La justicia no siempre llega. Y en el fútbol, la injusticia es casi una constante. También es cierto que los merecimientos no premian. Este año el golpe de realidad se lo llevó Tigre. Debe ubicarse cómodo en un top five de los mejores equipos de Argentina este 2019, pero a partir del semestre que viene jugará en la B Nacional. Así y todo, hoy está ante la oportunidad histórica de consagrarse campeón por primera vez en la más alta categoría de nuestro fútbol. El rival no será fácil. Boca viene de ganar la Supercopa y nunca pierde esa hambre de títulos y su popular “tiene que ganar todo lo que juega”. Pero Tigre ya mostró no ser una presa fácil. Por el contrario, en la Superliga y en la Copa de la Superliga exhibió un fútbol magistral, revirtió resultados complejos y hasta eliminó al último campeón, el Racing de Coudet, y su bufanda mágica.
“Las finales hay que ganarlas. Y jugando bien. Hay diferentes caminos para llegar al triunfo, pero uno no puede renunciar a todo lo que venimos haciendo”, declaró con firmeza Gorosito esta semana. Con sus rulos al viento, Pipo se transformó en el maestro de esta orquesta que desafinaba y le costaba seguir un ritmo. Desde que llegó a Victoria en febrero, dirigió 16 partidos. Una increíble racha con 10 triunfos, 3 empates y 3 derrotas no alcanzó para cumplir el objetivo de quedarse en Primera, es cierto. También es cierto que la impronta del entrenador quedó plasmada.
Todas las partes de este equipo empezaron a sonar mejor y a desparramar sinfonías hermosas para el público que disfruta de este juego. Sonidos maravillosos salen del circuito perfecto que se genera entre Lucas Menossi, la joya joven, y Walter Montillo, la joya experimentada. El 10 del Matador es para una nota aparte: el crack que se retiró a mediados de 2017 por sus lesiones, luego de convencerlo para que considere su decisión, volvió a jugar y se rompió los ligamentos. Se levantó, peleó y cerró el torneo como una de las figuras. Los ojos de Marcelo Gallardo se posaron en él, pero fiel a su palabra, con la confirmación de la continuidad de Gorosito en Tigre, renovó contrato y jugará en la B.
En esta orquesta que cada partido suena mejor y sorprende con nuevas melodías, Menossi y Montillo no son las únicas piezas. Fede González se consolidó como un gran goleador. Otra promesa del club que supo destacarse es Lucas Janson. En el medio campo, la experiencia y el buen pie de Sebastián Prediger se complementan muy bien con Menossi y asisten a los de arriba. También encontramos otro punto alto con mayor recorrido en el fútbol como Cachete Morales, quien a sus 32 años sigue con su calidad intacta. La defensa alterna edades, pero no rifa la solidez y la seguridad final corre por cuenta de Gonzalo Marinelli, el arquero que se ganó el puesto con grandísimas actuaciones y un carácter impresionante. Y por más que no sea una figura titular, imposible no destacar al Chino Luna, un emblema de la historia de Tigre y esa carta goleadora que sabés que no te va a dejar a gamba.
Tigre encontró en Gorosito a ese director que mejor hizo sonar esta orquesta. De antemano se sabía que Pipo necesitaba un milagro para salvar la categoría, pero alcanzó una meta distinta. Tigre recuperó la dignidad y ganó una identidad. No hubo merecimiento que lo hicieran seguir en la A. Los malditos promedios lo condenaron y hasta lo privaron de jugar la Copa Sudamericana del año que viene. Habrá sido tan grande la injusticia que a raíz del caso de Tigre se volvió a considerar el sistema de descensos en la Superliga. Aún a la espera de una decisión final, quedó en evidencia lo incoherente y obsoleto de los promedios.
El descenso dolió y fue el golpe más duro que recibió el equipo. Se puso de pie y hoy viene a escribir una nueva página en nuestro fútbol. La flamante Copa de la Superliga fue una nueva oportunidad para estos jugadores. Pipo volverá a lucir su sacón de la suerte y a este Tigre de los milagros le queda un recital más para deleitarnos con sus notas de buen fútbol. Rugirá y peleará con sus garras por la justicia que le arrebataron.