Las conferencias de prensa de esta semana dieron algunas pistas respecto del intento de la política de revertir una macroeconomía que en un contexto de escasez de dólares tiende a estancarse vis a vis una corrida contra el BCRA que en la última semana se llevó más de US$ 600 millones.
Si bien no se anunciaron medidas concretas que amortigüen la caída en las reservas y se hizo especial hincapié en que no va a haber “anuncios grandilocuentes que afecten la vida de los argentinos”, se esbozaron algunas líneas de acción que apuntan a una corrección gradual de precios relativos para dar competitividad a las economías regionales (baja de retenciones y/o aumento de reembolsos), financiándolas con una baja de subsidios (aumento de tarifas segmentado mediante).
Se mencionó que las reservas del BCRA no están para financiar bienes suntuarios y que éstos deberán costar más caros; de hecho, el mismo viernes se envió al Congreso un proyecto para subir los impuestos. También se subrayó la necesidad de manejar una política cambiaria con un único tipo de cambio con flotación administrada, por lo que luce que el mecanismo para controlar la corrida al turismo va a ser un mayor desdoblamiento fiscal, o directamente cupos, y no un desdoblamiento formal.
Las tres medidas mencionadas tienen un impacto directo sobre la tasa de inflación, que sólo podrían verse amortiguadas en el margen si se avanza en la “consistencia entre la política cambiaria, monetaria y fiscal” que explicitó el jefe de Gabinete como objetivo de la política, y se logra sostener las paritarias en los niveles actuales para lo cual ya se anticipó un primer ensayo de convocatoria informal a las centrales empresarias y de trabajadores. Pero esto significa necesariamente tasas de interés más altas y más en línea con el ritmo de devaluación, algo que de momento el Gobierno intenta evitar.
Se hizo hincapié en la financiación de la inversión (pública y/o privada) con líneas de crédito o financiamiento directo del exterior. En este punto, es altamente probable que el Baade vuelva a ser reflotado y se elimine la restricción de que no se puede vender contra pesos, permitiendo el ingreso de estos capitales a un dólar más alto.
En cualquier caso, lo que pareciera estar intentando el Gobierno es una baja controlada del salario en dólares y del poder adquisitivo vis a vis una suba también “controlada” de la tasa de interés. Aunque en la medida que sigue corriendo por detrás del ritmo de devaluación, corre el riesgo de no detener la corrida contra el BCRA.
La política intentaría compensar parcialmente este shock negativo con un aumento en la inversión, siempre y cuando ésta consiga sus propios dólares. En lo referente a las fuentes internas, es probable una nueva ronda de financiamiento dirigido a tasas negativas y el desembolso ya comprometido del plan Procrear.
Veremos si la puesta en práctica de esta lógica económica logra moderar la corrida contra el BCRA en un contexto de cepo cambiario, y al mismo tiempo permite que la economía sostenga algún crecimiento bajo en el próximo año. Al fin de cuentas, la discusión de la política económica ronda entre corrección brusca y/o corrección suave, disyuntiva que puede darse mientras el BCRA conserve sus reservas y logre proteger su dinámica en el margen vía crédito.
*Economista, socia del estudio Bein y Asociados.