Según la legislación de cada país, los derechos de autor vencen en distintos plazos. Para Argentina, Estados Unidos y la Unión Europea, las obras estás protegidas por setenta años luego de la muerte del autor. Por cincuenta años en China, Canadá y Nueva Zelanda, entre otros. Colombia y España por ochenta y México por cien años. Estados Unidos, con la enmienda Mickey, extiende el derecho de autor por 95 años para las publicadas entre 1923 y 1977, por eso ciertos libros se liberan y otros no, así el autor haya muerto hace setenta años o más tarde. A continuación se enumeran las obras liberadas, luego dos libros bajo esta última legislación. Editores, traductores y lectores en las lenguas nativas de cada autor, dispondrán de estas para todo tipo de uso.
George Orwell, nacido Eric Arthur Blair en la India, escritor británico afamado por sus novelas Rebelión en la granja y 1984. Autor de cientos de ensayos y artículos periodísticos. Socialista, aventurero, anticolonialista y antistalinista, luchó en la Guerra Civil Española. Admirador de Jack London, ejerció innumerables oficios, sufrió pobreza y la mitad de su vida padeció tuberculosis, que terminó por vencerlo.
George Bernard Shaw, dramaturgo irlandés, comparado con Shakespeare, premio Nobel de Literatura 1925, célebre por Pigmalión, obra de teatro que ganara un Oscar adaptada al cine en 1939 y más con la remake de George Cukor, 1964. Su obra ocupó temáticas de época, problema que lo aleja de los nuevos lectores hasta hoy, con ideas sobre la eugenesia, en contra de la vacunación o la admiración por Mussolini y Stalin.
Edgar Lee Masters, abogado norteamericano, poeta, biógrafo, su vida literaria predominó ante la profesión: murió en la pobreza, en un hotel, signado en repetir el éxito y trascendencia literaria de su Antología de Spoon River (1915), reconstrucción del sufrimiento humano en el Medio Oeste a partir de epitafios.
Cesare Pavese. Poeta italiano, traductor, editor y sustento intelectual del sello Einaudi. Signado por las pérdidas afectivas y la depresión, sufrió cárcel fascista, adhirió a la Resistencia en la Segunda Guerra. Entre Trabajar cansa (1936) y Vendrá la muerte y tendrá tus ojos (1951), desarrolló una carrera digna de reconocimiento y soledad. Se quitó la vida en un hotel de Turín luego de recibir un premio literario.
Un inquietante fantasma literario: R.R. Ryan (Cameron Carr, John Galton, D. Bradley), seudónimos de Evelyn Bradley, escritor británico dedicado al terror, tan macabro que un estudio sobre sus doce novelas se titula: “Honor, sadismo y disfunción: el mundo oscuro y demente de R.R. Ryan”. Se creyó que era una mujer y resultó un director de teatro, aunque no es seguro. Se suicidó a los 66 años.
En el marco de libros liberados por fecha, dos obras publicadas en 1925 quedan disponibles. La primera es Metrópolis, novela de Thea von Harbou, escritora alemana, esposa de Fritz Lang, quien filmó en diecisiete meses la mítica película muda donde amalgaman futurismo, ciencia ficción y expresionismo. Lang, en sus memorias, señala que escapar de Goebbels no fue menos importante que escapar de Thea, que así salvó dos veces su vida en un mismo acto.
El gran Gatsby, novela de Francis Scott Key Fitzgerald, es la otra. Adaptada al cine en varias oportunidades, se estima que lleva vendidos en inglés más de treinta millones de ejemplares. En declaraciones recientes, Blake Hazard, bisnieta del escritor, deslizó un deseo inquietante: “Me encantaría ver una adaptación inclusiva de Gatsby”. Estima que representaría la actual diversidad americana. De ocurrir esto, es muy probable que el texto de su abuelo no soporte tal desatino.