“Con cinco elecciones en seis meses, la gente va a ir más veces a votar que a la carnicería”, me dijo un colega con ironía al enterarse de la fecha fijada para los comicios en la ciudad de Córdoba, que finalmente se realizarán el domingo 23 de julio. Antes de firmar el decreto correspondiente, el intendente Martín Llaryora habría solicitado opinión a El Panal y a miembros de su propio equipo, pero también a expertos en fases lunares, tarotistas, coaches ontológicos, videntes, psíquicos y espiritistas, lo que explica la demora en anunciar el día de la votación, porque esa corte de asesores no se habría puesto de acuerdo sobre si era mejor que la luna estuviese en Capricornio o en Acuario.
Desvelada esa incógnita, que parecía más difícil de resolver que la conjetura de Poincaré, lo que resta saber ahora es qué hará Rodrigo de Loredo, quién estaría a punto de viajar a Grecia para consultar su decisión con el Oráculo de Delfos. Algunos periodistas que no pueden más de la ansiedad le habrían preguntado al ChatGPT si el radical se presentará para la intendencia o la vicegobernación, a lo que la inteligencia artificial habría respondido: “Qué se ió”. Enterados del asunto, ejecutivos de OpenAI habrían solicitado que no trascienda el episodio, por el desprestigio que esto podría significar para una tecnología que aspira a cambiar el mundo, pero que no estaría pudiendo predecir cómo se comportará uno de los componentes de la ‘fórmula perfecta’.
De Loredo estuvo el viernes acompañando a Horacio Rodríguez Larreta en su visita a Río Tercero, y juntos asistieron a la inauguración de la feria gastronómica local ‘Quinoto’, algo que ciertos analistas leyeron como que a él las disquisiciones en torno a su nominación le importan un ídem. El jefe de Gobierno porteño dijo en esa ocasión que dolarizar la economía es imposible, “me suena a magia”, pero hay quienes afirman que Martín Redrado, siempre al lado de Larreta en su periplo riotercerense, ya habría pagado la matrícula de inscripción en Hogwarts y estaría tomando clases particulares de quidditch.
Ante la suba del costo de vida, del dólar y del riesgo país, quizás Alberto Fernández pensó que era necesario que algo descendiera y así fue como bajó sus aspiraciones a ser reelecto, una postulación menos creíble que la de Rafa Di Zeo a la presidencia de Boca. Después de que Fernández hiciera el trascendental anuncio a través de un video en sus redes sociales (probablemente para que nadie lo acuse de abusar de la cadena nacional), el ministro Sergio Massa señaló que el gesto del presidente es una “muestra de generosidad”, pero no aclaró si lo que encuentra generoso es renunciar a candidatearse o evitarle al país un hipotético segundo mandato.
Mientras tanto, en Córdoba el Frente de Todos lanzó un binomio provincial que no parece de fernet con Coca ni de vino con Pritty, sino más bien de vodka con Speed. Una vez obtenida la bendición ‘urbi et orbi’ de Cristina Fernández, se presentaron para encabezar la boleta Federico Alesandri y Gabriela Estévez, quienes no tienen grandes probabilidades de ganar en las urnas, pero que en facha se llevan la victoria unánime. En una provincia donde la alianza oficialista nunca pudo hacer pie, el albertismo y La Cámpora se unen detrás de una propuesta estéticamente intachable, que de lograr buenos resultados podría inspirar el alineamiento de las tribus peronistas argentinas bajo la postulación de Santiago Cafiero y Romina Uhrig.
Después de que trató a una periodista salteña de “burra” y de que calificó de “populista impresentable” a un colega que salió a defenderla, nadie se imagina qué pudo haber dicho en privado Javier Milei acerca de quienes aspiran a encarnar sus ideas en Córdoba, donde a falta de vertientes brotan candidatos libertarios por todas partes. Al comprender que el líder espiritual del movimiento se niega a respaldar a ningún vicario autóctono, los libertarios locales analizan cómo denominar su proyecto electoral frente a la imposibilidad de utilizar La Libertad Avanza. Se estaría especulando con nombres como La Libertad Avanza Pero El León Recula, La Libertad Es Invisible a Los Ojos o In God We Trust, pero por el momento, en un rapto de sinceramiento el demócrata Rodolfo Eiben se resignaría al viejo y (sobre todo) peludo título de Frente Liberal.