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Un adiós para soñar con Qatar

En el último partido en el país antes del mundial, la selección goleó a Venezuela y encendió a una bombonera que la despidió con una ovación.

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Messi. El partido de anoche tal vez sea el último que Leo juegue en la Argentina con la Selección. Se despidió con un gol. | NA

Muchas personas no lo advirtieron –o no lo quisieron advertir, porque el mecanismo de negación a veces sirve para estas cuestiones– pero el de anoche pudo haber sido el último partido de Lionel Messi en suelo argentino con la Selección. Quizás. Tal vez. Probablemente. 

¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? La despedida del equipo de Scaloni tenía esa letra chica, que quedará en un interrogante volátil que ni Messi ni nadie podrá responder.

Nadie lo puede responder porque está supeditado a resultados que nadie conoce. Habrá que ver qué pasa en Qatar, qué pasa con Messi, su ánimo, sus ganas, su físico, habrá que ver qué pasa con el Paris Saint Germain y qué pasa con Scaloni. Elucubrar ahora no tiene mucho sentido, aunque el dato es empírico: no hay certezas de que el mejor jugador de estas décadas vuelva a brillar en un campo de juego de nuestro país con la camiseta albiceleste. De las dos ventanas que quedan de aquí al Mundial, una ya está reservada para enfrentar a Italia, campeona de Europa pero recientemente eliminada por Macedonia del Norte, y en la otra, que sería en septiembre, el cuerpo técnico pretende enfrentar a selecciones mundialistas, probablemente fuera de casa.    

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Entonces quedó esta despedida en la Bombonera, que salió bien. No solo por el resultado, que importaba pero no cambiaba nada, sino por el rendimiento de algunos jugadores y por destellos en el frente de ataque, con Messi siempre como un imán entre sus compañeros.

Salió bien, también, porque jugaron varios suplentes que se acoplaron al esquema ofensivo que propone Scaloni: Mac Allister, Joaquín Correa, Nico González o Angelito Correa. Y salió bien porque la hinchada en la Bombonera celebró y saludó a viejos ídolos como Angelito Di María, autor de un golazo con su sello –diagonal, velocidad y definición pinchándola– y un centro-pase a Messi, que hasta pifiandole convirtió. Ese encuentro entre la vieja guardia (Messi- Di María) acaso fue una reivindicación de todo un recorrido que ya lleva una década y media, y que tiene en este tramo final su versión más feliz.     

Antes de eso, que fue en el segundo tiempo, Nico González había marcado el primer gol de la noche luego de que Mac Allister limpió una jugada y De Paul diera una asistencia precisa (y que repitió, de otro modo, en el tercero, cuando se la dio a Angelito desde atrás de mitad de cancha). 

Di María entró en el segundo tiempo y resolvió todo. Le dio frescura al equipo, además de la velocidad y el gol que estuvieron a la vista de cualquiera. Su entrada también sirvió para darle un marco de celebración a esta Selección, que el público dedicara cantitos exclusivos y se ilusionara con que Qatar sea una tierra de consagración.

 

Pekerman: ovación y homenaje

La salida de José Pekerman al campo de juego de la Bombonera provocó una ovación desde los cuatro laterales del estadio. El ex entrenador de la Selección, ahora como DT de Venezuela, también recibió una plaqueta de manos de Chiqui Tapia, presidente de la AFA. El recuerdo que dejó Pekerman en el ámbito de la celeste y blanca es el mejor. Leo Messi, por ejemplo, dejó de precalentar para ir a saludarlo. Lo mismo hizo Ángel Di María.

“Siempre le estaremos agradecidos por todo lo que nos enseñó. Nosotros tratamos que no haya diferencias entre la Selección mayor y las juveniles. Ese fue un legado que nos dejó José”, reconoció Lionel Scaloni en la conferencia de prensa del jueves.

La huella de Pekerman la dejaron pocos entrenadores que hayan pasado por la Selección. No solo en el combinado mayor, donde estuvo al frente en el Mundial de Alemania 2006, sino en las categorías juveniles, donde construyó un legado y marcó el camino de la formación.