La característica principal de esta big band es que está integrada exclusivamente por mujeres e identidades disidentes. Un germen del proyecto empezó a gestarse en 2018, hasta que un año más tarde, la banda quedó finalmente conformada.
Pandemia mediante, las dificultades no fueron pocas pero aun así Eleva Big Band cierra el año con un primer EP en sus plataformas virtuales y con el premio CIEyA —entregado por la Cámara de la Industria del Espectáculo y Afines— que las consagró como banda revelación jazz del año.
En diálogo con PERFIL CÓRDOBA, cuatro de las integrantes de esta big band —Agostina Gherra, María José Oliveira, Lourdes Fontana y Silvana Schapira— contaron cómo fueron sus inicios y los obstáculos para abrirse camino en un ambiente musical donde prima lo masculino.
—¿Cuál fue la génesis de Eleva Big Band?
—(Agostina): Tocábamos con otras dos compañeras en la Banda Municipal Juvenil, que es mixta y teníamos muchas ganas de empezar a tocar solo con mujeres y hacer la música que nos gusta. Estábamos cansadas de algunas prácticas y de algunas formas de manejarse que no compartimos en el ámbito musical en sí, por lo que empezamos a sumar voluntades al grupo. El primer encuentro, en 2018, fue para improvisar y ver qué salía musicalmente. Pero nos juntamos un par de veces y quedó en la nada. En 2019 retomamos la idea pero con un objetivo mucho más claro: tener una big band, hacer música compuesta y arreglada solo por mujeres y disidencias e integrada de la misma manera, con amplitud de edades (NdelE: sus integrantes tienen entre 22 y 35 años) y de diferentes ámbitos musicales. Entonces le escribí a Lourdes porque aún no sabíamos si íbamos a tener una directora o quién de nosotras iba a tener ese rol.
Ya habíamos tocado juntas y me gustaba mucho su forma de trabajar, por lo le propuse la idea y le encantó. Empezamos a trabajar a principios de 2019.
—(María José): Yo me sumé en el 2019 tocando la guitarra. Ya estaba Ornella, guitarrista en la banda, pero como estábamos sin bajista, Ornella asumió ese rol y yo quedé como guitarrista estable.
—(Lourdes): Hay ciertos instrumentos entre las mujeres o las disidencias que son poco populares. No hay aparentemente muchas bajistas. Cuando una compañera se va es difícil encontrar un reemplazo. Hemos grabado con bajistas invitadas pero esperamos el año que viene tener nuestras bajistas estables.
—¿Cómo está conformada hoy la banda?
—(Agostina): Somos 19 integrantes. En algún momento la idea era que hubiera cuatro personas por fila. Ahí aumentaría el número y seríamos en total 26. Pero luego se redujo porque no conseguíamos trompetistas y trombonistas. Ahora tenemos dos trompetistas, dos trombonistas, cuatro flautistas y cuatro saxofones.
Además de la base: guitarra, piano, batería y bajo. Cualquier big band tiene más o menos esa cantidad de gente por instrumento.
—Arrancaron y las agarró la pandemia, ¿cómo lograron reconvertirse?
—(Lourdes): Hubo una serie de proyectos que habían quedado del 2019 a cumplirse en 2020. Uno de ellos fue tocar en ‘El griego Mujeres’. El otro fue un trabajo con Carol Panesi, una compositora brasileña, que con la pandemia se transformó en un trabajo virtual, vía Zoom. Pero terminamos a fines del año pasado grabando todo el material que habíamos intercambiado virtualmente: ella dirigiéndonos desde allá, nosotras organizándonos acá para ensayar por filas porque tampoco nos volvimos a juntar como banda en todo 2020. Así logramos grabar un EP de tres temas.
—¿Dónde se puede escuchar?
—(Agostina): Ya está subido en todas las plataformas virtuales de Eleva Big Band.
—Además del disco, se quedaron con el premio de CIEyA.
—(Lourdes): Sí. Es un incentivo para artistas emergentes. Había una convocatoria abierta. Nos inscribimos, quedamos seleccionadas junto a otras cuatro agrupaciones. El público votaba y luego un jurado decidía y ganamos.
— La banda va un poco más allá del jazz, ¿cómo definirían su estilo musical?
—(María José): Hacemos desde funk hasta candombe, folclore y milonga. Yo diría que no es jazz específicamente pero sí una fusión de varios géneros. Creo que trabajar con distintas compositoras nos habilita una versatilidad de repertorio que es bastante amplio.
—¿Las compositoras son de la banda?
—(Agostina) En general las buscamos. Recientemente grabamos una obra de nuestra pianista, Agustina Godoy, que sí fue compuesta y arreglada para la big band por ella. Pero es todo un tema: no hay muchas compositoras mujeres que compongan y arreglen para big band.
— ¿Qué otras cosas les cuesta conseguir?
—(Lourdes): Recursos en el plano técnico. Cuando vamos a tocar a ciertos festivales nunca hay inclusión de mujeres o disidencias. Puede que tal vez haya menos, pero sabemos que hay y no se las convoca. Y como nuestra intención siempre es trabajar con mujeres y disidencias, se nos complica un poco.
—¿Qué creen que hace falta para que Córdoba tenga su ruta del jazz?
—(Agostina): Faltan infraestructura, lugares y políticas culturales. Hay pocos escenarios donde se pueda subir una big band de 20 personas.
—(Lourdes): Hay limitantes técnicas. Pero más allá de eso, es curioso porque hay mucha gente —y muy buena— haciendo jazz, más allá que nosotros hacemos más fusión.
—(Silvana): Público hay. La prueba está en que cuando se hacen festivales, se llena. Lo que pasa es que hay, por ejemplo, más público de cuarteto, un género que pisa fuerte acá.
—¿Planes a futuro?
—(Agostina): Cerramos el año con la grabación del EP y encaramos el 2022 en febrero o marzo. Pero no sabemos cuáles van a ser las circunstancias. Ideas y proyectos tenemos un montón, pero nos está costando mucho el financiamiento.
Eleva Big Band en vivo
CON PERFIL CÓRDOBA. Agostina Gherra, Silvana Schapira, María José Oliveira y Lourdes Fontana.
La banda se presentó en el Festival de Jazz de 2019 y este año tuvo su aparición en el Griego Mujeres.
Previamente realizaron dos shows auto gestionados en la plaza de Alta Córdoba: “Tocamos con la banda entera. La idea era compartir, mostrarnos y sacarnos un poco el miedo de tocar en vivo. La gente se re prendió”, cuentan entusiasmadas.
De cara al año que viene, la Big Band busca salir a tocar en vivo. “No pudimos recorrer ese camino como banda y queremos mostrar el proyecto, que se vea que el jazz puede estar en espacios públicos y que hay mujeres y disidencias tocando música”.