Rodolfo Zunino integra la Cámara del Trabajo en la Justicia provincial de Córdoba y es secretario de la delegación local de Justicia Legítima.
Tras la difusión de más de una decena de reuniones en la Quinta de Olivos y en la Casa de Gobierno de los camaristas federales Mariano Borinsky y Gustavo Hornos con Mauricio Macri, mientras fue Presidente de la Nación, la entidad consideró que el hecho reviste “gravedad institucional”.
PERFIL CÓRDOBA lo consultó sobre el futuro de las causas en las que intervinieron y la partidización del Poder Judicial.
—¿Por qué hablan de “gravedad institucional”?
—Porque resquebraja de manera evidente el principio de la independencia del Poder Judicial, un pilar básico de la división de poderes y del sistema democrático. Cualquier persona que sabe que alguien que tiene que juzgar su caso tiene un trato familiar, frecuente, cercano, a su contraparte, siente que tiene escasas posibilidades de que se haga justicia. Además, en este caso estaban en juego causas trascendentes para la vida política del país: no sólo la independencia en términos abstractos, sino concreto, con implicancias para el pueblo.
—Las defensas de Cristina Fernández de Kirchner, Ricardo Jaime, entre otros, han comenzado a plantear nulidades y apartamientos; ¿eso nos privará a los argentinos de saber si hubo o no corrupción?
—Hay que distinguir. Causas como la del dólar futuro o el memorándum con Irán son, por definición, no justiciables. Son decisiones de política económica y de política exterior que podrán gustar o no, ser más o menos acertadas, pero no son justiciables. Eso es básico. De ahí lo tremendo que se haya seguido avanzando en esos expedientes por razones exclusivamente político-partidarias. En el resto, no puedo afirmar de manera tajante que no haya corrupción. Lo que no se puede admitir es un juicio armado. Hay que tener procesos con todas las garantías. Si a partir de lo que salió a la luz se afectan las investigaciones en algunas causas, en el tramo donde estas personas tuvieron intervención, lo que debería pasar es que recaigan en tribunales con jueces honestos que hagan su trabajo y lleguemos a la certeza sobre si hubo o no corrupción en cada caso.
—¿Qué tenemos que esperar del Consejo de la Magistratura?
—Estamos frente a dos casos acreditados, porque es información oficial. Además, no sólo no fue desmentida, sino que fue reconocida por sus protagonistas. Debemos esperar una rápida acción del Consejo en sus facultades disciplinarias. Que aparte a estos jueces, los suspenda mientras se sustancia el proceso y se resuelva lo que haya que resolver en base a esas evidencias. Escuchaba a (Carlos) Pagni decir que las reuniones no sólo sucedieron en la Casa Rosada y en Olivos, sino también en Los Abrojos. Esto no proviene sólo de un sector interesado en mostrarlo. Nadie puede dudar de la afinidad del diario La Nación con Macri.
—¿Hubo ingenuidad en los camaristas Hornos y Borinsky? Es imposible pensar que hayan desconocido cuáles eran los límites en el ejercicio de su estado judicial.
—No creo que haya ingenuidad. Hay un muy fuerte sentimiento de impunidad. Ellos eran la pata judicial de un proyecto político. Tenían que llevar adelante una serie de medidas y creyeron que ese proyecto iba a ser eterno. Eso los llevó a la zoncera.
—¿No cree que la creación de Justicia Legítima ayudó a consolidar, por oposición, lo que usted llama el “partido judicial”, que estaría en las antípodas, y así colaboró a la existencia de una justicia partidizada, ideologizada?
—No, claramente no. No quepan dudas de que hay ideología en el Poder Judicial. Es bueno y sano. Es imposible pensar en jueces y juezas asépticos, salidos de un repollo. Toda persona que llega a la magistratura tiene una historia familiar, personal, profesional y por supuesto que incluye una definición ideológica. Si Justicia Legítima es la contracara de lo que hablábamos recién, le digo absolutamente que no. Eso sólo puede ser entendido así porque todos estos años los medios hegemónicos instalaron la idea de que era ultra-K. Quienes estamos en este espacio tenemos una mirada progresista, no conservadora; pero no somos en absoluto el brazo judicial de ningún partido. Y de hecho hay gente de diverso origen. Uno de los integrantes en Córdoba, (el fiscal federal, Enrique Senestrari) fue quien imputó a un candidato del Frente de Todos, como (Franco) Saillén, y no tuvo empacho en hacerlo. Ninguno de nosotros tendría problemas en accionar en contra de lo que uno podría presumir son los intereses de la gestión actual. Tenemos una idea de la justicia y de lo que debe ser, en particular, la Justicia federal. Es impensable que, hasta hoy, para poder entrar haya que tener un contacto. Es insostenible.
PERFIL
Rodolfo Zunino es camarista del Fuero Laboral desde 2015. En plena crisis política del 2001 fue secretario de Juan Carlos Maqueda, durante su mandato como senador nacional. Antes, integró el estudio jurídico de Luis Angulo, actual vocal del Tribunal Superior de Justicia (TSJ). Asesoró a numerosos gremios.