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"El recuerdo de mi viejo me llena el corazón"

Emiliano Cuciuffo, hijo de José Luis, vivió una semana especial con el aniversario del título de Argentina en México y la evocación a su padre.

Emiliano Cuciuffo
EMILIANO. El hijo de José Luis es odontólogo y el recuerdo de su padre sigue vivo. “Todos destacan que era una buena persona”, dice. | Fino Pizarro

Emiliano Cuciuffo es odontólogo, trabaja en dos consultorios de la Ciudad de Córdoba y es habitual que a algún paciente le llame la atención su apellido y haga la típica pregunta: “¿Usted tiene algo que ver con el jugador de fútbol, con el campeón del mundo?”. Y a él se le escapa una sonrisa, infla el pecho y responde: “Sí, soy su hijo”.

‘Emi’ admira a su viejo y está orgulloso de las cosas que se dicen de él. Por estos días se multiplican esos elogios para quien fuera un futbolista pilar de la Selección argentina que conquistó la Copa del Mundo en México 1986. Se le cruzan un sinfín de sensaciones y emociones. Es que José Luis Cuciuffo falleció el 11 de diciembre de 2011, cuando Emiliano tenía 21 años.

“Cuando se cumple el aniversario del triunfo ante los ingleses o de la obtención del Mundial, se lo recuerda. Siempre lo recuerdan y me pone muy orgulloso. Es una mezcla de sensaciones, orgullo y felicidad por lo que logró mi viejo y, también, un poco de tristeza porque no lo tengo”, le narra Cuciuffo a PERFIL CÓRDOBA.

‘Cuchu’ fue uno de los más grandes futbolistas argentinos. Además de la Albiceleste, vistió las camisetas de Huracán de barrio La France, Talleres, Chaco For Ever, Vélez, Boca, Nimes, Stade de Reims y Belgrano. Con la Selección jugó dos Copa América y un Mundial, siendo fundamental todo el torneo. Entonces, esa remembranza de su semblanza está intacta.

“Esta semana que pasó se hicieron sentir los recuerdos de la gente y un poco más este año, por ser número redondo (35) del aniversario. Hubo más movimiento. Me genera orgullo porque nunca se acaba. No es que pasan los años y la gente se olvida. No, mientras más pasan los años, más se valora lo que lograron. Se dan cuenta de lo logrado, que no es fácil salir campeones del mundo, que no es solo tener buenos jugadores”, expresa el hijo mayor del otrora defensor cordobés.

Pero el orgullo de Emiliano no es solo por lo futbolístico. Por eso cuenta: “Con esto de las redes sociales se potenció más. Me llegan notificaciones en Instagram o Facebook diciendo que mi viejo era un genio, un ídolo. Todas lindas palabras. Pero lo que me alegra es que la gente que lo conoció, los más cercanos,
no se cansan de decirme que era buena persona. Me llegan noticias de gente que mi viejo ayudó. Mi papá era así. Siempre daba ropa o lo que tenía para dar una mano. No paran de agradecerme y eso me da más orgullo, que además de ser un buen futbolista, era una gran persona. Me pone feliz. Tuvo sus errores como persona, como todos, o como futbolista. Pero fue buena persona y humilde y eso me llena el corazón”.

Emiliano jugó en Huracán de barrio La France y debutó en la Primera de la Liga cordobesa con 17 años.

“CUANDO FALLECIÓ, MI VIDA CAMBIÓ”

El doctor Cuciuffo piensa cada palabra antes de pronunciarla. Es amable, como cuentan que era aquel defensor de la Selección argentina. Y, aunque se emociona por todas las cosas agradables que expresan sobre su papá, admite que también lo extraña. Entonces, confiesa: “De chico, mi viejo me llevaba a las concentraciones, a la cancha, salí con él a la cancha. Cuando estaba en Boca iba al vestuario. Por ser campeón del mundo tenía algunos privilegios y entre ellos era que me podía llevar a dormir con él a las concentraciones. Después, cuando fui creciendo me llevaba a pescar y cazar. Tuve ese tipo de relación. Y cuando falleció, mi vida cambió. Dejé de tener a esa persona que me cuidaba y llevaba a todos lados. Yo tenía 21 años cuando falleció y claro que me queda la sensación de no haber vivido casi nada con él. Me faltó vivir más cosas. Me quedé con el gusto de lo que viví de chico, pero me perdí un montón de cosas. Siempre voy a tener esa sensación”.

Cuciuffo y Maradona