Hace algo más de dos años que vive en Pedregalejo, un barrio del este de Málaga, pegadito a la Costa del Sol, y que trabaja en el club más importante de la ciudad donde nació y pasó su primera infancia antes de radicarse en Córdoba. Martín Viberti es entrenador de fútbol y periodista deportivo, y desde 2015 integra la secretaría técnica del Málaga FC, pero allÍ muy pocos lo vinculan con una profesión o actividad en particular o lo identifican con nombre propio. Para la gran mayoría de los malagueños, Martín es “El hijo del 5”, el heredero de Sebastián Viberti, máximo ídolo de la historia del fútbol de aquellas tierras de cuyo fallecimiento se cumplen cinco años este 24 de noviembre.
“Mi tarea es observar jugadores de Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia, Chile y otros países de Sudamérica, y elevar informes sobre valores que puedan ser interesantes. Al seguimiento lo hacemos desde aquí, ya que tenemos un programa muy completo para chequear todas las ligas, y viajamos cuando es necesario dar el toque final”, cuenta Martín, quien trabaja bajo las órdenes de Armando Mario Husillos, exdelantero de Boca Juniors, San Lorenzo de Almagro y Loma Negra de Olavarría, entre otros equipos.
“El Málaga FC es un equipo importante. En todos los partidos llena su cancha con 40 mil espectadores, pero no tiene esa presión excesiva de los grandes. Aquí no existe esa locura que hay en el fútbol de Argentina”, refiere Martín respecto a la institución que desde 2010 tiene como dueño y presidente a un miembro de la familia real de Qatar: el jeque Abdullah ben Nasser Al Thani.
El mito del malaguismo
Sebastián Viberti nació el 5 de mayo de 1944 en El Crispín, en el departamento Río Primero, e hizo sus primeras armas en el fútbol en San Lorenzo de Córdoba. Luego pasó a Huracán de Parque Patricios y desde allí emigró al Málaga FC. donde jugó entre 1969 y 1974 y fue entrenador entre 1978 y 1980. Más tarde también sería DT de Belgrano y de Talleres, y panelista de TV. Fue reconocido en todos los lugares por los que pasó, aunque fue en Málaga donde alcanzó la condición de “mito”. En esa ciudad llevan su nombre una glorieta y la Puerta 5 del estadio La Rosaleda, donde en cada partido de local los hinchas del club albiceleste, a modo de homenaje, corean el “Vibeeerti… Vibeeerti” en el minuto cinco de juego. “¡En un tiempo hasta había un ´chiringuito’ (una especie de bar playero) con el nombre de mi viejo!”, señala Martín.
“La verdad es que me sigue sorprendiendo que la gente se acuerde tanto de él, teniendo en cuenta que pasaron 40 años desde su último partido en el Málaga. El reconocimiento es permanente, sobre todo de los hinchas que lo vieron jugar. Me cuentan anécdotas e historias insólitas, como por ejemplo que en los 70 y 80 había bares donde la gente que quería tomar un trago largo pedía “¡un Viberti’!”, en alusión al número 47 del calzado de mi viejo”, añade con emoción.
“Tiene que haber sido muy bueno”
“¿El periodismo? Por ahora está un poco olvidado. Realmente no tengo tiempo. Mi trabajo en el club es muy exigente, y además estudio inglés y sigo el curso de entrenador”, sostiene Martín, quien acredita experiencias en varios medios: Radio Universidad, LV2 (“ahí estuve con ‘el Chino’ Torri, un maestro de verdad”), FM Impacto, el semanario “Panorama Match” y el diario “La Opinión” de Málaga. En Córdoba también trabajó como DT en Banco de Córdoba, Deportivo Lasallano, Defensores Juveniles, Universitario y San Lorenzo, donde hizo dupla con “El Hacha” Ludueña, un histórico del fútbol de La Docta.
“Aquí estoy con mi esposa Sofía, que es de Huinca Renancó, y la verdad es que no me puedo quejar. El andaluz, y el malagueño en particular, es muy servicial y muy alegre, y eso ayuda mucho”, añade Martín, quien reconoce que Córdoba le “tira” bastante, ya que aquí tiene a su madre, María Julia, y a sus tres hermanos: Lucrecia, Sebastián y Rocío. “Sé que conseguí trabajo en el Málaga por el buen recuerdo que dejó mi viejo, ya que al lado de él soy un ‘cuatro de copas’, pero también tengo claro que en el fútbol nadie te regala nada y que algún mérito debo haber hecho para seguir en el club”, enfatiza.
“Yo no lo he visto jugar a mi viejo pero, por lo que lo quieren los hinchas del Málaga, tiene que haber sido muy bueno. Además, la gente no se olvida que él estuvo fichado para el Real Madrid y no se quiso ir”, destaca Martín. Puesto a reflexionar desde su propia experiencia, más íntima y familiar, “El hijo del 5” señala: “Sebastián fue un buen tipo y un buen padre, con sus virtudes y con sus defectos. Aquí, en Málaga, todo el tiempo me siento acompañado por él”.
El superhéroe de Antonio Banderas
El 13 de marzo de 2013 es una fecha que Martín Viberti nunca olvidará. Aquel día, Málaga recibía al Porto de Portugal por los 4tos de final de Champions League y el club local tenía previsto un homenaje a su padre. En eso estaban cuando el jefe de prensa le pidió que lo acompañara hacia los palcos, porque allí alguien lo quería saludar. “Llegamos al lugar, golpeamos la puerta y nos abrió Antonio Banderas. ¡Un grande! Me saludó, me abrazó y me dijo algo que me dio un poco de pudor, que mi viejo era Picasso, y que yo debía estar muy orgulloso por lo que fue como futbolista y como persona. Le agradecí, porque varias veces lo escuché decir que su sueño de chico, cuando jugaba en el Málaga, era ser como mi papá. ‘Mi superhéroe es Viberti’ llegó a declarar alguna vez”, recordó.
Meses atrás, el diario “El Sur”, el más importante de Málaga, hizo una nota en la casa de Banderas –actualmente filma un documental sobre Pablo Picasso, otra celebridad de la ciudad- y, entre otras reliquias, mostró tres esculturas del artista local Chema Lumbreras: una de “El Zorro”, otra de “El Gato con Botas” y la última de Viberti. “Es una estátua tallada con la figura de mi viejo, con camiseta del Málaga, pantalón corto, medias bajas, pelo largo, una pelota en los pies y un cigarrillo en la boca. La verdad es que me sorprendió mucho y también me emocionó”, destacó Martín.