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sedimentos

Una reflexión sobre el mar

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Cuando Pete Townshend elige abrir Who’s Next con el manto eléctrico del sintetizador del tema Baba O’Riley sabiendo que era una apertura arriesgada que tal vez iba ser imposible pasar por las radios –y no le importa–, está tomando una decisión de poeta fuerte. Y lo que consigue es ampliar el camino para los que vengan detrás. The Who fue un grupo revolucionario por eso, no por romper instrumentos sino por encontrar un sonido singular en medio del pop británico. El bajo de John Entwistle es el sonido más extraño y cautivador que escuché en mi vida. Por otro lado, hablando de decisiones fuertes, no puedo dejar de pensar en la película Manchester by the Sea, de Kenneth Lonergan. Primero, porque haberla visto me certifica que no se puede escribir sobre una película como hacen los críticos de cine de una semana a otra, que las películas a veces sedimentan años en uno y tardamos mucho en saber de qué nos hablan. Desde que la vi no paro de pensar en ella, en las decisiones acertadas que tomó el guionista, como usar los flasbacks en tiempo real, es decir, sin decirnos nunca que vamos a ver un flashback, trabajando en contra de la narración lineal. A los cincuenta años, la vida no tiene una línea recta, se va para atrás y para adelante y algo de eso me gusta en Manchester by the Sea. Un drama trágico sin posibilidad de redención.

Fíjense cuando quieren meter en la ambulancia la camilla que lleva a la desesperada Michelle Williams, y cómo ésta se traba y choca contra la puerta de la misma. Eso pasa en la vida real. No está exportado de otra película. Eso lo vivió el guionista.
Manchester by de Sea nos muestra que no hay nadie velando por nosotros, que las tragedias y las alegrías son contingentes, y que la vida tiene la potencia oscura del mar. Porque la película también es una reflexión sobre ese montón de agua.