El femicidio de Denise Vergara en Villa del Totoral puso al desnudo las limitaciones del sistema para prevenir hechos de violencia de género, que persisten particularmente en el interior provincial.
No obstante los avances en el protocolo de acción judicial y estatal, en la disponibilidad de recursos humanos y económicos, su instrumentación aún deja flancos abiertos.
El último dato oficial disponible sobre femicidios en la provincia de Córdoba -de 2018- revela que el 78% de los 20 hechos registrados sucedieron en el interior provincial. El porcentaje es contundente y evidencia el camino que aún falta recorrer.
PERFIL CORDOBA entrevistó a tres referentes que trabajan con mujeres en situación de violencia. Gabriela Coloccini, abogada especializada en Derecho del Niño, trabaja con organizaciones sociales y tiene su estudio en Valle Hermoso. A partir de su actividad, relató casos en los que es posible visualizar la situación de todo el norte de Punilla.
En tanto, Viviana Majul es gestora cultural y referente social de Villa del Totoral, mientras que María Bohmer, del Centro Jakairá, trabaja con maternidad y paternidad adolescente.
De los relatos, se pueden extraer realidades comunes:
◆ El botón antipánico funciona, aunque depende de la calidad de las redes.
◆ El personal policial que acude cuando salta una alarma no lo hace con la celeridad necesaria.
◆ Cuando una mujer decide presentar una denuncia, en no pocas ocasiones la desalientan. En otros casos directamente no se la toman.
◆ Falta de personal. Los equipos especializados están desbordados por la cantidad de casos.
◆ Falencias edilicias: faltan espacios para alojar a mujeres que deben salir del hogar por situaciones violentas. A continuación historias que presentan situaciones comunes a muchas otras.
EL CASO DE CLAUDIA. Cuando hay policías o guardiacárceles denunciados
En el último registro oficial figura que el 15% de los femicidas pertenecía a fuerzas de seguridad. En ese universo, las muertes se cometieron con armas de fuego.
El 26 de octubre de 2019, cansada de intentar hacer que su matrimonio de 20 años funcione, con tres hijos (dos adolescentes y uno con discapacidad), Claudia consultó a una abogada, quien detectó indicadores graves de violencia y le sugirió acudir al Polo de la Mujer.
En la mayoría de los casos las mujeres naturalizan lo que viven y es el primer obstáculo para romper el círculo.
Claudia finalmente denunció a su pareja -que es guardiacárcel- , la Justicia le dictó la restricción de contacto y le sacaron las armas denunciadas por ella.
Apenas incumplió las restricciones acudió a denunciarlas, pero le respondieron que “estaban desbordados de presos” y por eso no se la tomaron.
Ella padece fibromialgia. En situaciones de estrés debe internarse para tratar los dolores. Como sus hijos quedan solos en Comuna San Roque, él iba a buscarlos.
En una ocasión tomó la mejor ropa de la mujer y la cortó en tiritas que dejó en la mesa del comedor. Quiso denunciar el hecho pero en la comisaría le dijeron que no era un delito. No se la recibieron.
En ese interín, él terminó denunciándola a ella por incumplimiento. Fue trasladada en un patrullero hasta Santa María de Punilla para hacerle una pericia psicológica.
MICAELA Una ayuda fragmentada e insuficiente
Micaela, de 21 años tuvo su primer hijo a los 14. Durante toda su vida trató de sacar a sus hermanos del abandono del que fueron víctimas de parte de su familia. Con su última pareja vivió una relación violenta.
Cuando le tomaron las denuncias que formuló en la comisaría de Valle Hermoso, le aconsejaron irse de la casa. Como no lo hacía la acusaron de consentir la relación y esa denuncia no pasó a la Justicia.
La última fue durante el parto de su hijo menor. Por la intervención del juez, ella fue trasladada a la Casita de la Hospitalidad de Cosquín. Su hijo de seis años le preguntó por qué debían ir “presos” ellos si el que les pegaba era el hombre. Él nunca cumplió con la cuota alimentaria.
La abuela paterna vendió la casa donde ellos podían vivir y llevó a la pareja de Micaela a Buenos Aires.
Micaela volvió a estar sola, con sus dos niños en situación de calle. Amigas y referentes sociales le ayudaron a alquilar una habitación.Sin intervención efectiva y continuada, el 1 de enero pasado decidió terminar con su vida.
NICOLAS VERGARA: “Aunque a él le den 100 años, a Denise no la devuelve nadie”
Nicolás Vergara es el hermano de Denise, la última víctima de femicidio en Córdoba. Hace una década, él fundó el Club Juventud Sportiva Totoral. En diálogo con PERFIL CORDOBA señaló: “Además de competir tenemos como premisa educar a través del deporte, lograr impacto social, con apoyo de privados y del sector público”.
Sobre la muerte de su hermana opinó que son “cosas que pasan porque las instituciones no funcionan. No se contiene a los niños desde temprana edad para atender a las falencias de amor, contención y límites”.
Denise fue asesinada el lunes pasado por la noche mientras trabajaba. Su expareja, Miguel Gutiérrez, -a quien había denunciado ocho días antes- rompió alambrados para ingresar al predio de la fábrica, la esperó detrás de unos contenedores y se abalanzó cuando ella pasó. La golpeó y le asestó más de una decena de puñales que terminaron con su vida.
Gutiérrez había sido imputado por la Fiscalía de Jesús María, expulsado del hogar y se le aplicó la restricción de acercamiento y contacto. Burló todas esas barreras y cumplió la amenaza.
“Con este muchacho no tengo resentimiento ni bronca, por más que la haya asesinado. A mi hermana no me la devuelven más aunque le pongan 100 años de condena”, expresó Nicolás. Durante la semana habló con los gerentes del complejo fabril donde trabajaba Denise. “ Les dije que tienen que invertir en esto, dejar de mentir con la RSE (Responsabilidad Social Empresaria) y hacer aportes en serio, acompañamiento de verdad; no dar un par de pinturitas. No alcanza con eso. Estoy convencido de que se pueden hacer grandes cambios sociales. Pero falta valentía de algunos sectores”.