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CóRDOBA
El humor al poder

Mejor que prometer es desdecir

6-10-2019-Fernandez
Alberto Fernández ya pareciera que fue elegido, ya fue investido y que incluso ya empezó a desdecirse de las promesas que había realizado. | Fino Pizarro

En esta semana, la presencia casi simnultánea de dos de los candidatos presidenciales, Mauricio Macri y Roberto Lavagna, nos hizo acordar de que estamos viviendo la campaña previa a las elecciones del 27 de octubre. Y es que las encuestas son tan unánimes en cuanto a pronosticar un triunfo de Alberto Fernández, que pareciera que ya fue elegido, que ya fue investido y que incluso ya empezó a desdecirse de las promesas que había realizado.

En estos días, pidió a los pilotos que no hagan paro, denunció una presunta corrupción en la gestión que lo estaría precediendo y aseguró que va a promover la llegada de inversores externos. Sólo le resta firmar un decreto de necesidad y urgencia para recibirse de presidente.

Por su parte, Mauricio Macri se comporta como si fuera un vocero de la oposición y lanza propuestas que nos hacen dudar sobre si la Casa Rosada no fue habitada por un impostor durante los últimos cuatro años.

Como aspirante a la reelección, acusó de panqueques a algunos industriales, anunció que todos los alumnos de escuelas públicas tendrán acceso a internet y se comprometió a instrumentar beneficios impositivos para las pymes. Apenas si le faltaría cantar la marcha peronista para sacar chapa de militante del campo nacional y popular.

Durante la caravana del “Sí, se puede” en el interior de  Córdoba, Macri estrenó la frase “la vamos a dar vuelta”, algo que a mi humilde entender no lo beneficia, porque a la gente eso le trae recuerdos de aquellos asados que hoy han sido reemplazados por milanesas de soja al horno, osobuco hervido o, para los más pudientes, costeletas de cerdo en la parrigás.

Después, el mandatario se apresuró a aclarar que su apelación al espíritu heroico era asimilable a dar vuelta la derrota de Boca ante Ríver por las semifinales de la Copa Libertadores. Hizo muy bien en subrayar la metáfora futbolera, así los electores se sacan de la cabeza ese matambrito de ternera que, en vez de ocupar las cámaras frigoríficas de los carniceros, por su precio hoy merece ser exhibido en las vidrieras de las joyerías, junto al queso mantecoso y el aceite de oliva.

Siete días atrás, el éxito del radicalismo en los comicios para elegir gobernador en Mendoza le dio a la coalición oficialista un respiro imprescindible para recuperar el entusiasmo perdido. Sin embargo, el presidente del PJ Nacional, José Luis Gioja, relativizó el valor de esa victoria al señalar que los mendocinos siempre fueron “medio gorilitas”. Enfadado, el titular de la UCR, Alfredo Cornejo, respondió sin pelos en la lengua, por más que desde el peronismo adujeron que no les consta lo que sucede con la pilosidad en el resto del cuerpo del actual gobernador de Mendoza.

Como una especie de acto de provocación, Alberto Fernández recibió en su búnker a un grupo de intendentes y jefes comunales radicales, que gobiernan en distintas localidades de la provincia de Córdoba. Dicen que cuando Ramón Mestre se enteró, se enojó tanto que sus allegados pensaron que se le había perdido la camiseta de Talleres firmada por el Cholo Guiñazú. Encumbrados dirigentes del Suoem y la UTA no pudieron evitar sentirse celosos, porque perciben que ni con un paro por tiempo indeterminado habrían logrado desatar una ira semejante en el alcalde cordobés.

Finalmente, vuelvo a aplaudir con ahínco la forma en que Juan Schiaretti mantiene su ecuanimidad con respecto a Fernández y Macri, aunque la mayoría del peronismo cordobés tenga hacia Alberto más gestos que Jim Carrey en “The Mask”. A pesar de todo, yo le aconsejo a su equipo de asesores que vaya insertando en su discurso algunos mensajes subliminales.

Por ejemplo, “nosotros vamos AL FRENTE…”, “AL VER TOdo lo que hemos hecho...” o “queremos ser PARTE…”. De esta forma, el gobernador le haría un guiño al postulante pejotista, sin que por ello su lista corta se encoja más que un luchador de sumo adentro de un Fiat 600.