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CóRDOBA
En primera persona

“Argentina, 1985 nos interpela en momentos en que hay sectores que buscan dejar atrás la historia”

Ana Mohaded declaró en el Juicio a las Juntas tras haber permanecido presa durante la dictadura y recorrer los principales centros de detención y tortura montados por los militares. La imagen de su sonrisa, tras la declaración, conmovió al mundo. Actual decana de la Facultad de Artes de la UNC cuenta su historia y analiza el film que dirige Santiago Mitre.

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MOHADED. La decana de Artes en la UNC asegura que disfrutó ‘Argentina, 1985’. “No puede cumplir todas las expectativas y no tiene por qué hacerlo”. | Cedoc Perfil

El 11 de noviembre de 1976, Ana Mohaded, militante estudiantil en la Escuela de Artes, caminaba por la plaza Jerónimo del Barco, en el corazón de barrio Alto Alberdi. De pronto, de dos autos sin identificación bajó un grupo de tareas que la secuestró. Realizando disparos al aire y con gritos amedrentadores para alejar a los testigos de la zona, lograron meterla en el baúl de uno de los autos. Presa del miedo y la desesperación, pudo soltarse de sus ataduras y escapar. Corrió unas cuadras mientras gritaba su nombre para que los vecinos del lugar lo escucharan, intentó frenar a algunos autos cuyos conductores, asustados, no detuvieron su marcha, hasta que finalmente fue recapturada en la intersección de avenida Colón y Domingo Zípoli.

Desde ese momento y durante seis años, Mohaded recorrió los principales centros de detención clandestinos de la ciudad de Córdoba y también algunos del resto del país. En cada uno de ellos fue víctima y presenció torturas y vejámenes indescriptibles. La Perla durante 12 días; Campo de la Ribera; el Departamento de Informaciones de la Policía de Córdoba, más conocido como el D2; la cárcel del Buen Pastor, y la cárcel de Devoto, fueron algunos de los lugares donde Mohaded permaneció detenida hasta fines de 1982, cuando fue liberada.

A partir de allí su lucha giró en la búsqueda de justicia y transmitir lo que había ocurrido en esos espacios cargados de muerte y dolor. Tras brindar su testimonio de los horrores que había presenciado frente a la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), fue citada a declarar en el Juicio a las Juntas Militares realizado en 1985.

Casi 40 años después, la película ‘Argentina, 1985’, que narra cómo se desarrolló el juicio llevado adelante por el fiscal Julio Strassera junto al fiscal adjunto Luis Moreno Ocampo, se convirtió en un suceso del cine argentino y en los últimos días se conoció la noticia de que el filme, dirigido por Santiago Mitre y protagonizado por Ricardo Darín y Peter Lanzani, competirá por el Oscar como mejor película extranjera.

En diálogo con PERFIL CÓRDOBA, Mohaded –quien vivió en primera persona y declaró en el histórico proceso judicial– contó algunas de las sensaciones que vivió en esa trascendental etapa para el país. Además, la actual decana de la Facultad de Artes brindó su mirada respecto a la manera en que se cuentan los sucesos en el filme y los debates que generó hacia el interior de la sociedad argentina. “A mí me llega un comunicado por correo del Ministerio de Justicia que me convoca a presentarme en Buenos Aires. Es importante poner en contexto el momento en que me convocan a declarar en este juicio. Actualmente, el Estado brinda cierta protección a las víctimas pero eso no pasaba en aquel momento. Vivimos amenazas y situaciones de amedrentamiento”, contó. “Fui en tren y no sabía dónde alojarme, yo venía de Catamarca, era media ‘chuncana’, Córdoba era mi máxima expresión urbana y hacía poco que había salido de la cárcel. Allá me recibieron unos amigos y me acompañaron”, agregó.

Caso testigo. Mohaded no solo declaró en el Juicio a las Juntas sino también en diferentes procesos judiciales, entre ellos el de La Perla, que culminó con la condena a Luciano Benjamín Menéndez, entre otros. Consultada respecto por qué ella fue elegida para declarar en Buenos Aires en el trascendental juicio, considera que su caso tenía aristas muy valiosas para la fiscalía de Strassera.

