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CóRDOBA
VIOLENCIA DE GENERO

“Hay más reacciones violentas porque el varón no acepta el empoderamiento de la mujer”

La fiscal de Violencia Familiar, Betina Croppi, analiza por qué no disminuyen los casos. En 2018 en Córdoba hubo 20.000 denuncias.

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BETINA CROPPI. Para la fiscal la cantidad incontenible de femicidios se debe a la resistencia de la cultura machista de los hombres. | Fino Pizarro

No obstante los esfuerzos en campañas de difusión, recursos humanos y económicos, la violencia contra las mujeres no disminuye. Entre el 8 de julio -día en que se inició la feria judicial invernal en Córdoba-hasta el lunes 15 sucedieron dos femicidios en nuestra ciudad, los de Giuliana Silva y Eylín Jiménez Condorí. 

La Fiscalía de Violencia Familiar de la ciudad de Córdoba recibió 130 denuncias, ordenó 19 detenciones y libró 14 órdenes de captura. En solo una semana. El miércoles último, en Holmberg un hombre de 83 años atacó a martillazos a su esposa de 76, pensó que la había matado y luego se quitó la vida. 

PERFIL CORDOBA entrevistó a la fiscal, Betina Croppi, la funcionaria a cargo del turno en nuestra ciudad. A pesar de llevar años entre expedientes que describen y prueban hechos violentos en parejas y familias, se estremece y se pregunta por qué siguen sucediéndose los femicidios. 
“Creo que la lectura que podríamos hacer es que pese a los esfuerzos y recursos invertidos en violencia no se puede dar una garantía de que los femicidios no vayan a ocurrir”, sostiene. A la par de esa convicción, enfatiza: “Lo más grave sería bajar los brazos, lo correcto es ver a dónde apuntar para tratar de bajar el nivel de riesgo de cada una de las víctimas en el próximo caso”. 

Esta última advertencia resuena de modo especial por la muerte de Giuliana Silva, una joven madre de 19 años, a quien su expareja mató con tres disparos de un arma de fuego el domingo 7 de julio en Barrio Suárez. 

Croppi conocía el caso porque intervino ante cada denuncia de la mujer. La víctima y el Estado hicieron lo que indica el protocolo de acción. Ella denunció apenas fue agredida, salió de la casa que compartía con el agresor, le dieron el botón antipánico que le sirvió para alertar situaciones de peligro. Pero, aun así, no se evitó el peor final. 

—¿Por qué?

—El cambio de posición de la mujer respecto del varón ha sido muy rápido y rotundo. No así el cambio del varón respecto de la mujer. La cantidad de femicidios no disminuye porque las mujeres se han empoderado, reaccionan, se defienden y hacen valer sus  derechos y a los varones les cuesta más que a las mujeres estar a la par de esta diferencia, aceptar el cambio. Lo que siempre fue violencia machista aceptada por una mujer sometida, ahora es violencia machista no aceptada contra la rebeldía de la mujer, y esto genera más reacciones. Antes la mujer se callaba y el varón bajaba su nivel de agresión. En este momento, como la mujer no se calla, el varón aumenta la apuesta. En el corto plazo veo difícil que disminuyan. 

—¿Qué herramienta es más efectiva: botón antipánico o pulsera electrónica colocada al agresor? 

—El botón sirve, pero la pulsera sirve más todavía.

Miles. Según datos de las fiscalías especializadas en violencia de género y violencia familiar, en 2018, en toda la provincia de Córdoba se formalizaron 20 mil denuncias. Eso implica que ingresan al sistema judicial medio centenar de casos, en su gran mayoría de mujeres que buscan ayuda por considerarse víctimas de agresiones de todo tipo, físicas, psicológicas y económicas. En lo que va del año, con los últimos registrados la semana pasada, suman 12 los femicidios. 

Botón antipánico. Desde el Polo de la Mujer, organismo que centraliza las herramientas del Estado provincial para asistir a las mujeres, informaron que actualmente hay 2.520 monitoreadas con el botón antipánico en Capital y 773 en el interior. 
Mensualmente, disponen de 220 aparatos para entregar cuando la Justicia lo dispone. Los encargados de asignar¬los son los fiscales penales de Violencia Familiar y Violencia de Género. También ellos resuelven l as devoluciones. El mes pasado se entregaron 179 en Capital y 90 en el Interior. 

Tobilleras. Las pulseras electrónicas que se colocan a los agresores y que alertan en caso de acercamiento a la víctima, son otorgadas -en cambio- por los Juzgados de Violencia Familiar. La Nación asignó a Córdoba 100 dispositivos. 
De ese total, actualmente han sido colocados y son monitoreados 58. Por el momento no se evalúa incrementar su número, mientras exista un stock a disposición de la Justicia.

 

GIULIANA, UNA VICTIMA QUE DENUNCIO

Giuliana Silva tenía 19 años y una hija de un año y cuatro meses. El domingo 7 de julio salió de su casa y fue interceptada por Rodolfo Tissera (40), su expareja en Barrio Suárez. Ella había denunciado las agresiones, desde la primera vez cuando él la golpeó físicamente. Y nunca más tomó la iniciativa de acercarse. Se mudó de casa y fue a vivir con una familiar. Le entregaron el botón antipánico y emitieron orden de restricción para él. 

Hace unos meses presentó otra denuncia porque el hombre incumplió la perimetral y rompió un vidrio en la casa que ella habitaba. 
Se realizaron dos pericias psicológicas al agresor. En ninguno de los informes se advirtió que tuviera intenciones homicidas. 

La fiscal Betina Croppi que continuará con la causa más allá de la feria, espera los resultados de los estudios anatomopatológicos. Se descar taría que Giuliana estaba cursando un embarazo. 

Con los resultados de la prueba balística, entre otras medidas, y de los testimonios brindados la semana pasada el presunto femicida fue indagado pero se negó a declarar.

 

 

EYLIN HABRIA PADECIDO ABUSOS DESDE PEQUEÑA

Eylín Jiménez Condorí tenía 17 años y una hija de casi dos años. El fin de semana pasado su cuerpo fue encontrado tirado en un descampado de barrio Nuestro Hogar III.

La sospecha sobre la autoría del crimen recae en su padrastro, Zenón Giménez. La habría estrangulado y arrojado al baldío. Del lugar desaparecieron las zapatillas, la campera y el teléfono de la joven lo que hace presumir que alguien robó los objetos, a pesar de ver una escena atroz.

La madre de Eylín, expareja del ahora imputado con quien tuvo seis hijos, dejó de vivir en la casa familiar hace un par de mese por la violencia que el hombre ejercía sobre ella, aunque regresaba durante el día para llevar a sus hijos a la escuela o brindarles alguna otra asistencia.

Según declaró la mujer, la hijita de Eylín habría sido producto de la violación de Jiménez a la adolescente. Desde mañana, el fiscal Cristian Griffi quedará a cargo de la investigación. Allí deberá esclarecer este hecho porque Eylín habría padecido abuso sexual con anterioridad.

La circunstancia agravaría la imputación contra Giménez, que por ahora es homicidio calificado por el vínculo. Podría sumarse el agravante de violencia de género. Y se analizará el contexto en el cual los menores quedaron solos, a partir de la salida de la madre del hogar.