Fue una de las industrias de mayor expansión hace una década y uno de los principales empleadores de los jóvenes que podían encuadrar sus carreras universitarias con ingresos y un empleo en blanco. Pero desde el bienio 2007/2008 la industria de los contact centers empezó a desinflarse atacada por múltiples factores. Los principales fueron el atraso cambiario, las fuertes presiones tributarias, la falta de un encuadre gremial para los empleados. En Argentina el sector fue cediendo terreno y aparecieron plazas regionales más tentadoras. Perú, Paraguay, Colombia surgían como amenazas potenciales y hoy ya mutaron a amenazas reales y rivales directos.
Con ese caldo de cultivo la industria pasó de emplear 70.000 personas en 2007 a unas 50.000 a julio de este año. Y Córdoba es una de las que más perdió. Esta plaza pasó de 30.000 trabajadores a unos 20.000 en el mismo lapso de tiempo. Con todo, Córdoba mantiene el liderazgo en cantidad de empleos, tiene el 40% de la torta nacional seguida por plazas como Tucumán, Chaco, Mendoza o Santa Fe que ostentan entre el 15% y el 11% de la fuerza laboral del sector.
Tres automotrices menos. La Cámara Argentina de Centros de Contacto (CACC) es presidida por el cordobés Marcelo Bechara y esa entidad está trabajando en un doble eje: con un relevamiento para conocer la realidad del sector a nivel nacional y bosquejando lo que quieren presentar como un Acuerdo de Competitividad para poder levantar al sector.
El relevamiento destaca, entre otros aspectos, que los casi 20.000 empleos que se perdieron (el 51% en Córdoba) equivalen a la nómina completa de empleados de tres terminales automotrices. También se detalla que la remuneración bruta para un trabajador cuya jornada es de 36 hs semanales es de $ 15.917,35 a julio de 2017. Y comparten algunos datos demográficos: de los 50.000 empleados el 37% es mujer, el 34% es jefe de familia, para el 66% se trata del primer empleo registrado.
Amenazas reales. La pérdida de competitividad, la pérdida de empleos por importación de servicios y la sustitución de empleo de automatización de procesos son las tres grandes amenazas que rodean a la actividad. Combinadas, se generan algunas paradojas que también pueden replicarse en muchos sectores de la economía: se trata de una actividad que dio vuelta su balanza comercial en el peor de los sentidos: “pasamos de exportar el 38% de nuestros servicios, en el año 2007 a una realidad muy distinta. Ahora exportamos menos del 1% y habida cuenta de que países vecinos han generado condiciones muy competitivas se están importando servicios. El valor de la hora en Argentina es de US$ 17, en Paraguay es de US$6, en Colombia o Perú están en US$9. Sobre todo en los commodities, los servicios básicos, ahí se perdió mucho”, cuenta Bechara.
En esa línea Bechara destaca que quieren constituirse como parte integrante de la cadena de valor de los servicios basados en el conocimiento. “Somos conscientes de que somos parte de una cuarta revolución industrial y que el sector está atravesando una reconversión estructural. Hay que aggionarse a los tiempos actuales con capacitación, tecnología, pero también con una estrategia de largo plazo que tenga consistencia técnica y sustentabilidad económica. El foco es la competitividad del sector teniendo políticas de Estado sustentables. En ese marco proponemos un Acuerdo de Competitividad que estamos trabajando con el Ministerio de Producción de la Nación”.
Puntos principales del Acuerdo. “Con el objetivo de ganar competitividad no hay que apelar a un facilismo cuya implementación puede afectar a la macroeconomía. Estamos trabajando en un documento para un Acuerdo de Competitividad concentrándonos en: Generación de empleo anclada en herramientas para poder lograrlo, como la reducción de contribuciones patronales y costos salariales; Generar un período de transición sobre las importaciones, la apertura de las importaciones tiene que ser inteligente y equilibrada para cuidar el empleo; Bajar los costos de las ART; Generación del convenio único y específico de la actividad en todo el país para bajar la judicialización del sector; Incorporar a categoría pyme a las empresas cuya masa laboral sea superior al 50% del costo”, enumera Bechara. La ejecución de este plan va en sintonía con la política laboral que viene mostrando el Gobierno Nacional (reducción de costos laborales, blanqueo laboral), pero seguramente tendrá la resistencia del sector gremial que viene advirtiendo varios intentos de imponer una “flexibilización laboral” en el sector de los contact centers.
Replicar el acuerdo gremial. En Córdoba el sector logró homologar un convenio colectivo específico de la actividad lo que, dicen los empresarios, habría ayudado a bajar la alta judicialización que tenía el sector producto de estar en una zona gris que tenía respecto de las incumbencias gremiales. Así, en Córdoba los empleados están nucleados en la Asociación de Trabajadores Argentinos de Centros de Contactos (ATACC). “Había una puja sindical para ver que gremio tenía la representatividad, se hizo una compulsa, participaron los telefónicos, Comercio y ATACC y luego de eso quedó definido para Córdoba a ATACC como el gremio. Hubo una extensión del acuerdo que se logró en Córdoba a nivel nacional para llevar este gremio al resto de las provincias pero eso está suspendido por Trabajo. Confío en que esto pueda resolverse favorablemente, contar con esa equidad a nivel nacional va a hacer que el sector pueda crecer en distintas provincias” afirma Bechara.
La realidad de Córdoba. La provincia mantiene el liderazgo a nivel nacional en cantidad de empleados y en cantidad de empresas cordobesas que tiene el sector, teniendo en cuenta que aquí está el 40% de los empleados y son muchas las empresas locales que tienen presencia en otras provincias. Además de contar con un gremio específico (ATACC) la actividad logró, en mayo de este año, que se incorporara por decreto el beneficio de Ingresos Brutos al Código Tributario de la Provincia. “Respecto al “Costo Córdoba” estamos bien en la Provincia, pero sí tenemos un costo creciente a nivel municipal con aumentos progresivos de la tasa de Comercio e Industria. En el año 2012 pagábamos 1,476% y en el 2017 pagamos 2,261% No sólo nos aumentó a nosotros, aumento a todos, la discusión tributaria pensada en un solo sector en pensar en luz baja, hay que poner la luz alta y pensar en los beneficios para los empleos de generación inmediata y de las economías regionales. Queremos tener con la Municipalidad un acuerdo de competitividad en ese sentido. La Cámara está focalizada para trabajar en forma conjunta para llegar a soluciones competitivas con todos los niveles del Estado”.