De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen 400 tipos de trastornos mentales. Cinco de ellas, que se encuentran entre las más comunes son: la depresión; el trastorno afectivo bipolar; la esquizofrenia y otras psicosis; la demencia, y las discapacidades intelectuales y trastornos del desarrollo, como el autismo.
Si bien hay estrategias eficaces para prevenir y tratamientos contra los trastornos lo mejor, para quienes operan en un mercado de renta variable, es estar alerta para prevenir el padecimiento mental que puede originar la inestabilidad de los precios.
La depresión (tristeza, pérdida de interés, sentimientos de culpa o falta de autoestima) es típica de los mercados bajistas; la ansiedad (congoja, preocupación, desasosiego) es un padecer permanente; la euforia (leve trastorno bipolar, enfermedad maniaco-depresiva), en la cual la persona tiene oscilaciones de ánimo desde la depresión leve hasta sentimientos intensos de bienestar, felicidad, excitación y júbilo, se presenta en los mercados exuberantes.
Los consejos de los grandes inversores
Sin aludir expresamente a los trastornos mentales, los mejores inversores de todos los tiempos han aconsejado conductas que previenen el padecimiento psíquico.
“No se puede tener un bebé en un mes dejando embarazadas a nueve mujeres” (paciencia).
“La cualidad más importante para un inversor es el temperamento, no el intelecto. Se necesita un temperamento que no genere un gran placer al estar con la multitud o contra la multitud” (abstracción del sentir predominante-estabilidad emocional).
“Wall Street es el único lugar al que la gente viaja en un Rolls Royce para recibir consejos de quienes toman el metro” (austeridad).
“La inversión más importante que puedes hacer es en ti mismo” (autoestima y disciplina).
“Debes obligarte a considerar argumentos opuestos. Especialmente cuando desafían tus ideas más queridas” (humildad).
“Los inversores deben recordar que la emoción y los gastos son sus enemigos”. (austeridad y firmeza emocional)
“Mister Market es un esquizofrénico en el corto plazo pero recupera su cordura en el largo plazo” (estabilidad emocional).
“Incluso el inversionista inteligente es probable que necesite considerable fuerza de voluntad para no seguir a la multitud” (independencia).
“Las palabras más útiles en bolsa son: quizá, según se espera, posiblemente, podría ser, no obstante, a pesar, ciertamente, yo creo, yo opino, pero, posiblemente, me parece... Todo cuanto se cree y dice es condicionado” (humildad).
“Siempre he tomado las mejores decisiones en el mercado escuchando música clásica” (esparcimiento).
Durante mi ya larga trayectoria como inversor, he sufrido depresión leve, ansiedad y euforia. Lo que más me ha perjudicado es la euforia, ya que esta me llevó a un estado de “disonancia cognitiva” y la consiguiente desarmonía entre mis comportamientos y mis creencias: por un lapso abandoné la austeridad.
Al valorar la austeridad y el consecuente decoro, concluyo con un pensamiento de Solón (638-558 a C): “La austeridad es una de las grandes virtudes de un pueblo inteligente”.
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Gestor de patrimonios financieros y Contador Público.