“Son solo hombres los nombres de quienes desean representar la renovación de la @UCRCBA ¡Muchachos! Reproducen viejos modelos, con miradas sesgadas en representación y construcción. ¡Sorpréndannos!”, tuiteó esta semana la radical Miriam Acosta ante la noticia de la presentación de Sumar (ver página 6).
Es que el tema de la paridad, más allá de las décadas que lleva de legalización en distintos ámbitos, es un asunto recurrente, fuente de conflictos y disputas partidarias y políticas, porque las condiciones no se equilibran, o si lo hacen, derivan en situaciones como la descrita por Acosta.
Ya lo decía Olga Ruitort en una columna publicada en PERFIL CÓRDOBA el año pasado, titulada “Cuando las cordobesas nos tuteábamos con las suecas”.
La referenta peronista, impulsora del proyecto cordobés, arrancaba así: “Cuando en el 2000 impulsamos la Ley 8901 de participación equivalente de género, que vino a reemplazar el cupo femenino, y al que quiero destacar como una herramienta útil para habilitar a las mujeres en el escenario parlamentario, notamos que esa medida que se propiciaba como piso, se había convertido en un techo y comenzó a funcionar como condicionamiento a la expansión política de las mujeres en los ámbitos públicos”.
Ese dilema entre piso y techo continúa vigente.
Para la abogada Laura Pedernera -especializada en Derecho de Familia, Niñez y Adolescencia y en temas de género- la explicación parte “de que todavía cargamos con los estereotipos sociales y contra los cuales venimos luchando”.
“Debe tenerse en cuenta que la paridad de género es un factor fundamental en la democracia, cuyo objetivo es lograr la igualdad entre los colectivos de mujeres y varones, tanto en el ejercicio del poder por medio de los diferentes cargos, como en la toma de decisiones. Claramente, esto en la actualidad no se cumple, basta con un simple vistazo para observar que en su mayoría los partidos políticos siguen optando por tener en sus listas electorales el liderazgo de un varón”, agrega Pedernera.
—¿Cuáles crees que son las prácticas que conspiran contra la paridad, a pesar de las legislaciones vigentes que la empujan?
—Las asignaciones socioculturalmente que dicen cuáles son las funciones que deben cumplir las mujeres y cuáles deben cumplir los varones, los estereotipos y violencia de género contra las niñas y mujeres, son grandes causas que conspiran contra la paridad. Pese a las leyes vigentes, tales como la ley de paridad de géneros en ámbitos de representación política y de todos los tratados internacionales con jerarquía constitucional, nos encontramos en una sociedad en la cual se preservan las opiniones patriarcales que colocan a las mujeres en una situación de inferioridad, lo que le trae una serie de obstáculos para su desarrollo socioeconómico y progreso personal. Por lo tanto, esto genera un prejuicio contra las mujeres y con ello una desigualdad en relación con los varones. En este sentido, estas conductas socioculturales que se basan en la discriminación de sexos y en estereotipos de género, tales como que las mujeres somos débiles, emocionales, inestables, cambiantes, etc., no dejan ver las verdaderas características, capacidad y potencial que poseemos y, por ende, ello conduce a la disparidad con los varones, no solo en el mundo político sino en la mayoría de los sectores, tanto públicos como privados. Existen muchas prácticas que influyen en contra de la paridad de género destacando que el trabajo doméstico, con todo lo que ello implica, es uno de los factores que más repercuten, ya que como lo vengo sosteniendo, para que las mujeres logremos la equidad entre los géneros, primero hay que empezar por casa, en donde se realizan los quehaceres del hogar de manera conjunta y en una distribución equitativa de las tareas. Por lo tanto, un cambio de paradigma de masculinidades en el ámbito doméstico es fundamental para una verdadera inclusión de la mujer en la esfera política y laboral.
—En ese contexto, no se trata solo de mujeres, sino también de la diversidad sexual, ¿cuál es tu mirada sobre esto?
