitante para los demócratas y también para Estados Unidos. Barack Obama y Hillary Clinton son candidatos históricos: por primera vez en la historia de este país, un afroamericano o una mujer tendrán verdaderas posibilidades de convertirse en presidente de los Estados Unidos.
Obama y Clinton tienen opiniones similares en la mayoría de los temas. Ambos quieren el fin de la ocupación de Irak y además quieren mejorar el sistema de salud que existe en Estados Unidos.
En la campaña, la senadora Clinton, que tiene 60 años, ha exacerbado su experiencia como legisladora y también como primera dama que colaboró con su esposo, el ex presidente Bill Clinton, durante su gobierno entre 1993-2001.
Mientras que el joven senador Obama –tiene 46 años– ha hecho foco en su energía para cambiar el sistema político de los Estados Unidos.
Su eslogan de “Sí, se puede” capturó el espíritu de los votantes.
Obama ha ganado el voto de los jóvenes, los hombres, los profesionales y los afroamericanos. En tanto que Clinton ha tenido el apoyo de los votantes mayores, las mujeres, los trabajadores y los hispanos. Clinton ganó en California, Arizona, Nuevo Mexico y Nevada. Son estados con una gran proporción de latinos.
En Texas, el 36 por ciento de los residentes son hispanos, y la mayoría, oriundos de México.
Mientras que en las primarias demócratas de Texas aproximadamente el 40 por ciento de los votantes es latino, otro 25 por ciento es afroamericano, y cerca del 55 por ciento es mujer.
En Estados Unidos, las mujeres tienden a votar por los demócratas y los hombres por los republicanos. En Texas, el Partido Demócrata es un partido de mujeres, afroamericanos y latinos.
Para que el senador Obama gane en Texas, deberá hacer varias cosas: tendrá que continuar sumando más del 90 por ciento del voto de los afroamericanos, deberá ganar la mayoría de los no hispanos, y también deberá lograr el apoyo de los latinos.
La senadora Clinton ganará más del 50 por ciento del voto latino, porque aquí aman al ex presidente Clinton y a su esposa.
Los hispanos creen que Bill y Hillary Clinton entienden la contribución que esta comunidad ha hecho a la sociedad estadounidense.
Para ganar Texas, Obama necesita ganar más del 42 por ciento del voto latino.
Si él gana una proporción de ese voto, combinado con el voto que logrará de los angloamericanos y de la comunidad afroamericana, podrá triunfar y conseguir la nominación.
Obama ha realizado muchos avisos en español en la televisión de Texas. Ha hecho campaña en ciudades latinas como El Paso y San Antonio, y también recorrió el Valle del Río Grande, donde el 95 por ciento de la población es oriunda de México.
Obama espera que su eslogan “Sí, se puede” también funcione entre los latinos menores de 40 años. Si lo logra, será el candidato demócrata y, en enero de 2009, Estados Unidos podría tener su primer presidente afroamericano.
*Profesor de Historia de la Universidad
de Texas, en Dallas.