En el punto más profundo de la caída de la actividad generada por el Aspo para contener el Covid-19, hacia abril del año pasado, la Federación de Entidades Profesionales Universitarias de Córdoba (Fepuc) difundió un relevamiento que hizo en un universo de 6.600 profesionales para medir el impacto de la crisis entre los trabajadores con ese perfil. En ese momento, el diagnóstico era dura, ya que graficaba que el 45% de los profesionales habían perdido más del 80% de sus ingresos y otra porción importante más del 40%.
En abril de este año Fepuc volverá a monitorear esos datos para conocer de cerca cómo están hoy los ingresos y la economía de las familias de los profesionales. No obstante, el sondeo anterior dejó información cualitativa para tener un perfil de esa población y, entre otros datos, se sabe que el 68% de los trabajadores factura pos sus servicios, el 70% son el principal sostén de su hogar y que casi todos, 9 de cada 10 no se vieron alcanzados por las medidas del gobierno para contrarrestar los efectos de la crisis.
A casi un año del inicio del aislamiento PERFIL CORDOBA dialogó con Nora Vilches, presidenta de la Fepuc para tomar su impresión sobre la situación de los profesionales cordobeses. Bioquímica de profesión, Vilches asegura que los trabajadores que dependen de su profesión siguen sin recomponer su nivel de ingresos, a la vez que estuvieron afectados como amplios sectores de la población, pero que por su condición particular muchas veces no accedieron a subsidios o ayudas estatales.
“Arrancamos de antes de la pandemia, muy golpeados. Venimos perdiendo desde hace tiempo poder adquisitivo. Nosotros estamos desregulados, entonces salvo los que están en relación de dependencia o con el Estado, el resto no tiene posibilidad de negociar salarios. Los mínimos éticos son sugeridos. Eso ha hecho que en el devenir de los años se haya ido perdiendo, en la gran mayoría del universo profesional, frente a la inflación”, afirma.
Y remarca que “la pandemia nos hizo mucho daño en el sentido de la perdida de trabajo y del salario, salvo en el sector salud. Pero en el sector salud fue poner el cuerpo y se sigue poniendo ahí. Con la apertura de actividades volvió la posibilidad de trabajar, pero no se llegó a alcanzar los niveles que había pre pandemia. Salvo salud, para las profesiones independientes la capacidad operativa se redujo, también por el impacto de los protocolos y eso afectó todo. Hoy estamos en el mes 14 del 2020”.
-El año pasado los números que relevaron fueron muy malos, ¿cómo está la situación de los profesionales hoy?
-Hoy por lo que percibimos, la capacidad de poder de adquisitivo sigue muy mal. Surgieron competencias desleales y hay otros aspectos importantes como los profesionales afectados por Covid que han tenido que dejar de trabajar o siguen con secuelas. Y en general hay que decir que las mujeres profesionales han tenido una carga extra por el home office. Hoy estamos sacando nuestras propias conclusiones de lo que nos ha pasado. Se nota entre los profesionales un agotamiento físico y emocional muy marcado. Hay muchos factores múltiples a elaborar.
-El año pasado el Estado intervino con fondos vía ATP o IFE. Hoy siguen algunos Repro para pocos sectores, ¿podría haberse extendido más el apoyo?
-Creo que si se extendía para los profesionales de las categorías más bajas del monotributo habría sido de ayuda. Sin embargo, nosotros difundimos mucho las ayudas del Estado y no hubo mucha adhesión. En principio la gente no adhería a las líneas de créditos porque el profesional no quiso endeudarse. Es un sector que esta como la mortadela del sándwich, no le toca la ayuda porque para rico es pobre y para pobre es rico. Las condiciones de acceso a las ayudas tenían que ver con una disminución en la facturación del mismo mes que el año anterior y entonces había gente que no calificada, pero porque por el efecto de la inflación la facturación a lo mejor era un poco superior a 2019. Eso los dejaba afuera de la ayuda.
-¿Hay muchos profesionales por debajo de la línea de la pobreza?
-El año pasado el 70% estaba por debajo de la línea de pobreza. Hay un pequeño porcentaje que gana bien, pero la mayoría está al límite o tiene que trabajar en distintos lados. Los resultados son bastante desalentadores en los últimos años, la línea nuestra se va achatando y se va diferenciando de los acuerdos salariales de convenios colectivos. Nosotros medimos IPC Córdoba y ya en 2019 habíamos perdido 21 puntos en el nivel de ingresos frente a la inflación. Eso se agravó el año pasado.
-¿Cómo imaginan el 2021 para los profesionales?
-Creo que va a ser complicado. Va a depender mucho de la disponibilidad mundial de vacunas. En tanto y en cuenta nos podamos vacunar…encima va lento. Empiezan las clases con presencialidad, hay que vacunar docentes, seguridad, esto hace que el resto de la población económicamente activa va quedando más relegada, no vamos a conseguir la inmunidad de rebaño. El otoño empieza en un mes y no sé si vamos a llegar al invierno con inmunidad. Si viene la segunda ola, otra vez vamos a tener restricciones, pero también hay un hartazgo de la gente. Nosotros no alentamos el cierre, hemos trabajado en los protocolos, el problema son las clandestinidades. Me consta que se hace esfuerzo desde el gobierno para que las cosas funcionen, pero la mochila está más pesada para todos, algunas consideraciones para profesionales habría que tener porque nos afectan las generales de la ley. Pero hay que pensar que un crédito al 24%, como nos ofrecían el año pasado, es algo enorme para quien vio perder su trabajo.