Con la conmoción del caso Nisman como telón de fondo, un encuentro reservado en las oficinas de Adrián Werthein, influyente empresario del mercado de las comunicaciones, se transformó en un vigoroso intento por acercar a Sergio Massa y Mauricio Macri para que alcancen un acuerdo en las próximas elecciones. La presencia de monseñor Jorge Lozano, titular de la Comisión Episcopal, dio a la reunión un sugestivo acompañamiento eclesiástico, que fuentes del sector empresario atribuyeron a la intención de integrar a los dirgentes al diálogo interreligioso.
El jefe de Gobierno porteño, advertido del objetivo político del encuentro, prefirió enviar como representante a su primo, Jorge Macri. Argumentó que se encontraba de descanso en Chapelco Golf, en San Martín de los Andes, Neuquén. Era un nuevo viaje de placer tras su paso por Villa la Angostura. Sin comprometerse, el enviado dejó la puerta abierta.
“Jaime Duran Barba no le dio permiso a Mauricio para venir”, bromeó uno de los presentes, en referencia al ascendente que el publicista ecuatoriano tiene sobre el candidato del PRO. Jorge Macri salió al cruce y pidió evitar las chicanas. Fue una excepción en un clima de coincidencias.
También los radicales. La UCR estuvo representada por su aspirante a la Presidencia, Ernesto Sanz. Por el PJ opositor se presentó José Manuel de la Sota, uno de los más enfáticos impulsores de un gran acuerdo que lo incluya en su interior. Sanz, en diálogo con PERFIL, reconoció la realización del inusual cónclave entre empresarios, políticos y religiosos, pero buscó separarlo de la dinámica de los acuerdos electorales.
Desde el año pasado, un sector del empresariado impulsa una alianza entre Macri y Massa para terminar de cerrarle posibilidades al kirchnerismo. Los números demuestran que un acuerdo entre ambos resultaría prácticamente imbatible en una segunda vuelta. Sin embargo, el jefe de Gobierno se muestra renuente. De ahí que los mensajes se dirigieran en especial hacia Jorge Macri, el enviado del PRO. Massa se mostró favorable a un entendimiento y dijo que la dinámica de los acuerdos provinciales iban a terminar por imponer una lógica similar a nivel nacional. Pero por ahora, el acercamiento sólo gira en torno a coincidencias programáticas. En los próximos días los primeros gestos se mostrarán públicamente.
Macri, por el momento, envía señales en contra de una alianza con Massa. Su acuerdo con Elisa Carrió va efectivamente en sentido opuesto. Y Lilita se encarga de dinamitar un giro con sus virulentas críticas contra el peronismo, que es la identidad política del grueso de las filas del massismo. “El peronismo es el pasado”, le dijo Macri a un dirigente del PJ del Interior que hace años busca acercarlo a una alianza con el sector del PJ alejado del kirchnerismo.
Massa dará a conocer la semana próxima proyectos de ley que buscará acordar con el resto de la oposición como políticas de Estado. Sería un primer paso determinante para ver quiénes ponen la firma junto a la suya y quiénes prefieren jugar en soledad.
Los intendentes del Conurbano, tanto massistas como macristas, ansían una alianza entre ambos que les garantice un triunfo en la Provincia. Deberán esperar. En las oficinas del empresario, el diálogo quedó abierto para acercarse en la segunda vuelta si deben competir contra Daniel Scioli. Werthein no se refirió a la convocatoria. Ayer se encontraba en Londres.