La pandemia de Covid-19 ha puesto de manifiesto la profunda inequidad en la que se transita la vida en el planeta. En nuestro país, la descentralización del manejo de políticas públicas en salud, que recae en cada provincia, lleva a que en cada jurisdicción cambien las regulaciones en cuanto a restricciones, permisos, vacunación, entre otras cuestiones. Frente a este panorama, el ejercicio rígido de la burocracia, la desidia o la incapacidad de reaccionar con racionalidad en el cuidado de la vida, se transforma en un plan sistemático de crueldad.
En Córdoba, miles de integrantes de los equipos de salud, mayoritariamente mujeres, nos encontramos sin haber accedido aún a la vacuna. Pobres los pobres, que no pueden recurrir a un turno digital, pobres los viejos, que debieran ser los más cuidados, ya que entregaron la vida por otros y otras. Lo cierto es que nos encontramos con un bien escaso, las vacunas, que todos los ciudadanos del mundo requieren.
No hay ninguna ingenuidad en mi planteo, conozco la cantidad de intereses inescrupulosos que se ponen en juego en este escenario de lacrueldad en estado puro. Y no me refiero al virus. Me refiero al tratamiento que le damos a esta situación. El dramaturgo Antonine Artaud propone que la “crueldad no es sangre vertida ni el enemigo crucificado, ni el sadismo, sino una violenta determinación por destrozar la falsa realidad”.
http://www.youtube.com/wat ch?v=OOblascN98I&feature=you tu.be
Asistimos al espectáculo de ver cuánto vale una vida, habiendo vidas que valen más que otras y quienes lucran con la muerte sin recatos. Al decir de Artaud, esa es la esencia humana. La lucidez sistemática para destrozar al otro. La pregunta es cómo lograr la vacunación sin caer en la antropofagia. Ahora bien, cuando el teatro se mezcla con la vida, la función de la ficción es hacernos pensar en otras formas de lazos sociales que no terminen con la extinción de la especie humana según el grado de poder o accesibilidad.
Lacan plantea en el Estadio Del Espejo, una primera negación, la negación complementaria: YO / NO YO. Esta operación primaria es la que se activa cuando la derecha plantea un mundo en el que los muertos siempre serán los otros, y no yo, ni los que aprecio, ni los que dependen de mí. Si pudiéramos pensar en términos del Cuidado de Sí, tal como lo dice Foucault, entenderíamos que no hay posibilidad de una salida individual. No existe, no es posible.
Aunque los operadores de todos los lobbies y los repetidores de los medios hegemónicos lo reinventen sin cesar, al punto de colonizar las subjetividades de la audiencia, que ya no puede pensar sino solamente repetir consignas que no se entienden. ¡El desafío es pensar primero en facilitar! Y hacerlo, porque esta situación requiere de acciones, ya que con las declamaciones no alcanza. En la conjunción de cuidados e inmunización debemos poner en primer lugar el derecho a la salud como un bien social y un derecho humano fundamental, que jamás puede ejercerse a favor de algunos y a costa de las vidas más vulnerables.