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CóRDOBA
CASO SAJEN, OTRA VEZ EN PRIMER PLANO

Ugarte: "Sin el aporte y la ayuda de las víctimas no lo hubiera logrado"

A 16 años del caso que conmocionó a Córdoba, el fiscal que tuvo a su cargo la causa del violador serial repasa los hechos y brinda una mirada sobre la situación actual.

Caso Violador Serial Córdoba
CONFERENCIA Y RECOMPENSA. José Manuel De la Sota y Juan Manuel Ugarte revelaban la identidad de Sajen y ofrecían $50.000 de recompensa. | Cedoc Perfil

“En los últimos años se ha avanzado muchísimo en virtud del empoderamiento de la mujer. Argentina, a través de los tratados internacionales, se ha hecho eco de este empoderamiento, no solo con relación a los derechos sexuales sino que también se ha dotado a la mujer víctima de mayores recursos”, empieza diciendo Juan Manuel Ugarte, actual vocal de la Cámara del Crimen.

Ugarte, que tuvo a su cargo la investigación de la causa Sajen y va a cumplir 44 años en el Poder Judicial de la Provincia, señala que el caso fue una especie de disparador en la sociedad y en las instituciones y puso de relieve la necesidad de adoptar resortes a nivel político y dentro del Poder Judicial. “Hoy, el Poder Judicial de Córdoba cuenta con dos fiscalías especializadas exclusivamente en delitos sexuales. Y así como hay otras que tratan la Violencia de Género, hay dos fiscalías que se ocupan de los delitos sexuales, sin contar el Polo Integral de la Mujer”, detalla.

El funcionario asegura que desde el punto de vista institucional las mujeres están hoy más protegidas y que en los últimos años se ha crecido mucho en ese sentido: “Antes el camino era muy áspero y eso ha cambiado mucho porque ahora, gracias a psicólogos y personal muy especializado, se ha allanado el camino y la mujer no está sola, cuenta con información; luego ella decidirá si hace o no la denuncia”.

Otro de los avances tiene que ver con la creación del Instituto de Genética Forense y leyes de creación de Bancos Genéticos. “Antes todos los exámenes para realizar las pruebas de ADN las hacía el Ceprocor, que era ajeno al Poder Judicial porque dependía del Ejecutivo provincial. A partir de la causa de Marcelo Sajen se traspasó con todo el equipo profesional y ahora es una dependencia del Poder Judicial. En cuanto a la creación de bancos genéticos es importante porque queda asentada, así como la huella dactilar, la huella genética de determinados grupos de personas que han tenido contacto con causas penales. También hay otra ley que registra exclusivamente a aquellos condenados por delitos de abuso sexual, dos leyes distintas pero que tienen espacios comunes”, resume.

La investigación. Antes que Ugarte fuese nombrado al frente de la causa, intervinieron varios fiscales que fueron renunciando, hasta que Vidal Lascano asumió la Fiscalía General y lo nombró al frente de una causa que no solo no avanzaba sino que retrocedía:
“Entre algunas de las situaciones, un fiscal había publicado un identikit del violador serial con el rostro de una persona norteña, que no se adecuaba para nada al verdadero rostro del violador, lo que produjo mucha confusión, tanto en las filas policiales, que buscaban a una persona equivocada, como en la población, que se prevenía de una persona equivocada. A tal punto que hubo personas detenidas porque respondían a ese perfil”.

El 6 de septiembre de 2004 Ugarte asumió la causa de manera exclusiva y trabajó durante tres meses hasta que en diciembre se resolvió el caso que se cobró casi un centenar de víctimas entre 1997 y 2004. “Sin el aporte y la ayuda de las víctimas no lo hubiera logrado. Yo las hacía venir a mi despacho con el mismo calzado que tenían cuando fueron abordadas por el violador serial y de ese modo saqué su estatura. Pude determinar que era una persona morruda, que era medio calvo y petisón”, sostiene.

Con un modus operandi particular, Sajen abordaba a mujeres jóvenes que estaban alrededor de Ciudad Universitaria y Nueva Córdoba, siempre de atrás; no solo las violaba sino que también las robaba. “Además, no solamente las abordaba individualmente, sino que llegó a trasladar a tres mujeres al mismo tiempo hasta el mismo sector del Parque Sarmiento donde ya había violado a otras mujeres”, finaliza Ugarte.


Caso Sajen: del libro a la película

Moroco Colman


Recientemente se reeditó La marca de la bestia, libro que, de la mano de Claudio Gleser y Dante Leguizamón, recrea la causa del violador serial cordobés en más de 500 páginas.

Además, esta semana Moroco Colman estrenó en los cines de Córdoba La noche más larga, un largometraje protagonizado por Daniel Aráoz. “A la película todavía no la vi y del libro lo que puedo decir es que Leguizamón y Gleser cometieron varias inexactitudes. Pero no quiero opinar de ninguna de las dos cosas porque son cuestiones artísticas”, refirió Ugarte, quien volcó todas las cuestiones técnicas de su investigación en un libro de criminología editado por la Universidad Siglo 21.

