CULTURA
Decimoséptima edición

Premio García Lorca de Poesía a la venezolana Yolanda Pantin

La escritora y narradora nacida en Caracas en 1954 recibió ayer la noticia por medio de un llamado telefónico. El premio entrega 20.000 euros.

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Yolanda Pantin (Caracas, Venezuela, 10 de octubre de 1954) es, además de poeta, dramaturga y escritora de literatura infantil. | Twitter

Es la segunda representante de la poesía venezolana en ganar el Premio Internacional de poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca, que entrega la ciudad natal del escritor español. Yolanda Pantin, nacida en Caracas en 1954, recibió ayer la noticia por medio de un llamado telefónico. “Estoy muy emocionada –dijo cuando supo que era la ganadora de la decimoséptima edición del galardón-. Este premio nos rescata a todos los poetas venezolanos, nunca pensé que podría tener tan alto reconocimiento”, le dijo al alcalde de Granada, Luis Salvador. El premio entrega 20.000 euros y los nombres de los candidatos son propuestos por las academias de la lengua de los diferentes países hispanohablantes y otras instituciones literarias. Luego de su compatriota Rafael Cadenas, que lo obtuvo en 2015, desde hoy Pantin pasa a integrar la lista de los ganadores del García Lorca, entre los que figuran la peruana Blanca Varela, el mexicano José Emilio Pacheco, la uruguaya Ida Vitale, la cubana Fina García Marruz y los españoles (que son mayoría) Rafael Guillén, Pere Gimferrer y Julia Uceda, que lo obtuvo en 2019.

El pasado 10, Pantin cumplió 66 años. En su juventud estudió artes plásticas y luego Letras en la Universidad Católica Andrés Bello. Aunque aún sigue dibujando y tomando fotografías, se destacó por la poesía. Desde Casa o lobo, su debut literario en 1981, publicó más de una decena de libros de poesía y otros de literatura infantil. En ese mismo año, junto con otros poetas Pantin formó el grupo Tráfico, que cuestionaba los cánones poéticos en su país y abogaba por una renovación estética. Era la única mujer del grupo, que aportaba una visión de género al conjunto y reivindicaba la inclusión de “temas minúsculos” al repertorio de la poesía, como la vida doméstica, la feminidad anónima, el erotismo y la sentimentalidad. El fallo del jurado destaca el “largo y profundo viaje por los recursos poéticos” y la mirada “novedosa y perturbadora” que la ganadora del García Lorca arroja sobre el mundo.

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Entre otros títulos, Pantin es autora de El cielo de París, La canción fría, La quietud, La épica del padre (uno de sus favoritos, publicado en 2002) y Poemas huérfanos. En 2014, Pre-Textos publicó País, su obra reunida hasta 2011. En 2017, Pantin presentó Lo que hace el tiempo, por el sello Visor, que mereció el XVII Premio Casa de América de Poesía Americana. A fines de los años 1990, la poeta perdió el sentido del olfato. “Curiosamente, la pérdida del olfato coincidió con la salida mía de mí –declaró en una entrevista-. La poesía es un caminar, un recorrido, y hasta ese momento había estado atrapada en mí, ensimismada, con las puertas y ventanas cerradas. Cuando perdí el olfato, se abrieron las puertas y ventanas: entró la luz”. Entre sus poetas preferidos, además de Varela, Vitale y García Marruz (desde ahora, también compañeras de premio), se encuentran el peruano César Vallejo y el español Luis Cernuda. 

Es, además, editora. En 1989 creó el sello Fondo Editorial Pequeña Venecia, donde se publicaron títulos de las venezolanas Tatiana Escobar y Alicia Torres, el argentino Héctor Viel Temperley y la mexicana Carmen Boullosa, entre muchos otros autores hispanoamericanos. Modestamente, Pantin atribuyó el premio García Lorca al camino recorrido desde su juventud y a la impronta poética de la literatura venezolana.

Tres poemas de Yolanda Pantin 

Lecciones de amor y de odio
Cuando una mujer escribe
la letra a sobre la vida
está llorando un niño
algo cuece
sobre una hornilla sin fuego
brazo en el que apoya
su minuto de silencio
un segundo para pensar en algo
curva de la espalda
o matar o piedra
cuando una mujer apoya
la letra a sobre la espalda
está llorando un niño
un niño que la llama
siempre
en la letra a de la ternura
en la letra del odio de la a
que empieza
en el beso que la a termina
cuando una mujer escribe
te ahogo yo te muero
un niño llora sobre el hombro
ella lo abraza
Sólo veía una carretera polvorienta 
como el calor me sofocaba dije basta
y me senté de cara a la ventana
para refrescar mi cabeza que tiritaba
al igual que una onza de gelatina
Con el hilo del sudor
hice un collar
para apretarme el cuello
además
las noches eran tristes
y rojas
tanto
que me dediqué a soñar con los ojos abiertos

Sólo veía una carretera polvorienta
Eran noches nostálgicas
Te dije ahógame
y como no había cuerda
y el hilo en el cuello era invisible
juraste amor eterno
me hiciste una escena de celos

Luego lloramos en voz baja
para no despertar a los niños

Homenaje
Presa de la luz

mi madre bate sus alas ciegas
en la noche

Pequeñas marcas en la piel
agujas, lamentaciones

Se trata de la infancia
tan hondamente perdida

el color del cabello
el óvalo del rostro

Mi madre descansa sobre la pared blanqueada

mientras

en la sed de los espejos
el sueño se fatiga