El viernes el Ejecutivo nacional confirmó el envío al Congreso de la Nación del proyecto de ley para la reestructuración de deuda por US$ 44.000 millones que la administración anterior contrajo con el FMI.
Mientras en las últimas horas sigue escalando la fractura en el seno de la coalición gobernante sobre la conveniencia o no de apoyar el acuerdo -–con dos videos con la voz de Máximo Kirchner se tensiona aún más la previa del debate-– entre economistas y analistas del mercado no hay grieta: Todos coinciden en que el acuerdo de refinanciación de deuda es el único camino posible para comenzar a trazar una senda de estabilización de la macro.
El cronograma de pagos del acuerdo anterior era insostenible: el deal que acordó el macrismo exigía pagos por US$ 19.000 millones este año y por US$ 21.000 millones en 2023. El 22 de marzo era el día ‘D’ al que no se podía llegar: un vencimiento por US$ 2.800 millones que las inexistentes reservas netas del Central de Miguel Pesce simplemente no podían afrontar.
Como se sabe, el acuerdo de Servicio Ampliado del FMI (Acuerdo de Facilidades Extendidas; EFF, por sus siglas en inglés) incluye 10 revisiones que se realizarán de manera trimestral durante dos años y medio. El primer desembolso se ejecutará luego de la aprobación del programa por parte del directorio del FMI y el resto se hará luego de completarse cada revisión. El período de repago de cada desembolso es de 10 años, con un período de gracia de cuatro años y medio, lo que implica comenzar a pagar la deuda a partir de 2026 y hasta 2034.
“Es fundamental para dar alivio y no llegar a una situación catastrófica que podría haber sido la cesación de pagos con el Fondo. Se evitan muchos males. Pero es un programa de aguante, por 30 meses. Plantea un esfuerzo fiscal mucho menor al que se exigía en 2018, se pide un tercio del ajuste que hizo la gestión anterior en el mismo período de tiempo. Lo que tenemos que entender es que, aún siendo un acuerdo light, no es fácil de cumplir porque la reducción de subsidios va a ser muy costosa debido a que los costos de la energía van a ser más altos”, plantea el economista Lucas Navarro.
En esa línea, y según su visión, señala que el Fondo hubiera preferido otro tipo de programa, de mayor duración, que hubiera requerido reformas para resolver problemas estructurales que tiene el sector público.
Para Germán Fuentes, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Belgrano, la idea de esta refinanciación del Stand By otorgado en junio de 2018 es alcanzar las obligaciones pautadas con el FMI ajustando los bolsillos de los argentinos lo menos posible y, al mismo tiempo, lograr un consenso político y social de forma tal de llegar al 2034 habiendo servido la deuda: “Las metas de crecimiento y de reducción del déficit creo que son posibles de cumplir. Pienso que haciendo bien las cosas y con un poco de viento a favor es un acuerdo viable. Es fundamental que tenga el apoyo político. Nadie quiere estar adentro del Fondo, pero afuera tampoco podés estar, porque no conseguís financiamiento externo y sos un paria”, dice.
Fuentes apunta que cuando el mercado vea que se empieza a cumplir con el Fondo y se apunta a bajar la inflación, la reducción del Riesgo País llegará: “El driver crucial sigue siendo la inflación. El Riesgo País mide la sensación térmica de la macro y si las variables macro comienzan a acomodarse, los capitales llegan solos por las tasas de retorno que les das”.
Desde la firma Dracma, los economistas Agustín Arreguy y Candelaria Sánchez Ginipro analizaron el acuerdo en un podcast para clientes. Para Arreguy, “es bueno para el corto (plazo), pero un acuerdo con el FMI sin plan económico hace que este problema lo tengamos en 2025. El acuerdo implica mayor presión impositiva y mayor endeudamiento público. La menor emisión va a ser tomada a través del mercado de crédito por el Tesoro, desplazando al sector privado en el mercado de deuda local. Estos lineamientos pueden ser un lastre. Para alguien de afuera, el acuerdo que se selló es un acuerdo que le quita credibilidad al FMI. Argentina no puede estar sin acuerdo, pero con acuerdo y sin plan económico no cambia nada”.
Sánchez Ginipro remarcó que el programa busca combatir el eterno problema de la inflación a través de una reducción del financiamiento monetario y con un enfoque de tasas reales positivas: “El gobierno ya está empezando a subir las tasas, pero lejos de que sean positivas. Un punto que hace ruido es el que plantea el mejoramiento de las finanzas públicas. Esto se haría a través de una reducción de subsidios energéticos para achicar el gasto y a través de la eficiencia y el cumplimiento tributario. Eso es muy dudoso, hay que tomar esta parte con pinzas”.
Qué pueden esperar las provincias. Hace poco más de un año, Córdoba logró refinanciar su deuda externa por más de US$ 1.700 millones y pactó los próximos vencimientos con sus acreedores externos para diciembre de 2023. Ante el escenario de refinanciación de Argentina cabe preguntarse qué implica el acuerdo para los subsoberanos y cómo puede ayudar este nuevo marco a las provincias, sus compromisos de deuda y la factibilidad de salir a tomar crédito a los mercados voluntarios internacionales.
“Creo que el fortalecimiento de reservas contemplaría eventualmente disponer de fondos para que las provincias puedan hacer frente a los compromisos. Pero es clave lo que pase con el Riesgo País. Hoy está en más de 1.850 puntos y debería bajar considerablemente, cerca de 600 para que podamos analizar salir a los mercados. Lo ideal sería lograr una reducción fuerte para que las provincias puedan ir a los mercados a refinanciar sus deudas. Las provincias pagan unos puntos más por encima de lo que paga la Nación”, plantea Navarro.
–La refinanciación de Nación no le abre a Córdoba la puerta de los mercados internacionales, sino que va a depender más de una reducción fuerte del Riesgo.
–Totalmente, por eso digo que es una buena noticia el acuerdo, pero, por otro lado, no resuelve los problemas de fondo que tenemos y no mejora las perspectivas de mediano y largo plazo.
Para Fuentes, en cambio, el acuerdo puede generar un efecto derrame en las provincias. Pero reconoce la importancia de trazar el camino para la reducción del Riesgo País: “Al fin y al cabo, lo que se ve desde afuera es el Riesgo País. Hoy está casi en 1.900 puntos básicos pero a fines de 2017 tocó los 347 puntos, cerca de converger con Brasil. Creo que el acuerdo puede ayudar a las provincias, es viable. Incluso el boom que vimos en la obra pública y con los PPP, que después se dieron de baja, se dio por la fuerte reducción del Riesgo País”.