Cada vez más son las voces de los economistas que advierten la “falta de sostenibilidad” de la deuda pública argentina en el largo plazo. ¿Qué significa exactamente esta alerta técnica y cómo impacta en el bolsillo del vecino?
Cálculos realizados por PERFIL Córdoba en base a datos oficiales e información en tiempo real documentada por el sitio observatoriofiscalfederal.org.ar arrojan que el conjunto de la deuda pública nacional (sin provincias) sumada a la deuda tomada por la Provincia de Córdoba y el Municipio de la capital provincial asciende a un total de US$ 329.355,85 millones, de los cuales el 99,27% son de responsabilidad nacional.
Si se valora ese volumen de endeudamiento per cápita resulta que cada ciudadano de la ciudad de Córdoba debería involucrar unos US$8.582 para sostenerla, lo cual significa alrededor de ochos salarios mensuales (tomando como referencia el sueldo privado promedio de $22.000). Para un cordobés del interior provincial, el peso se alivianaría apenas levemente: unos US$8.427.
A este nivel de endeudamiento, Argentina se transformó en el cuarto país más endeudado de América Latina, detrás de Uruguay, Brasil y El Salvador.
Al cierre de 2017, la deuda total trepó ya al 53% del PIB, según estimaciones del estudio de Orlando Ferreres, y este año superaría el 60%. Si se compara con los últimos 20 años, la era de la convertibilidad menemista finalizó con un endeudamiento del 35% del PIB y el kirchnerismo, del 39%.
Esta política ¿es sostenible? “Creemos que no, pues va a crecer casi 15 puntos el coeficiente de deuda sobre el PIB en tres años, lo que ya sería peligroso”, asegura Ferreres. “Hacia 2020, la deuda neta se va a estabilizar en 27,5% del PBI y va a tender a descender “, confió el ministro de Finanzas de la Nación, Luis Caputo. La apreciación parece demasiado optimista toda vez que se comprueba que de acuerdo al propio programa fiscal del Gobierno, en 2019 la deuda todavía significará un 65% del Producto.
Carrera vertiginosa. Conforme el ritmo que trae la toma de endeudamiento nacional, se trata de un pasivo que está creciendo a razón de US$1.137 por segundo, según muestra el Observatorio Fiscal Federal. En esa misma fracción de segundos los ingresos nacionales crecen más rápido –a US$5.449 por segundo–, pero el tema es que los gastos le vienen ganando la carrera y aumentan a una velocidad de US$7.000 por segundo. Allí radica el principio del gran problema a desactivar.
Por otro lado, en momentos en los que el dólar se convirtió en un “valor ultra volátil”, bien vale empezar a repasar, también, en qué moneda se ha tomado el total de deuda con que ahora cargan los argentinos y los cordobeses, en particular. De la deuda nacional, el 75% esta emitida en dólares y 25% en moneda local; además, si hubiera algún problema con los acreedores, el 27% de esa deuda habrá que tramitarlo con legislación extranjera.
En cuanto a la Provincia, la exposición al dólar es altísima dado que el 95% se contrajo en esa moneda. Por su lado, la administración municipal tiene 81% de su deuda en el billete verde.
Dead line exigentes. Otros datos importantes a considerar son los montos y plazos de vencimientos, aquellos que anuncian cuánto y cuándo hay que honrar deuda para evitar el mal endémico que ha tenido la Argentina (los defaults).
En este sentido, la deuda nacional tuvo en 2017 muy altos vencimientos de capital e intereses (superaron los US$80.000 millones); en 2018 se relaja de manera apreciable la carga (son algo más de US$28.000 millones). A partir del 2019 y hasta el 2025 hay vencimientos cada año que promedian los US$22.000 millones. En Provincia y Municipio, los vencimientos de la deuda considerada arrancan este año y se prolongan hasta el 2024, agregando a ese monto un 0,75% más.
¿Qué significa concretamente esto? Si se calculan esos vencimientos anuales per cápita, implica que, por los próximos siete años, cada cordobés debería poner unos US$549 ($ 11.000 al año) sólo para sostener los servicios de deuda de los tres niveles de gobierno.
De promesas y default. Que un gobierno se endeude no es, por sí, una política distorsiva; el tema es qué se hace “en el mientras tanto” que se toma deuda. ¿Qué se hace con qué? Con cuatro cuestiones que son básicas para la sostenibilidad de la deuda: el déficit, las exportaciones, las reservas y la competitividad de la economía.
Como dice el economista Daniel Marx, “no hay un momento en el que uno dice que se está pasando un hito de sostenibilidad, sino que depende de todas esas condiciones” antes mencionadas. Marx lo explica: “Hoy hay un crecimiento de la deuda por el desequilibrio fiscal y la falta de competitividad, y como la vulnerabilidad aumenta es importante mantener la dirección de la economía”.
Esa dirección incluye, centralmente, dos promesas dadas tanto por el presidente Macri, como por el gobernador Schiaretti y el intendente Mestre: control del gasto y reducción de presión impositiva. La primera hace a la reducción del déficit y la segunda a la competitividad de la economía.
Es crítico que los responsables de gobierno cumplan esta vez con estas dos promesas medulares. De lo contrario, “las agencias de rating de deuda, o sea las que estudian el cumplimiento argentino de nuestras obligaciones, nos ponen una nota de B-, es decir un valor muy próximo al de default”, alerta Orlando Ferreres.
Entre las promesas y el próximo default… los gobiernos tienen la palabra (y la responsabilidad).