Aunque anunciado, el lanzamiento formal del Frente Amplio UNEN (FAU) movió un poco el aletargado avispero político, acostumbrado a los vaivenes peronistas. Es cierto que contribuyó a ello el indisimulable entusiasmo de algunos comunicadores y analistas. También, el intercambio de guiños previos y posteriores con el PRO.
“Nos costó mucho arrancar con este acuerdo y ya se instaló que tenemos que sumar a Macri. Es una cagada”. Honestidad brutal de un importante dirigente del FAU, que ni siquiera ve con malos ojos la ampliación de esa alianza (término prohibido entre esos dirigentes por malos recuerdos que son públicos).
“Para nosotros fue todo ganancia. Le sacamos jugo a una iniciativa que no era nuestra ni pasaba por nosotros”. Elegante sinceridad de un referente macrista, que ni siquiera ve con buenos ojos sumarse a esa alianza.
Como no los une el amor por gobernar sino el espanto de que lo siga haciendo el peronismo, PRO y FAU deben tolerar la posibilidad de ir juntos en 2015. Es claro y público que esto genera más ruido dentro de la flamante fuerza. Más reservadamente, también en el macrismo. “Si vamos con los radicales, cómo le explicamos a la gente que nosotros somos lo nuevo y no Massa”, se apunta en el sector antiacuerdista.
El peronismo tendría que tomar nota de los riesgos que le podría causar una suerte de Unión Democrática en 3D.
El Gobierno sigue dando aire a candidatos propios que no levantan vuelo. Randazzo es el más lanzado; habrá que ver hasta dónde llega.
Scioli teje y teje. Asegura que cierra sin conflictos más acuerdos salariales en la Provincia, que disfruta de una módica primavera con la Casa Rosada y que habla con todos (acaso eso explique una reunión de alto nivel con los legis-sindicalistas Omar Plaini –del moyanismo– y Guillermo Pereyra, que será candidato a gobernador por el MPN neuquino). Ah, y que la declaración de la emergencia por la inseguridad en el territorio que gobierna desde hace casi siete años lo hizo subir en las encuestas. Fe y optimismo.
Massa sigue haciendo de Massa. Visita provincias, seduce intendentes, hace declaraciones picantes y subestima ciertos estándares republicanos. Así, esta semana volvió a dar muestras privadas de su poca tolerancia con el periodismo crítico, pegó el faltazo a la reunión de la bicameral de seguridad del Congreso Nacional y promocionó que presentará antes del Mundial 2 millones de firmas para una consulta popular contra la reforma del Código Penal, lo que es inconstitucional. No parece importarle.
Señales de que se puede alimentar aun más a la troupe de los espantados.