 

PUNTO DE VISTA
La noche más larga no es La marca de la bestia
Por Dante Leguizamón


Fui a la avant premier de ‘La noche más larga’, la película que toma la investigación periodística que hicimos con Claudio Gleser como base para narrar el caso del violador serial Marcelo Sajen.
No soy crítico de cine así que me voy a guardar mis observaciones como espectador. Llegué al cine con dudas y miedos, pero sin prejuicios y con expectativa. Salí de allí con muchas sensaciones que voy a intentar sintetizar.

La primera tiene que ver con la revictimización. El director pretende denunciar ese proceso que nosotros supimos poner en evidencia en nuestro libro, con la diferencia de que al final de cuentas él, en lugar de denunciarlo, lo profundiza.
Un ejemplo: todas las víctimas aparecen vestidas de manera “provocativa” –recalco las comillas porque es la palabra que usaban los policías cuando las entrevistaban después de haber sido atacadas- polleras cortas, escotes profundos, ropa “insinuante” –otra vez las comillas. Lo cierto es que la gran mayoría de las chicas fueron atacadas cuando volvían de estudiar o trabajar, no cuando iban a una fiesta. El caso de Milena al que el director le pone una pollerita diminuta, es casi una agresión para quien a los 18 años vivió aquella experiencia traumática y -además de sobreponerse a ello como todas las chicas- fue la única querellante de las 94 víctimas identificadas de Sajen.

Otro ejemplo: existe un afán del director por mostrar detalles específicos de los ataques que quizá tengan sentido una vez, pero se repiten de manera innecesaria. ¿Cuántas veces hace falta mostrar que las obligaba a practicarles sexo oral? ¿Es necesario verle el pito al violador en tantas oportunidades? ¿Por qué esos primeros planos? ¿Qué busca esa repetición?

Otro más: como nunca se relata otra cosa que no sean las escenas de violación, la consecuencia es que nunca se les da a las chicas otra entidad humana que no sea la de víctimas. Es decir, a lo largo de toda la película las víctimas son mujeres sometidas, llorando, sin capacidad de reaccionar y en manos de su atacante. Varias de ellas me pidieron que vea la película y les dijera si les recomiendo ir a verla. Tengo en claro mi respuesta: ustedes son mucho más que lo que se ve en ‘La Noche más larga’.

Otro: a la película le falta una mirada de género. Parece no haberse entendido el momento delicado que vivimos y el contexto propicio para tener esa mirada. Lo grave es que en lugar de buscar ese asesoramiento, el film termina escondiendo esa falta con un guiño casi oportunista hacia las marchas de “Ni una menos” y las vigilias en apoyo a la ley de interrupción voluntaria del embarazo. Si el director quería enviar ese mensaje podría haber cuidado a las víctimas en el corazón de la película. La consecuencia es que esos recursos no esconden un detalle evidente. El director parece dispuesto a sacrificar cualquier mensaje (inclusive el de Ni Una menos) en pos de lucirse con sus decisiones estéticas.

Sobre la revictimización hay mucho más para decir, pero además de eso hay otras cosas. Moroco Colman comete el mismo error que cometieron los medios de comunicación de la época a la hora de retratar a Sajen. Un error que nosotros tratamos de revertir con nuestra investigación.

Los cordobeses en aquel momento -y la película hoy- prefirieron perfilar a Sajen como un monstruo, feo, malo y horroroso que atacaba de noche casi como un lobizón. Hacía falta despersonalizarlo, para no hacerse cargo de que era tan cordobés como nosotros. Pero Marcelo Sajen era mucho más que el violador que se retrata en la película. Era un hombre “prestigioso” (otra vez remarco las comillas) en el mundo del delito, pero también era soplón de la Policía. Era un violento y también era un padre querido por sus hijos. Era un marido amado por su mujer y también por su otra pareja. Era un niño golpeado y abusado. En definitiva, fue, vuelvo a decirlo, muchas cosas más que solo ese personaje que se retrata en la película.
Aclaro esto: Daniel Aráoz actúa bien. Muy bien quizás, pero lamentablemente no actúa de Sajen, sino de un monstruo.

Finalmente, es llamativo que los funcionarios del gobierno actual -continuidad del que gobernaba en aquellos años- elogien la película y la encuentren como un supuesta reivindicación a las víctimas cuando fueron parte del mismo gobierno que en nuestro libro denunciamos como cómplices de la impericia, la desidia y la inacción para atrapar al violador.

Hace algunas horas hablé con Milena. Me contó que desde que denunció su ataque hasta hoy (han pasado 17 años) nadie del Estado provincial la contactó jamás para ofrecerle acompañamiento, ayuda o algo parecido a la Justicia. Le pregunté por un texto que el director hizo leer a una de las actrices –en Alemania y en Córdoba- sugiriendo que fue escrito por ella con motivo de la película y Milena me pidió que dijera esto: “No es un texto que escribí para la película porque no la ví. Es un posteo mío de Facebook de hace muchos años que él encontró allí y me pidió usar en su presentación en Alemania. Pero no he visto la película y pido que no usen ese texto como si yo lo estuviera avalando”.

Aunque el título del libro haya sido ‘La Marca de la bestia’, basta leer algunas páginas para entender que nuestro trabajo apuntó justamente a demostrar que Sajen no era un monstruo. Como siempre decimos, si quieren conocer el caso y sus complejidades, les recomendamos leer las más de 500 hojas de nuestra investigación.