La Ley de Presupuesto es la carta de navegación de un gobierno. La ciudad de Buenos Aires tuvo la particularidad de contar para el ejercicio 2009 con un programa de gobierno que ha sido aprobado por sólo 29 legisladores sobre un total de 60. Su nota distintiva era que en aquella oportunidad la sesión no fue convocada ni presenciada por la entonces ex vicejefe de Gobierno, Gabriela Michetti, tal como lo indica el artículo 84 inciso 8 del Reglamento.
El cálculo presupuestario se hizo en función de un crecimiento del Producto Bruto Geográfico (PBG) –indicador que se usa para medir los resultados de una economía subnacional– estimado entre el 1,5 y 3% anual y de una tasa de inflación, calculada entre el 12 y el 14%, previendo una suba de la recaudación de $ 1.202 millones adicionales a la de los Ingresos Brutos.
Durante 2008, el PBG creció el 7% en términos reales llevando el Producto Bruto per cápita a $ 77.100. Para dar una idea del crecimiento, la producción de bienes y servicios fue un 78% superior a la 2002, lo que representa el 25% del producto total del país. Los servicios de empresas son los que tienen la mayor incidencia en el producto con el 22% y representan más del 70% de la economía; le siguen la industria con el 13%, los transportes y telecomunicaciones con el 12% y el comercio, con el 11%. Estos sectores son los más dinámicos de la economía porteña.
El “desempleo” aumentó en el mismo año 5,8 puntos porcentuales; mientras que la desocupación fue de 22,2 puntos. La reducción del empleo se hizo notar en dos rubros: electricidad, gas y agua y construcción. No hubo cambios en la distribución del ingreso.
La administración de Mauricio Macri decidió destinar para el ejercicio 2009 un total de $ 16.017,9 millones, tomando como base que el PBG crecerá un 1,5% a una tasa de inflación de 6,5%. En los últimos tres años, los ingresos tributarios en la ciudad se duplicaron, pasando de $ 5.601 millones en 2005 a $ 11.917 millones en 2008.
Los ingresos tributarios volvieron a incrementarse en el período 2008-2009 en 15 puntos porcentuales, alcanzando la suma de $ 6.079,2 para 2008 y $ 6.983,3 para 2009. El impuesto sobre los vehículos fue el que más aportó al erario público, $ 58,6 millones extras, seguidos por la recaudación de Ingresos Brutos de $ 792,2 millones.
Los impuestos recaudados cuadruplicaron el monto del período (2000-2008) en $ 7.850 millones.
Las patentes explican el 90,3% del total de la recaudación, además del aumento de las boletas de alumbrado, barrido y limpieza, e impuestos a los sellos.
El nuevo Proyecto de Ley de Presupuesto General de Gastos presentado en la Legislatura para el ejercicio fiscal 2010 proyecta en materia educativa pasar del actual 26,96% al 26,97% y en el campo de la salud, del actual 21,76% al 22,76%. En ambos casos, la variación resulta poco significativa a la luz de las crecientes necesidades y demandas sociales, acentuándose un fuerte proceso de desinversión presupuestaria.
El discurso enraizado en la “eficiencia” de la gestión de Macri: “ordenamiento de las cuentas públicas y necesidad de una política de inversión que corrija el pasivo social en materia de infraestructura y de gasto social”, debe ser contrastado comparando el gasto del ejercicio 2009 ($ 16.755,7) y el proyectado para el ejercicio 2010 ($ 7.457,8).
Queda pendiente una profunda reforma impositiva que aporte mayor equidad fiscal y capte la renta privada de la industria del juego, estimada en 25 mil millones de pesos anuales.
Hay mortalidad infantil en la ciudad: el 70% de los menores entre 0 y 14 años y el 30% de los ancianos no tienen cobertura médica. Sigue la ciudad sin un sistema estadístico confiable y no hay proyectos presentados tendientes a modificar las partidas sociales y salariales.
¿Por qué no endeudarse para sostener la remodelación de los centros de salud mental o el Plan Plurianual de Educación? Otra vez, para la administración de Macri la prioridad es el espacio público y se desfinancian las políticas educativas y sanitarias.
*Convencional nacional de la UCR.