En agosto de 2009, el Grupo de Entidades Empresarias
de Córdoba, que luego sería conocido como “G6”, lograba su primera intervención
pública: por aquellos días, sellaba un acta donde apuntaban a comprometer a los
legisladores nacionales por Córdoba a tratar temas de interés para el entramado
productivo privado de la provincia. “Se buscó generar una agenda de alcance
provincial y nacional y llevamos una serie de consensos y compromisos a los
legisladores”, recuerdan hoy. Desde esa primera movida de gremialismo
empresario y en pleno territorio político, el G6 se constituyó como un espacio
de referencia para entender por dónde pasan los intereses y preocupaciones del
sector privado –y de parte del establishment– cordobés.
El G6 local está conformado por la Bolsa de Comercio,
la Unión Industrial de Córdoba, la Cámara de Comercio, la Federación de
Comercios, la Cámara de Comercio Exterior y la Delegación Córdoba de la Cámara
Argentina de la Construcción. Es un grupo muy heterogéneo que reúne en su seno
a otras cámaras y a cientos de empresas que emplean decenas de miles de
personas en su conjunto.
Convocados por PERFIL
CORDOBA, autoridades de cada una de esas seis entidades examinaron la
situación actual de cada sector y trazaron el escenario de corto y mediano
plazo que esperan. Además, analizaron algunas de las reformas que propone el
Gobierno nacional, con intención de diagramar el mapa de situación con que
podría encontrarse el sector privado de Córdoba. Un repunte tibio. Salvo
algunos sectores que mostraron una reactivación muy marcada (comercio de autos
y motos, obra pública, producción de maquinaria agrícola), el grueso de las
actividades representadas en el G6 va camino a cerrar un 2017 marcado por un
freno en la caída de la demanda y, en el mejor de los casos, con un leve
repunte.
“Este año se vio, primero, un estancamiento de la
caída y luego señales positivas. La recuperación fue del interior del interior
hacia las grandes urbes, de la mano del sector agropecuario y la agroindustria.
El consumo minorista quedó a la cola de la recuperación porque se demoraron las
paritarias. Ese derrame recién ahora se está sintiendo”, comentó Marcelo
Stehli, presidente de Fedecom, entidad que reúne a unas 63 cámaras
empresariales vinculadas con el comercio en el interior de la provincia. Darío
Brasca, titular de la Cámara de Comercio y otro referente del sector pero con
el termómetro de la ciudad capital, apuntó que “en Córdoba el consumo ya lleva
15 meses de caída. En niveles de facturación ni siquiera podemos igualar a la
inflación. Vemos con preocupación la caída en el consumo, pero tenemos la
expectativa de cerrar bien estos meses que quedan”.
El vicepresidente de la Bolsa de Comercio, Manuel Tagle, es tajante al marcar el cambio de expectativas que advierten con el nuevo ciclo político: “No solo se evitó un colapso económico, sino que las cosas se encaminaron. Hay mucho por resolver: la reforma fiscal, laboral, previsional son muy trascendentes y hay que poner al aparato productivo en una mayor competitividad en relación con el resto del mundo”. Por el lado de la construcción, Marcos Barembaum, al frente de la filial local de Cámara Argentina de la Construcción, advirtió que “el año cierra con buen nivel de actividad y tenemos la expectativa de que el Gobierno entienda la importancia de la infraestructura para tener un país que crezca y reduzca la pobreza. En los últimos años, se venía invirtiendo en infraestructura el 2% del PBI, ahora estamos en un 3%, pero lo ideal sería un 6% a un 8%. Somos el segundo país del continente que menos invierte en infraestructura, solo después de México”.
