Empezó a ser noticia hace un par de años cuando la actriz Carmen Barbieri comentó que había viajado a Miami para un tratamiento de “rejuvenecimiento sexual” que consistía, básicamente en colocarse un “chip sexual”. Y a partir de esa difusión promocionada por una figura del espectáculo el tratamiento comenzó a ser tenido en cuenta por mujeres mayores de 50 años que buscaban una terapia alternativa cuando notaban una caída en su deseo sexual. La propia Barbieri comentaba que se sentía “como de 27 años”. La movida parecía haberse restringido al círculo de la frivolidad mediática porteña pero desde hace unos meses desembarcó en Córdoba. Por ahora, una de las referentes en la materia y que ya comenzó a implantar el chip en el Instituto Oulton es la doctora Mónica Ñañez, presidente de la Asociación Argentina de Climaterio y jefa del departamento de Climaterio de la Maternidad Nacional. “Me empezaron a consultar por el chip algunas pacientes que me veían en el consultorio. Tenía referencias pero no lo conocía de forma directa así que viaje a Miami y me entrevisté con la referencia principal en el tema que es el doctor Ufferman, principalmente para conocer el método de implementación y si había o no efectos secundarios. Al ser una hormona bioidentica y de origen natural no tiene efectos colaterales o contraindicaciones”, asegura Ñañez.
Según explicó Ñañez, el denominado “chip sexual” es en realidad un implante en forma de pequeña barrita con testosterona natural, de origen botánico y que va liberando de forma gradual dosis de testosterona durante un período de 4 a 6 meses. “Desde la pre menopausia la mujer empieza producir menos estrógeno hasta la menopausia pero sigue produciendo, en menor cantidad, en el extremo ovárico, testosterona importante para el deseo sexual, y mantener la libido y buena masa muscular. Hay casos de muchas mujeres que no producen nada y llegan a una falta total de deseo, una abstemia. Para esas mujeres esto es ideal”, explicó Ñañez en el ciclo Para Su Salud. Según la doctora, además de contribuir a un despertar del deseo sexual, este tipo de implantes ayuda a controlar algunos síntomas comunes de la menopausia como los sofocos, la atrofia urogenital o la reducción de masa muscular. Para su implantación se hace una incisión de 2mm a 3 mm en la cadera de la mujer y con anestesia local.
La demanda cordobesa. La llegada del chip sexual a Córdoba parece ir de menor a mayor. Ñañez comentó que colocaron dos o tres implantes el año pasado pero este año están colocando uno por semana. El tratamiento tiene un costo cercano a los $8000 y no lo cubren las obras sociales. “Se está pidiendo cada vez más y yo identifico dos grandes grupos de mujeres que lo buscan. El grupo principal es de las mujeres que están en la etapa postmenopausica, de unos 60 años, pero también trabajamos con un grupo de mujeres que están en la transición a la menopausia, que tienen menos de 50 años, 45 años. El efecto dura unos 4 meses o un poco más en algunos casos y ya estoy colocando segundas dosis”, contó Ñañez.
Sin autorización de la Anmat. Pese a que ya tiene algunos años en el mercado argentino y que ha tenido difusión mediática, el implante aún no cuenta con autorización oficial de la Anmat (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica), la entidad que regula la producción y circulación de medicamentos, alimentos, productos médicos, reactivos de diagnóstico, cosméticos, suplementos dietarios, productos biológicos, entre otros. “Entiendo que se están haciendo las gestiones para su aprobación y debería salir este año. Estamos hablando de una hormona bioidéntica, con los mismos efectos que las naturales y que no produce efectos adversos”, argumentó Ñañez.