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ANA GALLART

'Hay más mujeres en las paredes de los museos que detrás de los cuadros'

Recién llegada desde Barcelona, expuso por primera vez en Córdoba sus ‘mujeres universales’. En septiembre expone en Nueva York y verá la luz un libro sobre su obra.

Ana Gallart
UNA MUJER, MUCHAS MUJERES. De la mano de Ensamble Cultural, la artista expuso por primera vez en Córdoba en Onas Hostel & Suites. | Fino Pizarro

Florencia, Milán, Barcelona o Nueva York son algunas de las ciudades por las que Ana Gallart ha pasado exponiendo su obra. Con una impronta netamente femenina, su pintura refleja un universo donde la mujer cobra una preponderancia casi única.

Con 55 años de edad, la artista argentina manejó una galería durante cuatro años hasta que comprendió que lo suyo era la pintura y no el manejo de artistas.

Su primer vínculo con lo artístico se remonta a su infancia, cuando dibujó a su primera mujer: “Hasta los treinta años no tuve mucho que ver con la pintura, pero siempre dibujé. Cuando cumplí 50, haciendo esas miradas para atrás que uno hace, encontré mi primer diario. Y lo primero que hay dibujado es una mujer, con una leyenda que dice: 'ésta es una mujer, yo sé que la puedo dibujar mucho mejor’. Tenía siete años y me conmovió ver eso. Además, en el dibujo la mujer es larga y flaca, muy similar a las que hago ahora. Probablemente ese haya sido el inicio de mi carrera: el deseo de pintar mujeres. De hecho cuando empecé a pintar no pintaba mujeres. Dibujaba otras cosas. Hice una serie que se llamó Soledades, donde aparecen un montón de personajes. Dibujé edificios en otro momento. Y hace siete años me largué de lleno con el tema de la mujer”, reflexiona.

Mujeres sin rostro. Una particularidad atraviesa las series de mujeres de Gallart: ninguna tiene rostro. “Cuando hablo de la mujer lo hago desde lo conceptual, quiero hablar de la mujer universal. Creo en las emociones que nos atraviesan, la vida que vivimos, ese pertenecer a un espacio y que ese espacio nos anime y no nos condicione. Por eso los colores son los mismos afuera y adentro de la tela. Es raro que veas un cuadro mío que sea de un color y que la mujer despegue totalmente”, señala Gallart.

Sus trabajos son hechos con espátula (usa los pinceles solo para retocar) y siempre en capas. Utiliza los colores de manera tal que estos representan las emociones que nos atraviesan: “Tengo series que tienen más de un color y series que tienen más de otro. El verde es la naturaleza profunda de la mujer y el azul es el color del alma. Y con esos conceptos que tengo para mí, aparecen o desaparecen los colores dentro de una obra. Casi todos mis cuadros empiezan de azul, porque les pongo el alma a la tela. Y sobre eso puede ser que luego no tenga ni un atisbo de azul, pero el azul está abajo”. 

Gallart trabaja en dos grandes soportes: la chapa y el lienzo, aunque también ha trabajado en aluminio, ha hecho cosas con paraísos (árbol que trajo Sarmiento a la Argentina, que se plantó del centro al norte del país porque no se lo comía la langosta) y ha pintado sobre madera. “Amo la chapa oxidada. Como soporte es sumamente conceptual porque habla del paso del tiempo sobre algo. La primera vez que encontré chapas oxidadas sentí que era como el alma de una mujer. Todas nacemos iguales y todas oxidamos diferente. Y es maravilloso cómo oxidamos. Las marcas que tengamos tienen que ver con nuestra historia, entonces yo no toco las marcas del óxido sino que pinto sobre él, que siempre está vivo por más que uno lo selle”, detalla.

Invitada por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires este año formó parte de una gran instalación que se hizo en el Obelisco para el Día de la Mujer. “Fui una de las ocho artistas invitadas a intervenir una silueta de una mujer”, recuerda.

Su obra es consumida tanto por varones como mujeres. “Los hombres buscan a sus hijas o a sus madres en esas mujeres con las que se ven impactados. Y las mujeres se ven a sí mismas y muchas veces a sus amigas”.

Con referentes como Raúl Soldi de quien rescata lo etéreo, Pablo Picasso (“me encanta cómo desarma la estructura de la realidad y me anima a desarmar mi propia historia y pintarla a mi manera”) y Leopoldo Presas, Gallart remarca que las mujeres han sido muy tapadas históricamente en lo que tiene que ver con el arte: “Los museos están llenos de mujeres pintadas pero no de mujeres artistas. Hay más mujeres en las paredes que detrás de esos cuadros. Pero eso es hacerse cargo de lo que ha sido la historia hasta ahora. Creo que las mujeres estamos encontrando lugares importantes para ocupar”.

—¿Cómo ves el feminismo?
—Creo profundamente en la lucha de la mujer por la igualdad de oportunidades en la sociedad y en nuestro desarrollo como personas. Y creo también que es un camino que hacemos juntos mujeres y hombres que queremos un mundo mejor y más justo para todos. No creo que la lucha sea solo de mujeres, todos tenemos que empujar para el mismo lado para lograr este cambio de paradigma que está en marcha y es tan importante.

Entre sus planes se cuenta una muestra en La Rural en agosto y la edición de un libro sobre su historia con el arte, que verá la luz en septiembre, mes en el que partirá nuevamente a Nueva York a exponer su obra: “Es una ciudad en la que me va muy bien; expuse allí en marzo y vendí 33 obras”, finaliza.