A la espera de brotes. El diagnóstico sobre el ritmo de la ac t i v id ad lo completó José Díaz, tesorero de la Unión Industrial de Córdoba, al se- ñalar que “en la industria hay sectores que repuntaron porque disminuyó la burocracia y porque pudieron importar insumos. La mayoría está en un sendero de mejora y planificación y se ha empezado a tener conciencia del costo invisible de la burocracia. Vamos a cerrar un año tendiente a ser bueno, aunque nos quedamos esperando los famosos brotes verdes”. La mirada en las reformas. La semana pasó con el llamado del presidente Mauricio Macri a una gran convocatoria entre el sector público y el privado para avanzar hacia consensos que permitan reformas en profundidad: disminución de la pobreza, generación de empleo y reducción del déficit fiscal y del peso del Estado son los objetivos generales. Mientras se va conociendo la letra chica de algunas de esas propuestas, mediante un comunicado, el G6 ya le dio un pulgar arriba al pedido de consenso y diálogo que bajó Macri. “Lo que nos preocupa de las reformas es que se concreten. Hay que corregir distorsiones muy fuertes y el gran desafío del Gobierno es navegar entre lo que quiere y lo que puede. Lograr corregir los desequilibrios estructurales y evitar que esa corrección afecte el proceso de crecimiento que necesita el país requiere una sintonía muy fina. Creo que se va a ir logrando”, opinó Tagle.
En tanto, Delfino aportó: “Para el éxito de este plan quinquenal, provincias y municipios se tienen que alinear a la reducción del gasto público y ser eficientes. Ese es un aspecto muy importante. Pero tiene que haber un esfuerzo compartido por todos. Yo no puedo creer que un aumento del 15% en los impuestos internos saque a la industria vitivinícola de mercado, como dicen, cuando los vinos subieron 100% en un año”.
Desincentivos. Las propuestas de avanzar hacia blanqueos comerciales y laborales, con herramientas como condonaciones de deudas y reducciones de cargas patronales, tienen un aval generalizado, a diferencia de la decisión de gravar la renta financiera, un punto controversial para las empresas: “Hicieron entrar en manada al blanqueo, pero ahora meten un impuesto a la renta financiera, es un mensaje contradictorio. Es un desincentivo al ahorro y no ayuda para que el ahorro sea fuente de financ i a m iento de inversiones. Se va a trasladar al costo del financiamiento”, opinó Barembaum.
Costos que siguen firmes. Cuánto puede ayudar
el entramado de las reformas en la reducción del “Costo Argentina”, y en
segunda instancia del “Costo Córdoba”, es algo que aún está por verse. Para los
miembros del G6 no es un tema menor. Fueron una de las primeras entidades en
hablar de “Costo Córdoba” y el tema sigue candente. “Con el tema del costo de
la energía todos se tiran la pelota: la Nación se la tira a la Provincia, la
Provincia se la devuelve a la Nación, las cooperativas del interior se la tiran
a Epec, Epec a las cooperativas y nadie da respuestas. Si el Estado no genera las
condiciones para que las empresas tengan rentabilidad, que es la sangre de las
empresas, va a ser muy difícil sacar al país adelante”, dice Brasca. En ese
marco, Delfino ensayó una respuesta abarcativa: “Desde el sector privado hace
años que venimos haciendo el ajuste. Esta es una oportunidad donde se le pide a
otro sector, al Estado, que acompañe ese ajuste. Ahora le toca al Estado, a los
tres niveles. Le toca al sector político tener la fuerza para corregir
distorsiones que vienen desde hace tiempo”.
¿Les cierra
el gradualismo?
Al encarar la consulta sobre cómo ven el camino de
gradualismo propuesto por el Gobierno, desde el G6 ensayan varias respuestas:
“No es el deseable, pero es inevitable”, dirá Delfino. “Es buena la dirección,
pero un tanto lento el ritmo. Un poco cansino, se hace lo que se puede con las
herramientas que hay”, dice Barembaum. “Marca una cuota de prudencia para
llegar a consensos. Cada anuncio que se hace genera temores. Hay sectores de
las economías regionales que han alzado su voz porque van a ser perjudicados.
En lo laboral, a viva voz hablamos de los costos no salariales. El costo no
salarial es lo que nos impide sumar más puestos de trabajo, no se puede
sostener con las características actuales. Hay que buscar esquemas perdurables
sin precarizar el trabajo”, sostiene Stehli.