A una a veces le dan ganas de aceptar alguna de esas pavadas que se repiten y se repiten hasta que pierden el status de pavada y pasan a ser “sabiduría popular”. Pura comodidad, me parece: ganas de no pensar. Por ejemplo eso de que todo tiempo pasado fue mejor. Macanas. A menos que pensemos en pestes y en guerras, ningún tiempo es mejor ni peor: todos tienen sus cosas buenas y sus cosas malas y es que una tiende a recordar las buenas. Acuérdese si no de cómo nos divertíamos hace tiempo allá en Grecia.
Esa era la parte buena. La parte mala era que podíamos porque éramos hombres libres, pero las mujeres, los extranjeros y los esclavos, minga que se divertían: la pasaban muy mal. Nosotros no. Era muy emocionante saber que estábamos poniendo la piedra fundamental de Occidente, ¿no le parece? Seguro que sí. Había hombres sabios y académicos y peripatéticos y autores de tragedias y poetas y buenos vinos y cielos azules. Y nos divertíamos una barbaridad: íbamos al ágora y discutíamos y todos y cada cual podíamos dar nuestra opinión y pelear no con armas sino con discursos y epítetos y epigramas y adjetivos hasta que alguien terminaba vencedor y el vencido convencido. Los gobernantes temblaban: sabían que si metían la pata les íbamos a caer encima. ¿Ve? Ahí hay una de las cosas buenas del tiempo pasado: el poder del hombre común, el hombre que sabía que con sus palabras estaba ayudando a gobernar su patria. El que no dudaba de que los culpables tanto como los inocentes, iban a tener su merecido: la sórdida gayola, perdón, el tétrico calabozo los culpables; los honores del mérito los inocentes; el reconocimiento público los que algo habían hecho por el pueblo de Grecia. Sin contar que estos muchachos talentosos, un tal Sófocles en la tragedia, un tal Aristófanes en la comedia, los iban a ridiculizar o a inmortalizar en sus obras sin que nadie los molestara y mucho menos los persiguiera por eso. Recordando eso me da por pensar que sí, que todo tiempo pasado fue mejor. Sí, nos divertíamos. Y sabíamos que íbamos a pasar a la historia, nosotros, los fundadores de la democracia.