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Viraje histórico

Petro pone a Colombia en otra sintonía regional

Por primera vez en más de 200 años el país será gobernado por un político de izquierda. El triunfo del Pacto Histórico abre expectativas en sectores postergados y tiene un valor añadido más allá de las fronteras, en especial en Venezuela.

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PRESIDENTE. En su tercer intento, Petro llegó a la presidencia de Colombia. Recibió más de 11 millones de votos. | CEDOC PERFIL

“Nosotros vamos a desarrollar el capitalismo, no porque lo admiremos, sino porque tenemos primero que superar la premodernidad en Colombia”, dijo entre otras frases el hombre que acababa de ganar el balotaje y convertirse, con más de 11,2 millones de sufragios a su favor, en el presidente más votado de la historia de ese país.

Gustavo Petro, con 62 años y dos intentos previos fallidos (en 2010 y 2018) derrotó por más de 700.000 votos y tres puntos porcentuales al excéntrico empresario de la construcción Rodolfo Hernández, una suerte de Trump tropical que había cosechado adeptos con un discurso anti-política y una efectiva campaña en redes sociales.

Pero más que a su rival de la segunda vuelta, Petro derrotó a un establishment que trató por todos los medios de impedir su llegada, la de un líder de izquierda por primera vez, a la Casa de Nariño.

El mandatario electo, quien asumirá sus funciones el 7 de agosto en reemplazo del derechista Iván Duque (un delfín del expresidente Álvaro Uribe Vélez), tiene grandes desafíos urgentes por delante si quiere hacer realidad lo que prometía al final de los discursos de campaña para “las generaciones condenadas a 100 años de soledad, que tendrán una segunda oportunidad”.

Admirador del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, Petro adoptó el alias de “Aureliano” cuando integró la guerrilla del M-19, desmovilizada a inicios de los ’90. Hoy, sin dejar de reivindicarse como revolucionario, el economista y ex alcalde de Bogotá pregona un pragmatismo y reivindica una nueva izquierda no dogmática.

Su carismática compañera de fórmula y vicepresidenta electa, Francia Márquez, promete que el que llega será “el gobierno de la gente de a pie, de los nadies y las nadies”. El escenario local e internacional, sin embargo, no serán espacios tranquilos para el próximo gobierno.

Abanico de urgencias. “Primero tendrá  que unir al país, porque este país quedó dividido casi en 50 y 50 y Petro tiene que gobernar para todos; ese sería el primer desafío”, dice desde Bogotá el periodista y politólogo colombiano Wilson Cabrera, consultado por PERFIL CÓRDOBA acerca de las prioridades del próximo gobierno.

“El segundo desafío creo que es una reforma fiscal, porque la situación es muy complicada después de la pandemia en Colombia, como en muchos países, y entonces tiene que solucionar temas como el déficit. Otro reto es luchar contra la desigualdad social y la pobreza, que fue parte de lo más fuerte de su discurso electoral y también es clave. Por otro lado, creo que también es prioritario el tema de la educación, sobre todo para tratar de rebatir el problema del desempleo juvenil, que fue una de las causas del estallido social de hace más o menos un año”, resume Cabrera entre las urgencias a atender en el frente interno.

Wilson destacó lo que está haciendo Petro en aras de un acuerdo político donde se incluyan varios partidos para poder avanzar en sus reformas. “Es importante que el Partido Liberal, que tiene una importante presencia en el Congreso, anunció que se va a sumar al futuro gobierno; eso le da más herramientas para avanzar”.

-¿Y el proceso de paz? ¿Se avanzará con Petro en aquellos puntos que se estancaron con Duque o parecieron involucionar respecto de los acuerdos firmados en 2016 por Juan Manuel Santos y las Farc?
-Va a avanzar más que con Duque, pero creo que es un proceso a largo plazo. El cumplimiento de los acuerdos de paz demanda gran cantidad de recursos que en este momento el país no tiene. Hay compromisos grandísimos en materia de proyectos productivos, de reforma agraria, es un trabajo bastante extenso. Si se cumpliera plenamente el acuerdo sería la llave para la paz en Colombia. La guerrilla del ELN podría sumarse a la negociación como grupo insurgente. Las disidencias son otra cosa; son bandas criminales más ligadas al narcotráfico que a otra cosa. Las disidencias de las Farc o grupos como el clan del Golfo son grupos delincuenciales sin ningún tipo de ideología. En el caso del ELN, en cambio, es reconocido aún como grupo insurgente…

Sin dogmatismos. En un contexto signado por las grandes expectativas que genera en sectores postergados de su país su llegada al poder, Petro deberá hacer un difícil equilibrio para conciliar lo necesario para la gobernabilidad pero sin defraudar a quienes confiaron su voto y esperanzas a la fórmula del Pacto Histórico.

