COLUMNISTAS
fernandez-fernandez

Una guiñada circular

imagen default
| Cedoc

Las agendas de campaña no suelen presentar cimbronazos durante los fines de semana. Las novedades tienen que ver con giras, declaraciones o entrevistas a candidatos. Los anuncios importantes se realizan en días laborables, buscando ganar espacio en medios tradicionales y digitales, aunque la disrupción posee un valor fundamental en cualquier contienda.

“La sorpresa es un principio de la conducción (…), es el factor que nos permite sacar ventaja de un momento de inacción que el adversario tiene frente a la propia conducción por no haber previsto un incidente que va a producirse. Para obtener la sorpresa, no es necesario que el adversario no conozca nada hasta que se produzca la decisión. No: es suficiente que, cuando él la conozca, ya no esté en tiempo de reaccionar convenientemente y neutralizar la acción de esa sorpresa… Es mediante la sorpresa que uno, muchas veces, desarma totalmente al adversario político”. Estas palabras de Juan Domingo Perón en Conducción política, de 1951, nos permiten responder algunos de los interrogantes acerca del momento y la circunstancia del anuncio de CFK en relación con Alberto Fernández.

En una situación de grave crisis económica, de dificultad para contener la inflación y de cifras de pobreza alarmantes, el oficialismo inició la semana lanzando la consigna “Defensores del cambio”, una estrategia que busca posicionar al Gobierno atento y trabajando por salir adelante, brindando obras de infraestructura pese a no poder cumplir con las metas económicas. Sin embargo, quien ahora se apodera del concepto “cambio” es CFK, presentando una opción novedosa a la cabeza de la fórmula presidencial. La noticia de su renuncia a la candidatura presidencial disparó inmediatamente reacciones en propios y extraños. La posibilidad de que resolviera no comparecer se manejó en diferentes análisis. Pero en las especulaciones sobre su renuncia nunca estuvo prevista su participación como integrante de la fórmula.

Las discrepancias entre CFK y el ex jefe de Gabinete fueron muy notorias, con múltiples acusaciones en diferentes medios. Sin embargo, tal como la propia Cristina se encarga de aclarar en su video de presentación de la candidatura de Fernández, fueron superadas en presunto beneficio de la población. Su jugada de hacerse a un lado –pero no tanto– permite ensayar algunas explicaciones políticas. Primero, pretende dejar de lado el interés personal en beneficio del bien común, ya que varias encuestas la posicionan como triunfadora en octubre: hacerse a un lado es funcional a su discurso de “primero la Patria”.

Consciente de que su figura genera amores intensos y profundas divisiones, su salida del principal foco de atención les permite cerrar la oferta a los votantes por izquierda, al no retirarse de la fórmula, colocando una figura como la de Alberto Fernández a la cabeza, así como acercarse a votantes de centro y centroderecha que hoy son más afines a una candidatura como la de Macri o del llamado “peronismo racional”.

La designación de Fernández amplía el rango de alcance del espacio no oficialista hacia la derecha, en una muy buena aplicación del teorema del votante mediano, de cara a un probable escenario de ballottage. Aquí también aparece un claro mensaje para los sectores agrupados en Alternativa Federal, una invitación directa a integrar un amplio espacio opositor al Gobierno. Haber dejado vacante la nominación del candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires sembró suspicacias en torno a una probable incorporación de Sergio Massa, con quien Alberto Fernández tiene una buena relación.

Por ahora, esta nominación ha sido efectista. Algunos acontecimientos de estos días, como la convención de la UCR, la presentación judicial de Cristina y las mediciones de las encuestadoras con la fórmula de los Fernández ya incorporada permitirán ver si, de verdad, esta ha sido una jugada efectiva.

*Sociólogo y consultor político.