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Una riesgosa decisión

Las declaraciones del doctor Lavagna encierran una decisión de la mayor importancia política.

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Roberto Lavagna | Marcelo Aballay

Las  declaraciones del doctor Lavagna encierran una decisión de la mayor importancia política. Se manifiesta separado de la Alternativa Federal de Massa y los gobernadores peronistas, y se ubica en un “proyecto distinto”, que denomina Consenso 2019, porque “no voy a ir a una interna peronista. Busco consensos; si no, no me interesa.”

Cabe preguntarse si es una mera declaración, o si es definitivo. Lavagna ya había manifestado que no quiere ir a unas PASO dentro de Alternativa Federal, pero no había dicho que se ubicaba afuera de dicho núcleo, que parecía su lugar natural. Declararse fuera del ámbito peronista kirchnerista era vieja convicción, al igual que para Alternativa Federal, pero alejarse del peronismo no kirchnerista y del Movimiento Obrero organizado, que en gran número lo ha apoyado hasta el momento, es una riesgosa decisión.

Porque ¿en qué lugar se ubicará? El problema no sería encontrar algún sello partidario, de los tantos que se han creado, para organizar una candidatura presidencial. El problema es que se ubicaría tan solo desde su personalidad en lo político y lo económico, sin esquema de respaldo ideológico, territorial y burocrático, imprescindibles para una campaña. Sería sencillamente un “confíen en mí”.

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Lo he dicho en notas anteriores: esperar que lo vayan a buscar para consagrarlo candidato es demasiado ambicioso.

Hipólito Yrigoyen, por ejemplo, a quien la República fue a buscar en cierta etapa histórica, contaba con un poderoso partido que lo respaldaba y una larga trayectoria de lucha antioligárquica.

El gran entendimiento de toda la sociedad, imprescindible para sacar el país adelante, exige un plan de gobierno bien estructurado, que incluya la afirmación de la independencia nacional, la reindustrialización, el crecimiento de todos los sectores dinámicos de la economía para una justa distribución de la riqueza y la presencia de los trabajadores en la toma de decisiones.

Al respaldo a su persona Lavagna necesita agregarle el apoyo de esa fuerza histórica que es el peronismo popular y doctrinario, y que aparece en esta etapa como la vía para superar este agobiante neoliberalismo que ha impuesto el programa del FMI, que atenta contra la economía nacional, y contra la misma nacionalidad argentina, al resquebrajar la comunidad organizada.

Es importante que sectores del radicalismo de hoy y del socialismo y otras fuerzas de la izquierda lo apoyen, pero no podrían nunca ser el núcleo a partir del cual formular un llamado triunfador a la ciudadanía. Pasaría lo mismo que le ocurrió con su candidatura en 2017.

Algunos observadores estiman que al final Alternativa Federal, más allá de las PASO, elegirá su candidato según las encuestas. Y allí sería donde Lavagna podría superar a Massa, Urtubey y Pichetto. Esta es una definición hoy incierta.

La hasta ahora “protocandidatura” –así se definió– de Lavagna ha merecido valiosos apoyos especialmente del mundo gremial, que ve en él a alguien que puede volver el país a una economía de producción. Y también de sectores políticos que estiman que sería el más apropiado para derrotar a Macri en una segunda vuelta electoral. Pero la tercera vía imaginada por tantos argentinos no va a salir de una reunión de pequeños grupos, por valiosos que sean, sino de la todavía hoy poderosa corriente peronista, que encarna la posibilidad de volver a la comunidad organizada que alguna vez tuvimos.

No debe insistirse en la grieta entre Alternativa Federal y el peronismo ampliado del doctor Lavagna: los unos y el otro deben resolver el tema de la candidatura de común acuerdo con grandeza patriótica. Sería una derrota imperdonable si el sector alternativo continuara separado.

 

*Crítico literario.