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CóRDOBA
PRIMERA TRABAJADORA TRANS EN LA JUSTICIA CORDOBESA

“Nuestra inclusión laboral depende de decisiones y espero que esto se replique”

Lara Godoy se incorporó como contratada a la Fiscalía Federal 1 para cubrir una vacante. Trabaja en el equipo de Trata de Personas. Es su primer empleo formal.

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LARA GODOY. “Desde los 18 años ejercí el trabajo sexual. Siempre supe que tendría un fin. Por eso me preparé para cuando se aprobara el cupo laboral trans”, dice la sanjuanina que en 2005 vino a Córdoba. | Fino Pizarro

El jueves pasado Lara Godoy ingresó como empleada contratada del Ministerio Público Fiscal de la Nación a la Fiscalía Federal 1 de Córdoba. La conmueve contar que en sus 38 años de vida es su primer trabajo formal. Es la primera mujer trans que se incorpora a la tradicional y aristocrática Justicia cordobesa. Por muchos motivos, está abriendo caminos y es signo de tiempos de integración.

Lara es oriunda de San Juan. Se instaló en Córdoba en 2005, donde completó el secundario en el Cenma 70 (funciona en el edificio del Jerónimo Luis de Cabrera), gracias al plan Fines. Egresada, obtuvo una beca en la Universidad Siglo 21 para iniciar la tecnicatura de Relaciones Laborales gracias a un convenio con la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia, a cargo de Alejandro Escudero. La carrera quedó inconclusa porque se dedicó a la militancia y la ayuda a sus compañeras trans, a través de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (Attta), en especial después de que Azul Montoro, una de sus amigas más cercanas, fue asesinada.

El de Azul también fue un caso testigo. Por primera vez la Justicia calificó como femicidio el crimen de una mujer trans.

—¿Cómo llegaste a la Justicia Federal?

—Fue un tejido de redes a nivel nacional. Supimos que el fiscal Enrique Senestrari tenía interés en incorporar a una mujer trans en su oficina para cubrir una vacante. Mandé mi currículum y después de un par de entrevistas salió la resolución y me incorporé el jueves pasado. Es un contrato por tres meses, con posibilidad de ser renovado. Para mí es una oportunidad excepcional. Jamás en mi vida tuve un trabajo formal. Es el primero. Desde los 18 años ejercí el trabajo sexual. Obviamente que siempre supe que tendría un fin, por eso me preparé para cuando se aprobara el cupo laboral. Gracias al decreto del Presidente (Alberto Fernández), el fiscal toma esta decisión que espero se replique en todos los organismos del Estado.

—¿Hay resistencias?

—Sí. El nivel de inclusión laboral trans depende de voluntades y toma de decisiones. Hace mucho venimos pidiéndola en la ciudad de Córdoba. Siempre hay ‘peros’. No se lograba. Por eso es importantísimo que el Presidente lo decida por un DNU. Ojalá se dé también en los organismos nacionales, provinciales y municipales.

—¿Cómo te recibieron en los tribunales?

—Súper bien. Todavía no conozco a todas y todos mis compañeros. Por el contexto sanitario, trabajan con modalidad presencial reducida. La mayoría lo hacemos a distancia. Yo comencé a hacer una capacitación.

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EN TRIBUNALES. El jueves se incorporó al equipo del fiscal federal Enrique Senestrari. Su función estará vinculada a la
Trata de Personas.

—¿Cuál es tu tarea?

—Integraré el área de Trata de Personas. Pienso que podré dar un aporte importantísimo porque ejercí el trabajo sexual y conozco, sé discernir cuándo hay un proxeneta y cuándo una mujer decide trabajar o es sometida.

—¿En esos 20 años padeciste trata o conociste a víctimas?

—No específicamente. En el último año del secundario (en San Juan) comencé mi transición. Cuando expuse mi identidad de género a mi familia y a compañeros del colegio recibí mucha violencia. Por eso no pude terminar mis estudios. La situación se hizo insostenible. En aquel momento no había mucha información y ser trans era sinónimo de drogas, de lo peor. Mi familia se negó. Por eso decidí irme de mi casa. Y tuve que ejercer el trabajo sexual porque no tenía otra forma de vida. Conocí lo que implica la persecución policial. En San Juan había un código contravencional que era de ropa opuesta al sexo y prostitución peligrosa. Padecí otro tipo de violencias. Caí varias veces presa por esas contravenciones.

—En tu historia hay resiliencia. 

—Tuvimos la oportunidad de prepararnos. Pude superarme. Hay muchas mujeres trans que no pudieron superar los golpes de la vida. Y a muchas el cupo laboral las deja afuera. Las que tienen más de 40 años quedan excluidas. Por eso militamos la ley integral trans que incluya vivienda, trabajo, salud y educación. El proyecto está en el Congreso para ser debatido.

—¿Alguna vez imaginaste que trabajarías en la Justicia?

—Cuando era chica soñaba con ser abogada, pero jamás imaginé que terminaría trabajando aquí. Estoy muy feliz. Todavía no caigo.