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ECONOMIAS REGIONALES

Oferta productiva local, más chica que la de Santa Fe y de Mendoza

Lo detalla un trabajo de la Fundación Mediterránea sobre la diversidad y complejidad económica de las provincias. El desafío es producir y exportar con valor agregado.

02-12-18complejidadeco
DEUDA PENDIENTE. La cantidad de productos exportables de valor subió en Córdoba respecto de la última medición, pero sigue lejos de su mejor registro. | Cedoc

Córdoba cuenta con un perfil productivo que, en líneas generales, ha logrado diversificarse y ganar terreno en la difícil tarea de llegar a mercados externos. Lo ideal es que ese portfolio de productos tenga dos condiciones para poder dar sustentabilidad a la presencia en el concierto de la demanda externa: que sea variable y que alcance características de valor agregado. Contar con productos diversificados supone la ventaja de reducir el impacto en los vaivenes de los términos de intercambio. Los productos con más valor, incorporación de I+D, tecnología y know how, deja mejor parados ante los grandes oferentes de commodities como China o India. Una forma de medir la diversificación y el peso del conocimiento productivo es la complejidad económica de una región.

Así, se espera que “las regiones que pueden sostener una gran cantidad de conocimientos productivos, al disponer de conocimientos sofisticados y únicos, pueden producir una gran cantidad de productos, incluyendo a los productos complejos que pocos países pueden hacer”. Ese marco conceptual es parte del Índice de Complejidad Económica de las Provincias Argentinas (Ecip) cuya actualización, al 2017, estuvo a cargo del economista Gerardo Alonso Schwarz del Ieral de la Fundación Mediterránea.

Índice. En línea con el concepto principal, se destaca que para producir y exportar una mayor cantidad de productos de alta complejidad es necesaria una mayor disponibilidad de habilidades y capacidades productivas locales. En función de estos preceptos se elaboró el Ecip que ayuda a diagnosticar el nivel de complejidad en la estructura exportadora de cada provincia. “La importancia de dicho índice radica en que tiene cierta capacidad predictiva para determinar a dónde se puede mover el desarrollo entre las regiones y hacia qué productos e industrias debe apuntar cada provincia para aumentar su complejidad de acuerdo a su actual nivel de conocimiento”, explica el trabajo. Así, para que las provincias potencien su desarrollo, deberían enfocarse en fortalecer la expansión productiva hacia actividades que aumente su complejidad económica. “Los distritos con mejores índices de complejidad son Capital Federal y San Luis. Córdoba y otras provincias como Buenos Aires están en un segundo pelotón, pero por encima del promedio nacional. La complejidad es importante porque está asociada a los niveles de ingreso. Las regiones con mayor complejidad logran mejores ingresos para sus habitantes”, explica Alonso Schwarz.

Portfolio local. En cuanto a la diversidad de los productos de cada provincia, el trabajo subraya que hay una gran disparidad entre las diversidades de los estados provinciales, con los casos extremos en la provincia de Buenos Aires que tiene 163 productos con las características analizadas (un valor FOB por encima de los US$ 50 mil y con presencia relativa importante en el mercado internacional) y Tierra del Fuego con tan sólo 12 productos. Aquí también Córdoba se ubica en un segundo lote, con 66 productos, por detrás de Santa Fe (con 70 productos) y de Mendoza (con 67) y por encima de San Luis (61) y Entre Ríos (57). Poniendo el acento en la evolución, la diversidad de productos de Córdoba aumentó de 63 a 66, pero cayó respecto de su valor máximo de 82 productos de 2010.

Por otra parte, los tres productos con mayor complejidad exportados con ventajas comparativas en el 2017 fueron los “compuestos con funciones nitrogenadas”, “motores de émbolo, motores diesel o semidiesel”, “enzimas; preparaciones enzimáticas”, y por otro lado, los tres productos con menor complejidad exportados en el 2017 fueron “cueros y pieles, de caprino, de porcino, de reptil y demás animales”, “semillas y frutos oleaginosos”, y “ceras vegetales, cera de abejas o de otros insectos”. “Como conclusión pensando en las políticas públicas la reflexión es que si queremos crecer hay que exportar mayor cantidad de productos y productos más complejos. Hay que fortalecer la formación de capital humano, de innovación, de clúster, y la interacción entre instituciones”, apunta Alonso Schwarz.

Salieron y entraron 
Del período 2016 a 2017, se dejaron de exportar cinco productos, entre los que se destacan “instrumentos y aparatos de pesar, básculas y balanzas para comprobar o contar piezas”; “semilla de girasol” y “papas frescas o refrigeradas”. Durante el mismo período, se comenzaron a exportar “volframio tungsteno” y sus manufacturas, “ácidos grasos monocarboxílicos industriales; aceites ácidos del refinado; alcoholes grasos” y “helados”.