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TEATRO INDEPENDIENTE

Una radiografía de la dramaturgia hecha en Córdoba

Cinco dramaturgos cordobeses hablan de los tópicos de sus obras y del teatro hoy. De lo tradicional a lo actual, sus temas abordan el género, la violencia, los vínculos y el amor.

Dramaturgia cordobesa
MEJOR DRAMATURGIA. Quinteros ganó el premio que otorga la Agencia Córdoba Cultura por su obra Par(t)idas. El camino de los elefantes. | CEDOC Perfil

“Hay que escribir páginas que tengan la fuerza de un cross a la mandíbula”, sostenía Roberto Arlt. Y a movilizar, cuestionar, provocar, perturbar, romper el statu quo es la tarea a la que han sido llamados los dramaturgos de todos los tiempos.

Son escritores que ponen en escena contenidos tan diversos como el amor tradicional hasta cuestiones más actuales, como el género, el lenguaje o a la violencia. Y todos, en mayor o menor medida, exponen la realidad social de la época en la que viven, con sus contradicciones, búsquedas y tensiones.

Si bien asuntos como amor o muerte son tratados desde que el mundo es mundo (los consabidos “clásicos”), el teatro también tiende a reflejar en sus obras elementos de la vida cotidiana que acercan al espectador a su realidad actual y lo interrogan.

“Siempre trato de discutir con la mirada del inconsciente colectivo de mi ciudad. A veces, con temas muy presentes en el discurso popular, otras con temas tocados más tangencialmente aunque muy ligados con mi infancia”, señala Marcelo Massa.

Por su parte, Gonzalo Marull explica que sus temas varían con el tiempo, porque el universo personal se va modificando, nutriendo y madurando; pero finalmente los tópicos se repiten. “El maestro Sergio Blanco una vez me dijo ‘solo hay dos temas: estoy enamorado y tengo miedo a la muerte’. Creo que en mis últimas obras con mayor intensidad estos son los temas que me atraviesan y en los que reincido”.

Autodefinido un tanto cambiante y arbitrario en sus elecciones temáticas, José Luis Arce trabaja últimamente en una trilogía basada en información cotidiana que divulgan los medios masivos, “debajo de la cual investigo el moho corrosivo que se acumula en los pliegues y en sus trasfondos”.

Paco Giménez, en tanto, encara en sus obras el costado difícil de lo que resulta hoy entender, resignar y soltar: “Me refiero al sexo, a los géneros, a la educación, al progreso, a la pobreza, al amor”.

Los textos dramáticos, más allá de los universos particulares que conforman, se enlazan con grandes temas de la humanidad: “En esta coyuntura histórica (cambio de siglo) los grandes temas se enfocan a órdenes y paradigmas ya caducos y sistemas de poder que deben caer. En el presente teatral es casi una obligación para los dramaturgos hablar de violencia de género, diversidad de género, de la situación crítica de la mujer en distintas partes del mundo, la inmigración, crisis mundial de recursos naturales y catástrofes naturales, guerras y conflictos bélicos que tienen por detrás el interés de las grandes potencias”, dice Luis Quinteros.

En términos políticos, el teatro sigue siendo una trinchera. “Soy de los que creen que el teatro es político al menos por tres razones: porque se hace en asamblea, porque su firma es colectiva y porque es el arte de la utopía y la imaginación. Por tanto creo que siempre es político. Pero hay épocas donde su contenido también se vuelve directamente político y hasta panfletario, porque hay una necesidad imperiosa de que esto pase, y esta época puede ser una de ellas”, resume Marull.

En materia del rol interpelador del teatro, no todos acuerdan con que éste juegue ese papel. “No sé si ‘interpelar’ es pertinente. El teatro-arte se mueve fuera de los cánones de la teoría de la información. Había un espectador que iba al teatro con sordinas de goma y al empezar la obra, cerraba los ojos. Quería una profundidad de ese ‘encuentro’ que ignoro si podía saciarla en los eventos que elegía. Se trata de ver sobre la enjundia y vigencia del teatro en desafíos de esa envergadura. Elijo ese infinito y no la consigna paternalista o patriarcal de obligarme a un ‘teatro para pensar’”, dice Arce.

Quinteros, en tanto, busca que el espectador se encuentre con una obra compleja, pero no por difícil o críptica sino porque le provoca problemas o dilemas de difícil resolución.

Merodeando temas como la nostalgia, la frustración, el fracaso, la violencia de género, la infancia o el tiempo que atraviesa nuestras vidas y las hace efímeras, Massa insiste en esa búsqueda de un universo diferente y particular en los que crea mundos poéticos cerrados en sí mismos.

Para Marull, lo importante es darle a ver al espectador la verdad dominante, los sentidos de la realidad construidos por el poder; los medios para crear sus propias ficciones: “Intento hacer de él un crítico. El teatro no debe aspirar a convencer a nadie de nada. En vez de adhesión, debe buscar conversación. Pero también tiene que escuchar. El mejor teatro respeta al espectador: espera algo de él. No se conforma con entretenerlo”.

Sobre los aspectos que le resuenan en el momento, Paco Giménez destaca que sus actores (desde los más viejos hasta los más jóvenes) aportan la parte existencial y subjetiva que amplían el cuadro. En cuanto a los aspectos más recurrentes de su obra, el dramaturgo prefiere dejarles ese trabajo a los críticos y espectadores, quienes “seguramente los notarán mejor que yo”.-


Sus obras

- Paco Giménez
Pintó Sodoma. Una obra sobre Pier Paolo Pasolini y la escandalosa equivocación del mundo y traición a sangre, un fresco teatral actuado por jóvenes orgullosos de su idiosincrasia cordobesa.
Peligran los vasos. Es una pieza teatral que trata sobre los riesgos, las estructuras y las luchas.


- José Luis Arce
El cura. Un sacerdote, acusado de pedofilia, hace sus preparativos para presentarse a la justicia. En medio del escándalo, y pese a la incomunicación, las personas más allegadas de su actividad cotidiana lo visitan en una sucesión angustiosa de intercambios que procuran sonsacar los motivos últimos de tamaña oscuridad humana.
Poderte. Una cuenta regresiva contra los deseos. La Profesora y su Alumno frente a dilemas incontestables, perseguidos por la sombra negra del tabú y lo que no se debe. Solo el vértigo ilumina el vórtice donde se leen las claves de una vida pasadera. Siempre se quiere más y distinto. Y no existe interdicción que pueda detenerlo.


- Gonzalo Marull
Se debería llamar elogio del amor. Una pareja sale de vacaciones una semana y llueve todo el tiempo. La naturaleza es una amenaza. Siete días como el génesis. Siete días de creación. Un dormi, un arca de Noe. Salvarse, salvar el amor. ¿Qué es el amor?
Reconstrucción de una ausencia. El protagonista es Jorge Barón Biza, quien fue muy amigo de mi viejo durante 40 años. En este monólogo intento reconstruirlo, aunque no logre salvarlo. La vida de su familia fue una tragedia.


- Luis Quinteros
Clamor de Clitemnestra. Clamor de Clitemnestra es una versión contemporánea del personaje mitológico. Ella, reina de Micenas, fue condenada a vagar por el Hades eternamente. A partir de entonces, en su peregrinaje y como testigo de la historia de la humanidad, se encuentra con otras mujeres desterradas y desarraigadas.

Par(t)idas. El camino de los elefantes. Podría ser la historia de Manuela pero se trata de la construcción de las identidades de sus hijas a través de la reconstrucción del pasado de la madre.