Una de las grandes preocupaciones que maneja el gobierno nacional y que el propio presidente Alberto Fernández se encarga de remarcar en cada una de sus interlocuciones, tiene que ver con la situación que se registra en las zonas más vulnerables de la sociedad, principalmente en los sectores donde se registran asentamientos precarios o villas de emergencia. Los problemas allí son múltiples, y no sólo están vinculados a las dificultades para cumplir el aislamiento social, sino por la gravísima situación económica que se profundizó como consecuencia de la cuarentena generalizada que atraviesa al país.
Walter “Pollo” Díaz es el fundador y actual presidente de la Asociación Civil Benjaminos, una institución que nació para brindar un espacio cultural y recreativo en Villa la Tela, pero que con el correr del tiempo sumó funciones de contención social y también amplió su alcance geográfico al punto que hoy trabajan en 15 villas de emergencias de la capital provincial.
“El Pollo” es un conocedor de primera mano de lo que ocurre en estos sectores y en diálogo con PERFIL CORDOBA expresó su preocupación por la situación que se vive en las villas de emergencia de la ciudad.
“Nunca pensamos que un parate de un mes iba a calar tan hondo y no se si la ciudad está preparada para lo que se viene ya que esto va para largo”, comentó y describió una realidad que duele de solo escucharla: “La economía social de las villas pasa por la droga y ahora esa venta está resentida por los controles en toda la ciudad. La droga genera un circulante diario, es una realidad. Lo vemos cuando estamos trabajando y se ven pasar autos cero kilómetros en el interior de las villas que ingresan a comprar. Eso en estos días ya no pasa”, agregó Díaz.
“Además todo aquel que es jornalero o changarín, limpieza, albañil, no está saliendo y por si fuera poco detienen a un naranjita que intentaba llevar una moneda a su casa. Por ahora la situación está calmada por los planes que otorgó el gobierno nacional. La ayuda del gobierno frenó las cosas, sin embargo hay gente que queda por fuera de cualquier asistencia, principalmente aquéllas personas de 30 a 57 años, hombres y mujeres. No pueden salir a limpiar calles, cuidar coches, limpiar vidrios y no encuentran el sustento diario. Lo vemos en Villa La Tela, Villa Angeleri, Bajo Pueyrredón, Las Violetas, Villa El Libertador, por nombrar algunas”.
Vuelta a la villa.
Otra situación que describió Díaz y que considera que puede potenciarse es “la vuelta a la villa”. “Hay familias que habían logrado mejorar su situación y mudarse a barrios de clase media baja donde lograron alquilar. Conozco una familia en la que él trabaja de mozo y la mujer es empleada doméstica. Entre los dos ganaban unos 45 mil pesos. De pronto se quedan sin ingresos y vuelven a la villa, donde viven familiares. Es una situación que vemos que se está repitiendo.
Dengue y hambre.
Díaz consideró que en las villas hay preocupación por el dengue. “lo venimos advirtiendo hace varios meses al crecimiento de los casos de dengue, pero se nos escucha poco”, admite. “A veces nos informan que fumigan, pero lo hacen en calles alejadas del centro de la villa. Las familias que viven dentro si tienen que elegir entre comprar repelente o comida, obviamente que cuando tienen plata eligen comida”. “Hoy el menú de la villa pasa por arroz y huevo. Si bien los planes controlaron un poco la situación, las cosas aumentaron un 50 porciento. Una familia que tiene cuatro hijos más los padres, ya tiene a cinco o seis personas conviviendo. Antes el chico desayunaba y almorzaba en el Paicor, pero ahora no llegan porque no van. Entonces dos de las cuatro comidas diarias en esa familia desaparecen. Son familias en que viven en una pieza de cinco por cinco que es cocina, living, todo. Es crítico el panorama y si se alarga más en el tiempo, estas cosas se van a profundizar”, completó preocupado Díaz.