Durante la semana pasada el juez federal 3, Miguel Hugo Vaca Narvaja, citó a indagatoria a seis altos directivos de la Obra social de empleados de comercio y actividades afines (Osecac), entre los que se encuentra Armando Oriente Cavalieri, histórico dirigente del sector.
El jueves 24 de mayo, Cavalieri deberá presentarse a las 9 de la mañana y Carlos Alfredo Béliz, director nacional de la entidad, a las 10.
También está prevista la declaración a José Luis Oberto, Pedro Ángel Mezzapelle, Daniel Andrés Ruberto y Carlos Alberto Restivo. Todos están imputados por defraudación en el marco de la causa CBI Cordubensis.
Así se completarán las indagatorias ya que semanas atrás el trámite se concretó con otros siete imputados: Bruno Rodolfo Cricco, Alejandro Domingo Mateo, Mariana Rojas, Juan Antonio López, Mario Rolando Ramírez, Rafael Ricardo Molina y María Fernanda Sánchez, sobre quienes pesa la imputación como partícipes necesarios de las maniobras investigadas. La mayoría se negó a declarar y los que lo hicieron señalaron que no pertenecían a Osecac ni tenían responsabilidad en el pasamanos de cheques. 53 millones.
La prueba que más compromete a los directivos son los cheques que salieron de Osecac para pagar supuestas prestaciones a empresas, muchas de las cuales no existen. Según la normativa financiera, para evitar desvíos, en estos casos rige la exigencia de cruzar los valores. Así entienden que se eludieron controles porque no se pagaba con cheques cruzados “no a la orden”. Los valores eran luego monetizados, según la investigación, en la financiera ilegal CBI por Javier Fernando Guevara, imputado en la causa por lavado de activos.
Según la documentación secuestrada en el expediente, la suma de dinero que habría salido de Osecac asciende a 53 millones de pesos, aunque la sospecha es que esa cifra es sustancialmente superior. Como receptoras de los valores, desde donde luego eran girados a CBI, figuran varias instituciones: Fundación de Prestadores de Salud (Fundapresa), Asociación de Clínicas y Sanatorios de la ciudad de Villa Mercedes, Fundación de Prestadores de Salud (Fundeas), Fundación Bemac Ayuda, Fundación de Aportes para la Salud, Fundación de Prestadores de Salud de Mendoza (Funpresame), Emprendimiento de Salud Asociación Civil. Estas funcionaban como intermediarias con el fin de gestionar y administrar el dinero que la obra social pagaba por prestaciones que en realidad nunca realizó. Muchos valores terminaron en Toyota Compañía Financiera SA y Centro Motor SA, otras en las firmas Halabo SA y Jotemi SA. Estas dos últimas eran una pantalla para monetizar cheques en el Banco Nación, sucursal San Jerónimo.