—Es una realidad que las personas trans, por estar invisibilizadas y marginadas socialmente en estos sectores tan relevantes como es la política, se ven muy afectadas. Además, las personas travestis tienen el adicional de sufrir violencia institucional. El menospreciar o desvalorizar a la mujer, el androcentrismo en donde la opinión de los varones con privilegio es la que vale, la heterosexualidad como regla de lo normal y el cisgénero (personas que se identifican con el género asignado según la genitalidad), son las causas que condicionan a las identidades individuales y colectivas .
Por esta razón, es fundamental la Ley de Cupo Trans, Travestis, Transexuales y Transgéneros sea aprobada a los fines de reconocer y garantizar los derechos laborales del colectivo de personas que integran la sociedad. Debemos bregar y luchar para vivir en una sociedad en la que se respeten las diversidades, se den las mismas oportunidades y las instituciones se encuentren representadas por dicha diversidad.
—¿Percibís que existen situaciones de violencia política hacia las mujeres y la diversidad en la actualidad?
—La violencia política es un tema que no se puede desconocer. Muchas mujeres que han optado por participar en política han sufrido violencia por parte de sus contrincantes varones que, a l verse amenazados de perder su poder, recurren a esta práctica de violencia política o acoso en razón del género, para destituirlas del ámbito público. Lamentablemente, todavía en el sector político tenemos reproducciones de patrones patriarcales que se exteriorizan en la desigualdad que existe y persiste en las relaciones de jerarquía y poder de los varones respecto a las mujeres. Debemos seguir trabajando para erradicar la violencia de género, para que se respeten los derechos del colectivo de mujeres (cisgénero, transexual, travestis, transgénero) y lograr la participación en cargos políticos y de toma de decisión, pues de esa manera llegaremos a formar parte de una verdadera sociedad inclusiva, paritaria e igualitaria en todos los derechos.
OPINIONES
La paridad es numérica, no sustantiva
Miriam Acosta
Hay un ritmo lento de avance de la paridad en los partidos políticos y existe una clara divergencia entre sus normas internas, adecuadas por la fuer te presión de los movimientos de mujeres y la real participación de las mujeres en sus estructuras, en la s mesas de definición de estrategias y más aún en los espacios de decisión. La paridad es numérica, no sustantiva. Los hombres se niegan a compartir estos lugares, aun cuando muchas veces, a viva voz, reconozcan un nuevo paradigma de construcción de liderazgos de consensos, con mujeres, hombres y diversidades participando en las determinaciones. Existe una cultura patriarcal interna que distribuye el "poder". La paridad política es una condición necesaria pero no suficiente, se deben pensar otras acciones de tipo transversal al estado, a las políticas públicas y a la política misma. Presencia de mujeres en los espacios decisionales (partidos, sindicatos, etc.), presupuestos con enfoque de género y la existencia del enfoque de género en las políticas sociales y económicas, harán un camino más sólido para el desarrollo de las distintas comunidades. El acceso paritario de mujeres en los cargos legislativos es clave para democratizar la toma de decisiones, pero es indispensable que el Estado garantice el derecho a la autonomía económica y física de las mujeres. La sororidad es muchas veces lejana entre las pares, no así con las integrantes de las organizaciones de la sociedad civil. Es muy difícil para las mujeres, en los partidos políticos, expresar nuestros deseos de ser autoridad en un municipio, provincia o país. Pocas son las que expresan, por ejemplo, "quiero ser intendenta" o "gobernadora" hay una barrera en la palabra cuando se trata de plantear nuestra legítima aspiración, prevalece el "ocupar el lugar donde se es útil", y que no es otro que el otorgado desde el "poder" estructural. Se observan avances, pero hay muchas barreras sistémicas por vencer. En lo particular el radicalismo debe profundizar su fuerte inspiración igualitaria que le dio origen, mirar y explicar las relaciones sociales y convertirse en una herramienta para remediar las desigualdades. No debe resignar este rol. Quienes militamos desde estas convicciones lo hacemos en demasiada soledad, aunque "por lo bajo" compartan el desafío, y la mayoría de las veces se apliquen acciones correctivas a quienes lo hacemos, como ocupar lugares no expectables en las listas o "debajo" de quienes son "obedientes". Debemos apostar a una nueva etapa en los partidos políticos donde prime la construcción de miradas inclusivas e igualitarias.
