Perfil
CóRDOBA
ANÁLISIS Y PERSPECTIVA

El Partido Bromosódico

Pietro Gori (1865-1911) estuvo en Argentina entre 1898 y 1902. Mitad anarquista prófugo de la justicia italiana, mitad criminólogo, el abogado, sabio, conferenciante y polemista, representó para la prensa nacional la mejor figura del agitador amable y erudito, hechizando con su palabra. José Ingenieros se convirtió en libertario por su influencia y no solo fue su colaborador en las publicaciones sobre criminología, sino también su amigo. Ingenieros fue uno de los ideólogos de La Reforma (1918).

pietro gori 19-02-2023
EXTRAVAGANTE. Gori fue un personaje considerado extravagante en la realidad social y cultural argentina. | CEDOC Perfil

“Ya que no podemos cambiar de país, cambiemos de tema”.
James Joyce era capaz de hacerlo. Voy a intentarlo.


Pietro Gori (1865-1911) estuvo en Argentina entre 1898 y 1902. Mitad anarquista prófugo de la justicia italiana, mitad criminólogo, el abogado, sabio, conferenciante y polemista, representó para la prensa nacional la mejor figura del agitador amable y erudito, hechizando con su palabra. José Ingenieros se convirtió en libertario por su influencia y no solo fue su colaborador en las publicaciones sobre criminología, sino también su amigo. Ingenieros fue uno de los ideólogos de La Reforma (1918).

Enrique Badesich fue un tucumano que estudió en Córdoba. En 1920 fue destinado al telégrafo de la base antártica de las islas Orcadas del Sur. Regresó a Córdoba, abrió una librería y escribió libros de poemas. Editó el periódico humorístico ‘El Arlequín’ y se hizo amigo de intelectuales como Deodoro Roca y José Ingenieros.

En las elecciones del 2 de abril de 1922 se presentó como candidato a diputado provincial por el Partido Bromosódico; llevó adelante una extensa campaña, en los que prometía: “El amor libre; la separación de la Iglesia y el Estado; la supresión del Ejército, por antisocial y anacrónico; el acortamiento de los hábitos sacerdotales para, con la tela economizada, hacer ropa para los chicos pobres; la eliminación de las esquinas para evitar los choques, y la implantación de la República Cordobesa con representantes ante los países de Europa y América, Argentina incluida”.

Daba sus discursos en improvisados escenarios en  la ciudad de Córdoba, ataviado con un traje de papel y gran sombrero. En circunstancias normales, no hubiera tenido éxito; pero la Unión Cívica Radical había renunciado a presentar candidatos para esas elecciones. La victoria del Partido Conservador se daba por descontada, y la lucha por el segundo lugar   –solo los primeros dos partidos aportaban diputados a la Cámara– no tenía demasiado interés. Por esa razón, un grupo de estudiantes de la Universidad (los de ‘La Reforma’), promovieron con humor la candidatura de Badesich. Logró –por apenas 22 votos– la cantidad necesaria para acceder a la cámara; se presentó a asumir la banca que le correspondía, pero la mayoría conservadora rechazó su elección, argumentando que era una persona incapacitada.

Extravagantes. Gori fue un personaje considerado extravagante en la realidad social y cultural argentina. Su discípulo Ingenieros resultó un excéntrico cultor del ocultismo y la teosofía. En 1922 promovió, como forma de protesta contra el sistema político de la Provincia de Córdoba, la candidatura de un personaje insano como Enrique Badesich. Sin la prédica del italiano, Badesich no hubiera destacado. No obstante, el tucumano demostró que, con originalidad extrema, también se puede tener éxito en comicios. Por eso, quien se disfrace de ‘súper héroe’, proponga dinamitar el Banco Central o use chaleco antibalas en los discursos, será un candidato potente, aunque el partido se llame ‘Juntos por el Despeine’.

Gori, el anarquista, no confiaba en los comicios, pero su discípulo Ingenieros sí; su candidato bromosódico orilló el ridículo. Toda gran idea comienza pareciendo ridícula, luego peligrosa y al fin genial. Lo que parece cierto es que, si cambiamos de tema, quizás podamos cambiar el país.