Por segundo año consecutivo, el Festival “Basado en Hechos Reales” convoca a periodistas, autores y editores a actividades para abordar el género, afianzándose así como el primer festival de no ficción en el país. Los enfoques son tantos como la extensa lista de participantes nacionales e internacionales que llegan al Centro Cultural Kirchner para tomar la palabra.
En esta oportunidad, Sacha Batthyany, Agus Morales y Pablo Perantuono, periodistas y autores de ficción y no ficción, se reunieron en el panel “Editor: ¿Estás ahí?”, donde compartieron sus visiones sobre el presente del oficio y los riesgos que puede significar, tanto para periodistas y escritores como para los propios lectores, que la función del editor pueda disiparse por completo.
En una conversación moderada por la escritora y editora de editorial Planeta Paula Pérez Alonso, los cuatro participantes abrieron el debate al cuestionarse cuál es el rol del editor, puntualmente en un contexto de crisis y replanteo del periodismo.
El editor, una figura que “se está diluyendo”. “El editor de algún modo pone en jaque el narcisismo del redactor, pero por otro lado ayuda con la posible gloria de ese redactor”, comenzó Pablo Perantuono, editor jefe de la revista digital La Agenda.
Sobre el rol, Perantuono considera que “está en franco retroceso”. “Sobre todo en los diarios, porque en las demás publicaciones hay más tiempo. Los diarios entraron en una dinámica de permanente publicación de noticias y es un trabajo vertiginoso. El ejercicio de trabajar un texto se fue perdiendo”, explicó.
Agus Morales, periodista español y director de la revista 5W —que se imprime anualmente, y renueva su web cada semana—coincidió con lo necesario del tiempo a la hora de mantener viva la figura del editor. Esto, señala, vale la pena una vez que se logra una mejor versión de lo escrito. “Conseguir que alguien que ya ha hecho un buen trabajo pueda ser mejor, que brille, es muy satisfactorio”, aseguró.
“Me gusta ver a un editor como un árbitro. Una persona que debe tener un profundo sentido de la justicia”, sostuvo. “Yo intento respetar mucho la mirada del cronista. Hay cosas que son discutibles y cosas que no, no me gusta ser intervencionista. Es importante respetar la mirada de quien escribe”, remarcó. “Nadie enseña a ser editor. Uno se va formando a sí mismo haciéndolo, y con las ganas de enseñar, de ser pedagógico. Ese hilo de pedagogía en las redacciones de hoy se perdió”, estimó Pablo Perantuono. Además, señaló que los tiempos y la forma de acercarse a la información influenciaron a los editores en los últimos veinte años. “Antes el tiempo era otro y la manera de acercarse a la información también”, agregó.
Por su parte, el periodista Suizo Sacha Batthyany aseguró que en Neue Zürcher Zeitung, el diario suizo en donde escribe cada domingo, ese rol ya no existe oficialmente desde 2010. “Tenemos posibilidad de interactuar entre colegas y compartir lo que escribimos, pero el rol de editor no existe de manera oficial desde 2009 o 2010. Yo entrego mis artículos, pero no lo discutimos ni hay feedback”, contó el autor de “La matanza de Rechntiz”.
¿Por qué es importante su función?. Para Batthyany, lo fundamental es la confianza que se genera entre un escritor/cronista y un editor. “Es muy importante la relación de confianza que se establece con un editor. Puede que a veces eso desencadene alguna pelea, pero siempre es para mejor del texto. Ahora que no tengo esa figura presente en el diario es una gran pérdida”, se sinceró.
"Los principales medios siguen una especie de 'dictadura del click'. “Creen que el click es como el rating de la televisión”, opinó Perantuono.
Periodismo y revolución digital. Al proponer esta consigna, la escritora y editora planteó que el mundo digital ofrece constantemente demasiada información, y que, según su visión, los diarios en papel han perdido su centralidad. “Ahora todos podemos publicar. Los diarios ya no marcan la agenda y ha generado algo caótico en un punto, que cambió también los modos de leer".
Frente a esto, su pregunta apuntó a de qué forma deberían modificar los editores el modo de trabajar en los medios. “Antes escuchabas ´lo leí en el diario´, hoy es ´lo dice whatsapp´”, planteó el editor de La Agenda. “Después eso circula, y los diarios en sus portales se suben a ese lugar. Ves noticias que te agarrás la cabeza y te cuestionas por qué están ahí”, opinó.
Al respecto, Perantuono fue crítico y sostuvo que los principales medios “siguen una especie de 'dictadura del click'". “Creen que el click es como el rating de la televisión”, cuestionó. Desde la perspectiva del escritor suizo, el problema se asocia además a que los medios “dan la información de manera gratuita”, lo que definió como “un error histórico”.
Por otro lado, en vistas a futuro, Batthyany destacó que la colaboración entre colegas podría ser una de las alternativas para contrarrestar la ausencia de editores. “Actualmente trabajo con periodistas freelance de todo el mundo, y compartimos información. A veces intercambiamos datos de acuerdo a lo que le sirve a cada uno”, contó.
“Para descubrir una mentira en un medio de comunicación y no caer en una fake news se necesita tiempo o dinero" Agus Morales.
Fake news. El auge de las “fake news” (noticias falsas), coinciden los escritores, llegó en gran parte de la mano de las redes sociales, pese a que consideran que siempre existieron informaciones falsas, y medios que hicieron eco de ellas antes de que tomaran protagonismo las nuevas plataformas.
“Para descubrir una mentira en un medio de comunicación y no caer en una fake news se necesita tiempo o dinero. Si tenés recursos lo podés hacer, destinando personas que investiguen. Si no hay dinero pero hay tiempo, eso permite mirarlo bien y no equivocarse”, opinó el escritor español Agus Morales.
Para él, el fenómeno de fake news tiene que ver también con el rol de los editores. “Precisamente esa es la tarea del editor. No creer nada de lo que te enviaron, comprobar, preguntar, esa es nuestra labor”, afirmó. Consultado por su visión de las noticias falsas, el periodista de Neue Zürcher Zeitung relató una anécdota que vivió en plena campaña electoral, cuando Hillary Clinton y Donald Trump se disputaban la Presidencia de Estados Unidos.
Sacha Batthyany era por ese entonces corresponsal en Washington D.C. para el diario Süddeutsche Zeitung. “Vivía al lado de una pizzería, un día un hombre manejó diez horas desde su casa hasta ese local porque había leído una noticia, que decía que Hillary Clinton dirigía una red de pedofilia, y tenía a niños prisioneros en el sótano de ese local de pizzas al lado de mi casa”, contó.
El hombre manejó hasta el lugar y entró con un rifle, disparó, e increpó al personal “en búsqueda de los niños”, convencido que era una noticia real. “Esa fue la primera vez que viví el impacto de una fake news. Es difícil creer que alguien lea algo así y crea que es realmente cierto”, sostuvo el escritor.