Similares, aunque no tan acuciantes, son los dilemas que plantea el frente externo al nuevo mandatario colombiano.

“Otra de las prioridades de Petro debe ser reorganizar la política internacional y las relaciones de Colombia, muy complicadas por cómo las manejó el gobierno de Duque. Concretamente hablo del tema Venezuela, donde la inexistencia de relaciones diplomáticas motivó que no haya vínculos comerciales y en la frontera esto causó muchísima afectación económica”, señaló Cabrera. “Ahí ya ha dado pasos importantes, ya se comunicó con (Nicolás) Maduro, ya anunció la reapertura de la frontera con Venezuela que es muy importante para el país en general, porque Venezuela era el segundo socio comercial de Colombia después de Estados Unidos”, prosiguió.

Según la perspectiva del periodista colombiano consultado por este medio, Petro será pragmático a la hora de gobernar. “No lo veo metiéndose en temas ideológicos o haciendo un eje con Maduro o con (Daniel) Ortega o con Cuba. Lo veo como alguien de izquierda que piensa en Colombia y toma decisiones pragmáticas en materia internacional, como abrir la frontera y tener relaciones con Venezuela porque finalmente el gobierno venezolano está encabezado por Maduro; lo de (Juan) Guaidó es un invento medio absurdo. Es decir, creo que Petro no va a caer tanto en el dogmatismo ideológico. Con Estados Unidos incluso, veo más cercanos a Petro y a (Joe) Biden que a Duque y Biden”, concluyó Cabrera.

El rebote en Venezuela. Más allá de las fronteras colombianas, si hubo una capital pendiente de lo que sucedía el domingo pasado en el balotaje esa fue Caracas. “El impacto en Venezuela implica un cambio del cielo a la tierra… El gobierno pasa de una relación muy conflictiva, de confrontación con Iván Duque, a tener ahora un aliado como Gustavo Petro. Éste, en algún punto de la campaña, tuvo un tono crítico hacia Maduro y cuestionamientos en materia de derechos humanos, pero en todo momento se ha mantenido en disposición de reanudar las relaciones bilaterales”, dijo PERFIL CÓRDOBA una analista venezolana con presencia en cadenas internacionales de noticias.

“Para el gobierno venezolano es ganar un aliado cercano, un aliado vecino en donde antes tenía una voz muy crítica y dura como lo fue Duque en su gestión. Para la oposición es totalmente lo contrario. De tener en Duque un aliado, uno de los más fuertes después de Estados Unidos, ahora cambia el tono y el discurso. Y cuando aludo a la oposición me estoy refiriendo al caso de Guaidó porque era él quien tenía una relación más estrecha con Colombia, que lo reconocía como ‘presidente encargado’”, explicó la fuente consultada.

Expectativa en el vecindario. El triunfo de hace siete días del Pacto Histórico tuvo repercusión global pero se celebró en muchas sedes de gobierno latinoamericanas. Desde Andrés Manuel López Obrador en México hasta Grabriel Boric en Chile o Alberto Fernández en Argentina saludaron la nueva era que se insinúa en Colombia. También Pedro Castillo en Perú o Luis Arce en Bolivia.

Entre los gobiernos que sintonizaban con el uribismo de Duque, un Guillermo Lasso jaqueado por las protestas indígenas a poco más de un año de asumir no habrá tenido tiempo de dialogar con su nuevo vecino. Y en el gigante de la región no fue Jair Bolsonaro, sino Eduardo, su hijo diputado, el que interpretó los resultados como funestos. Su descalificadora diatriba hacia Petro se completó con un insólito mapa donde colocó símbolos comunistas, con la hoz y el martillo incluidos, sobre Bogotá y casi todas las capitales latinoamericanas.

Así, uno de los más excéntricos integrantes del clan Bolsonaro inscribió otro capítulo de la campaña sucia de cara las elecciones del primer domingo de octubre en Brasil.

Para esas presidenciales, las encuestas dan como claro favorito hoy a Luiz Inácio Lula da Silva, quien fuera dos veces presidente y cuyo eventual regreso al Palacio del Planalto es esperado por muchos mandatarios, para relanzar proyectos de integración en un mundo convulsionado. Claro que esa historia empezará a dilucidarse en los capítulos por venir.