CULTURA
Primer filósofo de la historia

Filosofía en 3 minutos: Tales de Mileto

Se le atribuyen significativos aportes tanto en la filosofía como en la física, la astronomía y la matemática.

Tales de Mileto
Tales de Mileto (624 a.C - 546 a.C), considerado en su época uno de los Siete Sabios de Grecia. | CEDOC

Hasta el momento, Tales de Mileto (640/639-546/545 a. C., aproximadamente) es el primer filósofo que registra la historia, aunque no se sabe con certeza si nació en Mileto (ciudad jónica, hoy Turquía) o en Fenicia (costa oriental del Mediterráneo), según Herodoto. Pero se admite que era un ciudadano de Mileto, para algunos historiadores incluso legislador de esta polis griega. Lo cierto es que Tales seguramente fue muy respetado en la antigüedad porque figura entre los llamados “Siete sabios de Grecia”. Además, se le atribuye conocimientos en matemáticas, ingeniería y astronomía. Herodoto afirma que predijo un eclipse de sol que ocurrió en el 585 a. C., y Aristóteles comenta que, para demostrar que los filósofos pueden enriquecerse si lo desean (aunque ese no es su interés), previó una cosecha excepcional de aceitunas y antes alquiló a precio muy bajo todas las prensas para hacer aceite que pudo, para subalquilarlas a un valor muy superior cuando hubo abundancias de aceitunas.

Aristóteles es una de las fuentes más importantes que se conocen respecto del período en que tradicionalmente se ubica a Tales de Mileto, entre los presocráticos, los primeros que filosofaron, de los que sólo han llegado algunos fragmentos. Aristóteles dice en Metafísica que Tales se encuentra entre aquellos que pensaron “las primeras causas” de todas las cosas –la totalidad de lo existe, el Todo–  a los que llama “fisiólogos”, es decir, que conocen la physis. Esta palabra griega es la que posteriormente se traduce al latín como natura (“lo nacido”, del verbo nascor, nacer), pero physis significa más bien “algo que brota”.  Por lo tanto, Tales es un filósofo que se interroga por el principio (de arkhé, lo primero, lo principal) que está en todo lo que es y sin el cual esa totalidad “física” no existiría. Según Aristóteles, la respuesta que dio Tales a ese interrogante fue un “principio material”: el agua. En realidad, lo húmedo.

La respuesta de Tales de Mileto, con la cual comienza la filosofía, merece considerarse, aunque parezca una ingenuidad, una bobería, algo absurdo. Este principio, lo húmedo, no constituye un elemento creador (para los griegos antiguos la physis es eterna) sino aquello que hace posible que exista una totalidad viviente y que se despliega en ella como el fundamento de su existencia vital. Aristóteles entiende que llega a esa conclusión porque ha observado que en todas las semillas hay agua, pero Tales afirma que ese “principio” se aplica a todas las cosas “físicas”: la propiedad del agua, lo húmedo. Hoy se sabe que el agua está presente en todos los cuerpos vivos que conocemos, y que es primordial para la vida y, sin embargo, ignoramos, porque no se ha conservado ningún escrito de Tales (si escribió algo), qué significaba para él la solución que propuso respecto del origen de la totalidad de lo que hay.

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Según Nietzsche, en La filosofía en la época trágica de los griegos, debemos tomar seriamente la proposición de Tales porque dice algo sobre el origen de las cosas, porque lo hace sin imágenes ni de modo místico y porque en ella está implícito el pensamiento “todo es uno”. Con esto, Nietzsche quiere decir que Tales inventa una forma de pensar que no es ni religiosa ni alegórica ni fantástica ni cognitiva en el sentido de las ciencias particulares. Sin embargo, al decir “todo es agua”, dice también “esto es grande”, “he ahí algo digno de pensarse”, a la vez que nos separa de la mera creencia, de las mitologías, de la pura imaginación, del conocimiento particular de las cosas. Así se funda la filosofía, en suma, ese “amor a la sabiduría” muchas veces escasamente demostrable, y que transforma a quien se deja llevar por ese amar, no en alguien sabio, un sophós, sino en un philo-sophós (palabra utilizada quizá por primera vez por Pitágoras en el siglo V a.C.), literalmente un “aspirante a la sabiduría” más allá de los mitos, el sentido común, los prejuicios y las verdades científicas.   

*Doctor en filosofía, escritor y periodista

@riosrubenh

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