Del estudio “Condiciones de vida e integración social de las personas mayores: ¿diferentes formas de envejecer o desiguales oportunidades de lograr una vejez digna?”, llevado a cabo por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA y la Fundación
Navarro Viola, surge que son cinco las principales preocupaciones pendientes en materia de hábitat, vivienda y derecho a la ciudad que afectan a las personas mayores.
Dos de ellas tienen que ver con el entorno saludable. Por un lado, el 40% de las personas mayores reside en barrios con problemas de desagües y/o inundaciones. En el conurbano bonaerense aumenta al 51,5%. El otro indicador que sobresale por su alta incidencia son los problemas de contaminación: el 30,6% de las personas mayores reside en entornos con déficit medioambiental (cerca de basurales, cerca de quemas, cerca de fábricas contaminantes o de espejos de agua contaminados y/o presentan prevalencia de plagas urbanas). La incidencia de este último indicador aumenta significativamente entre las personas mayores que residen en villas o asentamientos precarios (76,1%), que pertenecen al estrato socioeconómico más bajo (45,1%), o en el conurbano bonaerense (39,2%).
Los otros dos indicadores de déficit habitacional se refieren al acceso a servicios domiciliarios de red. El 30,5% de las personas mayores tiene déficit de acceso a la conexión a la red de cloacas, con el consiguiente impacto sanitario tanto en lo que hace a la transmisión de enfermedades como a la prevención de la contaminación del agua. El déficit en el conurbano bonaerense duplica al registrado en otras áreas metropolitanas y el resto urbano del interior.
El déficit del acceso a la conexión domiciliaria de gas es la cuarta deuda con las personas mayores y que caracteriza a una de cada cinco de ellas. Esta deuda social no diferencia entre conurbano bonaerense y el resto urbano del país.
La quinta deuda también tiene que ver con el entorno saludable: el 19% de las personas mayores carece de espacios verdes (parques, plazas) en buen estado, elemento indispensable no sólo como pulmón de los espacios urbanos, sino porque también permiten el esparcimiento, la recreación y muchas veces la realización de actividades físicas. Las diferencias entre el estrato socioeconómico más alto (medio alto) y el más bajo (muy bajo), a este respecto, son notables.
Estos y otros resultados sobre recursos de subsistencia, Estado, atención y necesidades de la salud, y sobre aspectos psicológicos y capacidades sociales, serán presentados en la UCA el próximo 18 de marzo.
La población de referencia en este estudio son las personas de 60 años y más, cuyo volumen orilla los seis millones, un segmento demográfico de un crecimiento vertiginoso en los últimos 70 años (desde el censo de 1947 se sextuplicó). Dentro de ellos, los viejos-viejos (75 años y más) se multiplicaron por diez.
*Coordinador del Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores, UCA.