Caaman: Me encantó el final de The Outsider. Es como dice The Dutch, siempre la humanidad de los personajes ante todo.
The Dutch: La excusa del Cuco para contar esos afectos y vínculos.
Caaman: Aparte, el capítulo final tiene una inversión que es una declaración de principios: empieza con el clímax y después tenés media hora de burocracia, realidad y sentimientos humanos. No sé de quién sera la frase “Un outsider reconoce a otro outsider”, si de King o de Price, pero es muy buena. Y al final todos poniéndose de acuerdo para limpiar el nombre de Terry Maitland, ¡qué belleza!
Kaspar: En el libro de King, el hijo del detective no está muerto, está en un campamento. Es mejor dramáticamente que esté muerto. Esa decisión es de Price, el guionista. También me gusta que no termine, que se diluya la serie. El Cuco es lo que sienten los grandes. El Hombre de la Bolsa crece con vos si no tomás decisiones espirituales para pararlo. Y también me importa un carajo que el final de una serie me guste. Me quedo con los grandes momentos. Como en Lost. Si solo pienso en cómo fue el final, ninguna vida sirve para nada. Las religiones sustitutivas son las que vacían el mundo de misterio. Una religión potente es la que hace que el mundo siga siendo un lugar oscuro y misterioso. A ese lado se pasa el detective triste que representa Ben Mendelsohn de manera genial.
The Dutch: Las conversaciones en los autos son notables. Hay que tener un productor muy groso para que banque a muerte el proyecto y que acepte esos diálogos de veinte minutos entre las escenas de acción.
Caaman: En el capítulo 1 rompen la linealidad del tiempo como no vi nunca en otra serie.
Kaspar: Algunos personajes parecen ecritos por Tolstoi. Hay escritores que se contagian como un virus: Karl Ove Knausgard, por ejemplo. Pero después su influencia es controlada. Hay otros que ejercen magisterio durante un siglo y desaparecen tres. Y después está Tolstoi, que parece ser inmortal, como Drácula.