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INCENDIOS EN CÓRDOBA

Entre la mano del hombre y los problemas de gestión pública

Qué características tuvo esta temporada de incendios y cuáles podrían ser las trágicas consecuencias a futuro. 285.000 has quemadas en 2020.

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EFECTOS. Gran parte de lo que se quemó es monte nativo. Ese suelo va a tener menos capacidad de efecto esponja que al no absorber generaría en épocas de lluvias grandes crecidas. | Cedoc Perfil

En lo que va de 2020, la provincia de Córdoba registra uno de los incendios más impactantes de su historia, pero la temporada se extenderá hasta enero y con mucha actividad, según lo confirmó Claudio Vignetta, secretario de Gestión de Riesgo de la provincia.

Los datos del Programa Provincial de Manejo de Fuego son impactantes y llevan relevadas 290 mil hectáreas quemadas, superando la información que se registra de los años 2006, 2009 y 2013 que, según las estadísticas fueron los años más críticos en materia de incendios para la provincia.

Varios factores confluyen a la hora de repartir responsabilidades. Las autoridades coinciden que el 95% de los focos comenzaron por la mano del hombre, ya sea por negligencia, impericia o de manera intencional.

A esto se le suma que los focos en su mayoría son de sexta generación, según explica Vignetta. Es decir, incendios que son inextinguibles por la mano del hombre, superan el potencial para que con el recurso humano se pueda sofocar, necesita de una trabajo y planificación en el cual hay que resignar qué se quema y qué se defiende del fuego; comportamiento explosivo, con columnas de conectivas de 10 kilómetros que dificultan la tarea, ya que genera una potencia tan alta que cuando explota el incendio es imparable.

“Esto sucede también en California”, señaló el funcionario.

Por último, Vignetta añade la gran sequía que afecta a la provincia, que impacta de manera directa en la conducta de los incendios.

Durante la temporada de incendios, y hasta el momento, trabajaron más de 4.500 bomberos en rotación por toda la extensión provincial, explicó a PERFIL CÓRDOBA Diego Concha, director general de Defensa Civil, a los que se sumaron bomberos de Entre Ríos, Santa Fe y brigadistas del Servicio Nacional de Manejo del Fuego.

El funcionario coincidió que el 95% de los focos fueron provocados por la mano del hombre, y que desde el Programa de Manejo de Fuego año tras año se trabaja en la educación para cambiar conductas de los ciudadanos, pero que este año la pandemia limitó esta tarea, y añadió que hay más poblaciones en zonas de montes, en las sierras donde no hay una planificación urbana.

Críticas. Fernando Barri -doctor en Ciencias Biológicas, docente de la UNC e investigador del Conicet- explicó a este diario las consecuencias de los incendios y criticó a las políticas en materia de gestión ambiental que implementa el gobierno de la provincia de Córdoba.

Barri señala que no hay control de las autoridades y tampoco actúa la Justicia antes la acción de la mano del hombre en la propagación de los incendios, por lo cual el Estado debería intervenir y no permitir el cambio de uso de suelo y accionar ante el factor de la especulación inmobiliaria en las zonas serranas, con la presión del sector desarrollista para que avance la frontera urbana.

“Hoy el problema de los incendios es un problema de gestión pública. El gobernador dijo que Dios nos castigaba mandándonos la sequía y ahora nos bendice mandando la lluvia, -en referencia al polémico tweet que publicó el gobernador Schiaretti-; esa es la mejor forma de lavarse las manos y de no asumir responsabilidad estatal de gestionar la problemática de los incendios reiterados y desarrollar políticas públicas en materia ambiental que eviten eso”, sentenció Barri, y agregó: “No se trata de creer en Dios, sino de trabajar en la multiprevención, no se hacen campañas de educación ambiental en ámbitos formales y en la sociedad”.

Barri apunta a que se eliminaron los puestos vigías en las sierras, la falta de brigadistas capacitados en el trabajo sobre incendios en los montes y que el trabajo de los bomberos se desarrolla en contener los focos para que no lleguen a las viviendas, descuidando el bosque nativo que es arrasado por los fuegos.

Numerosas consecuencias ambientales

En las sierras, gran parte de lo que se quemó es monte nativo, estas hectáreas van a tener menos capacidad de efecto esponja, es el fenómeno que produce la vegetación nativa junto con el suelo de absorber el agua de lluvia. Esto trae como consecuencia una menor posibilidad de absorción que generaría en épocas de lluvias grandes crecidas de ríos y arroyos en las zonas serranas, pudiendo llegar a casos extremos como sucedió en 2015 en Sierras Chicas. Por otra parte, esos terrenos no van a absorber el agua que absorbían antes y va a repercutir en la próxima temporada de sequía. También tantas hectáreas quemadas producen grandes toneladas de dióxido de carbono liberadas a la atmósfera que incrementa el cambio climático global, provocando que los fenómenos de sequía y calor sean cada vez más extremos. Otra de las consecuencias, es lo que sucede con los sedimentos de cenizas cuando comienzan las épocas de lluvias, este fenómeno se denomina lavado de cenizas que llegan hasta la cuenca hídrica e incrementa el fenómeno de eutrofización, la acumulación de residuos orgánicos en un lago, laguna, embalse, entre otros, que causa la proliferación de ciertas algas trayendo como consecuencia la contaminación y envejecimiento de los reservorios, tornándose cada vez más improductivos e implica que la potabilización del agua para consumo sea cada vez más costosa y compleja.