“Mi caso tiene algunos condimentos que para la Justicia eran valiosos. Uno de ellos es haber sido movida de un campo de concentración a otro. Dejaba en claro la conexión entre los circuitos represivos. Si bien La Perla parecía clandestino por fuera, paramilitar, no era así: estaba conectada con el Servicio Penitenciario, con la Policía de la Provincia y con el Campo Malagueño, entre otros. Mi caso daba cuenta de todos esos circuitos”, señaló. “Además, fui testigo de dos muertes por torturas y eso lo denuncié, dos personas que figuraban como desaparecidas”. Mohaded se refiere a los casos de César Roberto Soria, quien fue secuestrado el mismo día que ella, y Luis Justiniano Honores, quien era obrero de la construcción.

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Una sonrisa icónica. Entre las cientos de imágenes que dejo el Juicio a las Juntas, una de las que más impacto generó (y genera) es la sonrisa que Mohaded esbozó en momentos en que finalizó su declaración y salía del recinto. Apenas atravesó la puerta, giró su cabeza y emitió una sonrisa que quedó inmortalizada por las cámaras que capturaron el momento. Mohaded explica el porqué de esa sonrisa. “En este juicio había una constante: quienes declarábamos siempre estábamos de espalda al público. La sonrisa, cuando me doy vuelta, es porque miré hacia donde estaban las Madres y los representantes de los organismos de Derechos Humanos, a quienes les dedicaba toda mi historia. Poder verlas fue un gesto de satisfacción y decir ‘tarea cumplida’”.

“Para nosotros el juicio era algo casi impensado, que de pronto se concretaba: el hecho de juzgar. Habíamos trabajado mucho para que esto sucediera y para que las familias de las víctimas supieran que pasó. Pero eran tiempos difíciles. Incluso cuando nos convocó la Conadep nos daba desconfianza, no sabíamos qué iban a hacer con toda esa información, en manos de quién iba a caer y nos preguntábamos si eso llegaría a los servicios (de inteligencia)”, afirmó Mohaded. Y agregó: “Cuando llegué a la sala del juicio, recuerdo que a los testigos nos ponían en unas casillitas o cubículos, aislados del resto. No recuerdo que el fiscal Strassera se nos haya acercado, pero sí lo hizo Luis Moreno Ocampo quien pasó y nos saludó”, narró. “Nosotros teníamos una certeza, que era la siguiente: mientras aquello quedara tapado, no había garantía de democracia en nuestro país. La palabra es una palabra que comparte un horizonte. Muestra de dónde venimos y hacia dónde vamos”, completó.

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“La película refleja el clima y el miedo que imperaba”

El testimonio de Ana Mohaded sobre la película ‘Argentina, 1985’ no solo es valioso por haber sido parte de esa historia, sino también por el rol que ocupa en la actualidad como decana de la Facultad de Artes de la UNC. A la hora de brindar su mirada aclaró que al filme “lo fui a ver como una película”. Y explica: “Entendí que estaba yendo al cine y allí no busco una reconstrucción de la realidad, sino que entiendo que es una película que trabaja sobre una historia real. Fui a escuchar, a ver qué estaba buscando el público, ya que me interesa mucho el cine. La disfruté en muchas dimensiones y entiendo que no puede cumplir todas las expectativas y tampoco tiene por qué hacerlo”.

“La película logra un clima de época en relación al miedo, creo que encierra un trabajo colectivo en el marco de una labor puramente judicial, pero reitero que entiendo que es una película y a partir de allí pueden repensarse todos los temas”, agregó la decana. Mohaded consideró también que “es una película que interpela a la sociedad en momentos en el que algunos sectores dicen que no interesa la historia. Además, pone sobre la mesa asuntos que siguen vigentes después del golpe de Estado, como el modelo económico que queremos”.

Respecto al nivel de atracción en los espectadores que respaldan masivamente las películas que tocan el tema de la dictadura militar en el país y ‘Argentina, 1985’ en particular, Mohaded señaló: “La gesta de los derechos humanos en Argentina es haber derrocado a ese poder de la dictadura desde lugares cargados de fragilidad, como fueron las Madres, los organismos. Eso siempre es una odisea que atrae al cine. Esa batalla entre el Goliat, ese gran monstruo, y David, es muy interesante”.

“Otra hipótesis respecto a por qué se ha visto tanto la película, otro imán que tiene, está vinculado a que el filme muestra una Justicia justiciera. Hay una épica de lo que significa la Justicia para la democracia y creo que en tiempos en que eso está puesto en cuestión, es muy atractivo tener aquella imagen de una justicia justa, heroica, que se juega por los derechos y es lo que hace que la gente aplauda, que se pare cuando termina la película”, finalizó Mohaded.