En un juicio abreviado el juez de Control N° 7, José Milton Peralta, sentenció a cuatro años de prisión efectiva a Nancy Graciela Díaz (62) por haber integrado la asociación ilícita dedicada a vender una falsa criptomoneda denominada One Coin, con la cual se concretaron estafas a inversores que creyeron en la propuesta financiera.
Es el segundo proceso en el cual confiesan imputados del expediente que se tramita en la Fiscalía de Delitos Complejos, a cargo de Enrique Gavier. En noviembre del año pasado, se avinieron y llegaron a un acuerdo el empresario Adolfo Rodrigo Domínguez y el médico cirujano plástico, Aldo Javier Leguizamón. En el primer caso, la condena fue de tres años, seis meses de prisión y en el segundo fue de cuatro años y tres meses de cárcel efectiva.
En todos los casos mencionados, participaron como miembros de la asociación ilícita liderada, a nivel internacional, por los hermanos búlgaros Ruja Ignatova y Konstantine Ignatov Plamenov, ambos con pedido de captura internacional desde la fiscalía que investiga las estafas piramidales.
En el caso de Nancy Graciela Díaz, jubilada del Banco de Córdoba, el juez Peralta consideró que integró la organización en las tres etapas cronológicas que se desplegó en Córdoba, con alcance en varias provincias más.
La primera consistió en la difusión y comercialización de una falsa criptomoneda denominada One Coin. “Se probó que la criptomoneda que se ofrecía como una oportunidad de negocio rentable, no existía como tal”, aseveró el magistrado en el fallo donde convalidó el acuerdo alcanzado por la defensa de Díaz y el fiscal Gavier.
En esta asociación continúan imputados –varios de ellos también detenidos– Alejandro Taylor, Ariel Eduardo Morassut, Edgar Moreno, José Gordo, Mónica Blasco, Mariana López, Manuel Vicente Peralta Guevara, Matías López, Hernán Pizarro, Ricardo Beretta, Adolfo Amuchástegui y Daniel Cornaglia.
Se considera que actuaron coordinada y planificadamente para lograr ventas masivas, a través de agresivas campañas de marketing, publicidad, reuniones, charlas, invitaciones a eventos de lujo y promesas de ganancias extraordinarias.
“Tenían un know how para engañar a las personas en forma masiva. Con esta estrategia no se hacía otra cosa que conformar una estafa piramidal, pues, cada persona obtenía una ganancia con el dinero que entregaban los nuevos adquirentes de One Coin. Así, mientras más personas la adquirían, más ganancia tenían los imputados gracias a que ellos, de ese modo, ingresaban a la pirámide. Toda esta maniobra fue desplegada por los imputados de manera exitosa, por cuanto lograron una gran cantidad de adquirentes de las supuestas criptomonedas”. Así describió el fallo la operatoria.
La promesa consistió en que One Coin ingresaría oficialmente al mercado en 2019. Como eso no ocurrió, “explotó todo” afirmó Peralta, cuando Ignatov fue detenido en Estados Unidos y confesó que One Coin era un fraude.
A raíz de ese desmoronamiento, se montó una segunda promesa: la posibilidad de comerciar con ese valor a través de una página Deal Shaker a la que se podía acceder a través de una aplicación que se descargaba al celular. Esta fue la segunda etapa en la cual el esfuerzo estuvo dirigido a mantener la fe ante la desconfianza que inundó a los inversores.
En la página se ofrecían objetos de escaso valor o poca importancia, por lo que se echó mano a otra estrategia: comenzar a vender autos Toyota. Se sumó otro condimento a la estafa. Quienes adquirían los vehículos debían abonar sumas en dólares por los supuestos gastos administrativos.
Y el tercer momento fue la reconversión de la organización con el alejamiento de algunos miembros y la incorporación de otros que, además, lanzó una nueva cripto llamada Zeven Coin, a la que le sumaron un concepto ecológico, en base al mismo know how aplicado con One Coin.
Si bien en sus posiciones defensivas algunos imputados sostuvieron que ellos no engañaron porque vendían “paquetes de información financiera” –tal como lo dijo Alejandro Taylor en una entrevista exclusiva a PERFIL CÓRDOBA– y entregaban ‘token’, el juez llegó a la conclusión de que todo estaba en un ecosistema creado por la propia organización. Es decir que las personas que adquirían la inexistente criptomoneda no podían invertir con ella en ningún otro sitio.
En la condena acordada, se dio por cierto que Díaz participó en la asociación ilícita, lo que quedó acreditado a partir de las conversaciones telefónicas que fueron analizadas. Allí se puede confirmar el discurso persuasivo con el cual se contactó con los clientes, los convenció de continuar invirtiendo después de que One Coin no ingresó al mercado y calmó sus ánimos.
La pena a cuatro años de prisión a Nancy Graciela Díaz fue por ser considerada coautora penalmente responsable del delito de asociación ilícita, en calidad de miembro. También se ordenó el decomiso de un celular iPhone XR.