* Feminista. Dirigenta de la UCR. Presidenta del Foro de Mujeres del Mercosur, sede Córdoba. Miembra de la Comisión de Equidad de Género de la Cancillería Argentina
No nos dejemos engañar por los números
Natalia de la Sota
La igualdad de oportunidades en el acceso a cargos electivos alude a un camino que la Provincia de Córdoba inició en 2000, durante el primer gobierno de Unión por Córdoba. La ley 8.901 estableció como regla general el principio de participación equivalente de géneros para la elección de candidatos. La decisión de las Cámaras de Diputados y el Senado, en noviembre de 2000, transformó a Córdoba en pionera en la generación de condiciones de igualdad. También, en “caso testigo”. Con los años, otras provincias adoptaron normativas similares y a nivel nacional, en 2017, se aprobó la Ley de Paridad de Género en Ámbitos de Representación Política en Argentina (ley 27.412). En 20 años, Córdoba avanzó en políticas públicas que favorecieron la igualdad y la promoción de derechos. En todo este tiempo, se fueron derribando lentamente principios establecidos de discriminación y exclusión. Las mujeres fuimos ocupando espacios a partir de nuestra capacidad y compromiso. Reflejo de todo esto fue la decisión política de que secundara a José Manuel de la Sota en su tercer mandato, como vicegobernadora, Alicia Pregno, una mujer comprometida del sur de Córdoba. Lo acompañaron también ministras y secretarías de Estado. Se implementaron políticas que mitigaron la violencia de género. También, programas que fortalecieron el rol de la mujer en la vida comunitaria. Se creó, luego, un Ministerio de la Mujer. En la Legislatura, las autoridades de las comisiones permanentes son elegidas según el principio de paridad de género. Más allá de todo este esfuerzo, la paridad en los números no debe confundirnos. La participación no responde solo a un porcentaje establecido a través de una cantidad específica. La paridad implica tener cierta influencia, lograr un sincero y real respeto y consideración a las voces de las mujeres de la política. Decidir. Derrumbar esos estereotipos que aún vinculan a la mujer solo a tareas blandas. Ese camino aún continúa.
*Legisladora provincial. Vicepresidenta de la Legislatura Unicameral.
Un avance al que le falta recorrer caminos
Laura Rodríguez Machado
La sanción de la ley de paridad de género en marzo de 2019, durante el gobierno de Mauricio Macri, generó un cambio muy importante en materia de igualdad en el Poder Legislativo. Esto se puede observar en la conformación de las cámaras, de Diputados y Senadores, que incluye la conformación de las comisiones y también las autoridades de cada Cámara. Muy distinto es lo que ocurre en el Poder Ejecutivo.
En este sentido es importante que los gobiernos, tanto nacionales como provinciales, tengan esa visión al integrar sus gabinetes. A nivel municipal han llegado muchas mujeres, a las que sus pueblos y ciudades les han dado el voto para gestionar sus recursos. Tal vez esto quiere decir que las mujeres van abriendo su propio camino y que los votantes apoyan sin discriminar a la hora de votar. Es un avance, pero aún para una integración en paridad falta recorrer caminos.
*Senadora nacional por Córdoba, Cambiemos
Monitoreo de derechos de las mujeres
El próximo 17 de diciembre se presenta formalmente el Grupo de investigación en Ciencia Política (GICP). De acuerdo a la información que adelantaron, “se centra en pensar el rol de la información gubernamental en el ejercicio efectivo de derechos fundamentales de las mujeres. A partir de unos lineamientos teóricos, implementaremos una serie de etapas que concluirán con la construcción colectiva de una propuesta de protocolo, para que lxs hacedores de política a nivel nacional y provincial resulten sujetos promotores de la producción y publicación de la información para contribuir a la garantía de los derechos humanos de las mujeres en nuestro país”. Como adelanto, lanzaron una cuenta de Twitter Mujeres en política - twitter.com/MujerPolitics- que se presenta como un espacio de monitoreo de las #Elecciones2021 por el cumplimiento de los derechos políticos