En la muerte de Hugo Chávez hay una cuestión de carácter político, porque desaparece uno de los referentes principales de lo que fue una bisagra en la América latina de los 90 y en lo que va de este siglo XXI. En plena hegemonía del neoliberalismo, Chávez recuperó las palabras justicia social, imperialismo, socialismo, soberanía, equidad y distribución de la riqueza.
Después de Chávez vinieron Lula, los Kirchner, el Frente Amplio en Uruguay, Rafael Correa en Ecuador, y Evo Morales en Bolivia. Chávez fue, en definitiva, el primero de los mohicanos que planteó una diferenciación con la hegemonía de la época.
Desde el punto de vista de las relaciones comerciales, Argentina pasó de tener un intercambio por 100 millones de dólares a 4 mil millones de dólares. Se trata de un intercambio de mutuo interés, donde ellos nos proveen energía y nosotros les proveemos alimentos y bienes con alto valor agregado para el desarrollo industrial.
A mi criterio, no creo que haya una interrupción de todo esto una vez que finalice el duelo y empiece el proceso de regularización institucional. Hay que acompañar a Nicolás Maduro para encabezar un proceso electoral que arrancará en las próximas semanas.
Maduro es muy formado políticamente y académicamente, es un hombre de pensamiento bolivariano muy cercano a la Argentina y a los argentinos. Tiene la misma concepción que tenía Chávez acerca de la integración al Mercosur, a la Unasur y a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Más allá de las formas, lo que se prevé si gobierna Maduro es una continuidad en las políticas que hasta ahora ejecutó Venezuela.
*Ex subsecretario de Integración Económica y Mercosur de la Cancillería argentina.