La Justicia Federal analiza un amparo presentado por un matrimonio que pidió autorización para realizar, en el marco de un procedimiento de fertilización asistida, el diagnóstico del embrión previo a ser implantado.
La mujer, de 30 años, es portadora de una alteración denominada distrofia muscular de Ducheme, enfermedad que se manifiesta en los hombres. De hecho, sus dos hermanos la desarrollaron y la padecieron también otros familiares.
Al realizar la consulta por esterilidad, el médico que atendió a la pareja recomendó el PGD, diagnóstico genético preimplantatorio, atendiendo los antecedentes de la patología que se hereda por vía materna y se desarrolla exclusivamente en los varones.
Al solicitar la cobertura a la empresa de medicina prepaga, esta admitió la de la fertilización asistida, pero negó la del PGD, señalando que el estudio no está incluido en el Programa Médico Obligatorio y que la petición de la afiliada carece de evidencia científica que avale la técnica, además de plantear objeciones de orden bioética.
Controversia. La demanda es patrocinada por el abogado Luis Eduardo Cáceres. En diálogo con PERFIL Córdoba, el letrado puntualizó que “acá no hay una discusión filosófica ni ética porque la Ley 26.862 y su Decreto reglamentario 956/13 son clarísimos”.
Además, recordó que en todos los procedimientos de fertilización asistida se realiza el PGD para determinar morfológicamente qué embrión o embriones se implantarán. Y los que no se implantan se crioconservan.
“La ciencia les da la opción a los que no son seleccionados, es una práctica que se viene realizando desde el año 1990”, enfatizó al opinar que “es una discusión ya superada”. De hecho, el diagnóstico es una alternativa para identificar anomalías genéticas y cromosómicas antes de la implantación.
Hasta el momento, el Juzgado Federal 2 donde se lleva adelante el trámite recibió declaraciones testimoniales de diferentes especialistas. Se incorporaron las del director del Centro de Bioética de la Universidad Católica de Córdoba, el médico tratante de la pareja que indicó la realización del diagnóstico y esta semana declaró un reconocido genetista. El costo del estudio ronda los $100.000.
Jurisprudencia. Un dato no menor es que ya existen en el país condenas civiles a médicos por negligencia en casos de fertilización asistida en que nacen niños con patologías graves.
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil condenó el año pasado al médico que llevó adelante una fecundación intrauterina, al centro que facilitó los óvulos y al profesional a cargo del banco de semen por los daños derivados del nacimiento de una niña con fibrosis quística.
En el fallo, los jueces tuvieron en cuenta que se efectuaron estudios genéticos únicamente en el donante de semen y, en cambio, no existieron diagnósticos sobre la aportante de los óvulos.
En uno de los párrafos principales de la sentencia, los jueces dejaron en claro que: “Si bien la obligación de los médicos es de medios, el no adoptar las medidas que debió haber implementado para evitar que una niña nacida por medio de técnicas de reproducción asistida padeciera una grave patología genética (fibrosis quística), este tipo de daño lo ha hecho infringiendo una obligación de resultado".
A ello debe sumarse "el incumplimiento de la obligación objetiva de seguridad que lo hace pasible de reproche y que solamente pudo exonerarlo si hubiera acreditado la ruptura del nexo causal, y a este fin no alcanza el consentimiento informado suscripto por los progenitores”, detalla la sentencia.
DISTROFIA MUSCULAR DE DUCHEME
En la acción de amparo, la mujer relató cómo desarrollaron la enfermedad sus dos hermanos. En un caso, los síntomas comenzaron a los 6 años de edad con caídas, pérdida de equilibrio, imposibilidad de correr, síntomas que fueron intensificándose con el tiempo hasta que a los 13 años dejó de caminar.
Actualmente sus miembros superiores están significativamente afectados por lo que su autonomía es limitada. Utiliza una silla de ruedas con sistema multiplicador de impulsos para paliar la falta de fuerzas que necesita para poder desplazarse.
Otro de sus hermanos desarrolló la enfermedad a los 15 años cuando sufrió una caída que le produjo una fractura en un brazo. Perdió masa muscular y actualmente solo puede caminar con ayuda. Hasta el momento no desarrollaron problemas cardíacos, síntomas del estadío final de la enfermedad. Además de ellos, una prima tuvo hijos con la misma enfermedad y un tío falleció a los 35 años, también producto de la patología.
UNA MIRADA DESDE LA BIOÉTICA
En el expediente que se tramita en la Justicia Federal de Córdoba, uno de los especialistas en Bioética convocados planteó una serie de reparos que se pueden resumir en las siguientes reflexiones.
* ¿En el momento de la fecundación, es un ser humano? Lo que se manipula a lo largo del procedimiento, ¿es un ser humano? En general, la fertilización in vitro a esta altura de la ciencia es considerada indubitablemente un avance de la tecnología. Pero el estudio preimplantacional manipula el embrión si se adopta la postura que considera que en un cigoto hay vida.
* Si el cigoto es vida, ¿desde cuándo cabe darle el rótulo de ser humano?
* El problema ético se plantea desde que se empieza a elegir. De tres o cuatro cigotos, se implantan dos, entonces ¿qué se hace con los otros? En la actualidad, en los tratamientos de fertilización asistida se recomienda implantar como máximo dos embriones. Si bien está prevista la crioconservación de los que no se implantan, sobre esos procedimientos y sus consecuencias no hay control. No se sabe si después de 10 años se descongelan y si se autodestruyen. No hay reparo ético para la fertilización pero sí para la manipulación de embriones.
* En casos como el que se plantea acá, el problema bioético está dado por la finalidad del estudio, porque si se sabe que tiene una patología genética, se lo descartará. Se terminará seleccionando según la posibilidad de tener o no una enfermedad.
* La pregunta de fondo es: ¿Quién puede decidir que una persona que posiblemente sea portadora de una enfermedad no tiene derecho a nacer?